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04 de diciembre de 2013

Los obreros y el Centenario (2)

Crónicas proletarias

 “¡Estado de sitio en la Argentina! Lo que esto significa hay que haberlo vivido para entenderlo”, decía a principios del siglo 20 Germán Ave Lallemant, dirigente de la corriente marxista de 1890. Así “celebraron” las clases dominantes el centenario de la Revolución de Mayo, en 1910. Con estado de sitio, deportaciones masivas de trabajadores, y 2.000 presos políticos y sociales. 

 “¡Estado de sitio en la Argentina! Lo que esto significa hay que haberlo vivido para entenderlo”, decía a principios del siglo 20 Germán Ave Lallemant, dirigente de la corriente marxista de 1890. Así “celebraron” las clases dominantes el centenario de la Revolución de Mayo, en 1910. Con estado de sitio, deportaciones masivas de trabajadores, y 2.000 presos políticos y sociales. 
De esta manera contestaba el gobierno oligárquico de José Figueroa Alcorta, la oleada de luchas que se sostenía desde mediados del año anterior. Ante los llamados a la huelga por parte de las dos centrales sindicales, CORA y FORA, para el 18 de mayo, el gobierno se adelantó, y el 14 de mayo la Cámara de Diputados resolvió el estado de sitio “por tiempo indeterminado y en todo el país”. Al tiempo que se discutía en el Congreso el estado de sitio, se desató la más feroz represión que se había conocido, impidiendo la convocatoria a la huelga. Fueron presos los redactores de los periódicos anarquistas, los consejos directivos de la FORA y la CORA, y se desató una persecución de las bandas “patrióticas” que duró varios días, atacando los locales de sindicatos y los de La Vanguardia y La Protesta, quemando y saqueando. Todo en nombre de la “Patria”. Los “niños bien”, protegidos por la policía, intentaron avanzar hacia los barrios obreros del sur de la ciudad, pero desistieron al llegar la información de que trabajadores y vecinos, entre ellos muchas mujeres, estaban apostados en los techos, esperándolos.
El propio gobierno usó abiertamente el argumento de la “patria ofendida”, como diría el ministro del interior Gálvez en su informe al Congreso, reivindicando los grupos civiles armados. El diputado Manuel Carlés, fundamentando el pedido de estado de sitio, afirmó “El cuadro que presenta en este momento la república tendría todos los colores de los entusiasmos patrióticos, si no fuera que un punto sombrío, marcado por la parte tenebrosa de habitantes de la república, viniera a mortificar el recuerdo de honor y gratitud que los hombres sanos y honestos hoy festejan”. (La Vanguardia, 14 de mayo de 1910). El periódico del Partido Socialista comenta “El estado de sitio ha sido iniciado por la cámara con el objeto de contrarrestar las amenazas evidentemente descabelladas de un grupo de alucinados…” y remata dolido que “no podía sospecharse que la ofuscación y la ineptitud del gobierno llevaran al país a celebrar el centenario de su libertad al amparo de una ley que la niega”. En próximas columnas veremos las valoraciones que tenían de la Revolución de Mayo y del Centenario los sindicalistas, los anarquistas y los socialistas.