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07 de diciembre de 2011


“Los obreros debemos trabajar en silencio”

Hoy 1398 / Crónicas proletarias

Así como en Argentina, la Asociación Internacional de Trabajadores tuvo presencia en otros países americanos. Ya en 1865, un año después de su fundación, la AIT consigna, en un informe que “se han tomado medidas para establecer correspondencia… con Río de Janeiro… con las colonias francesas Guadalupe y Martinica”. Además, hay registros de internacionalistas en México y en la isla de Cuba.

Así como en Argentina, la Asociación Internacional de Trabajadores tuvo presencia en otros países americanos. Ya en 1865, un año después de su fundación, la AIT consigna, en un informe que “se han tomado medidas para establecer correspondencia… con Río de Janeiro… con las colonias francesas Guadalupe y Martinica”. Además, hay registros de internacionalistas en México y en la isla de Cuba.
Sobre este último país, el oligárquico diario La Nación, publicaba una noticia titulada “La Internacional en Cuba”, el 13 de enero de 1872, que reproduce una artículo del Diario de la Marina, de La Habana. Meses después de derrotada la Comuna de París, los internacionalistas sacaban profundas lecciones de la primera experiencia de los obreros en el poder, y de la cruel represión desatada en su contra.
Un documento del “Comité Internacional de Colón, firmado por el “secretario John Winter” decía: “Hace un año que se colocó en Cuba la primera piedra del edificio que soberbio se levanta en el continente europeo y ya los órganos del despótico gobierno que rige en esta tierra nos han arrojado a la cara los más groseros insultos presentándonos a los obreros neófitos como una plaga capaz de destruir los cimientos de la sociedad existente.
“Pero vanos son sus esfuerzos porque desde París a Viena y desde Londres a Barcelona, el número de nuestros hermanos se multiplica, y los recursos pecuniarios de que disponemos para cooperar a la transformación social, que se propone nuestra sociedad, se aumenta, igualmente, de manera prodigiosa. En esta apartada región donde el espíritu de libertad lucha por romper las cadenas que lo sujetan a la dominación española, había de hallar eco la idea regeneradora de la Internacional, y la halló efectivamente”.
Luego advierten los internacionalistas “no inutilizar con una imprudencia nuestras pequeñas fuerzas en Cuba, exponiéndonos a una persecución atrevida e incesante de este gobierno… Observad con inalterable tranquilidad la regla de conducta que os señalamos en febrero… que si la catástrofe de París nos ha costado gotas de sangre preciosa, esa misma sangre ha fecundizado el árbol de nuestra redención política y social. Los obreros de Cuba debemos trabajar en silencio porque los peligros que aquí nos rodean son infinitos…”
Sabio y profundo consejo de los revolucionarios de ayer, que hoy debemos seguir –en cada lugar de trabajo de la ciudad o del campo– los que peleamos por la liberación de nuestro pueblo y nuestra patria.