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28 de mayo de 2014

Los obreros y la “gran guerra” (6)

Crónicas proletarias

 La guerra interimperialista desatada en 1914 agudizó los dramas de amplias masas obreras y populares. Se agudizó una desocupación que se venía manifestando ya desde 1913. Frente a esto, desde distintas organizaciones obreras se convocó en la ciudad de Buenos Aires a una manifestación “contra la desocupación y la carestía”, en octubre de 1914. En La Boca se realizó un acto en el que los oradores llamaron “a los obreros a plegarse en sus organizaciones sindicales para afrontar los problemas de su vida y lograr, con su activa y directa intervención, adecuadas soluciones”. Concentraciones similares se hicieron en otras localidades como Río Cuarto.
En 1914 se suscitó un debate entre sectores de las clases dominantes, que demuestra que la preocupación del gobierno kirchnerista por manipular las estadísticas no tiene nada de novedoso. Ese año se realizó el tercer censo de población, para el cual el ingeniero Alejandro Bunge (hermano del diputado socialista Augusto Bunge) propuso introducir preguntas que permitieran conocer la realidad de la desocupación. Los socialistas también habían planteado que el censo incluyera preguntas sobre las condiciones de vida de las familias obreras, sus salarios, si estaban desocupados y por cuánto tiempo. En La Vanguardia (26/9/1913), escribían “para apreciar el grado de progreso de la República no basta conocer el crecimiento de su riqueza ganadera, ni el número de los habitantes que saben leer y escribir. Hay que conocer también las condiciones de vida y de habitación que a la mayoría de los habitantes les están reservadas”.
La comisión encargada del censo, integrada por los popes de la estadística de aquel entonces, desestimó el pedido de Bunge y de los socialistas argumentando que preguntas de ese tipo “en momentos en que el país atravesaba por una perturbación económica que había dejado a muchas personas sin trabajo, habría fotografiado un estado social que no era el normal e inducido a equivocadas deducciones en un país de inmigración”.
Por otro lado, el 9º Congreso de la FORA, en 1915, demostrando hasta dónde había penetrado la prédica revisionista del socialismo frente a los crecientes problemas que acarreaba la guerra, se manifestaba contrario al proteccionismo “por cuanto reconoce que si bien el intercambio libre y universal puede en ciertos casos lesionar intereses circunscriptos de determinados grupos industriales de trabajadores, el proteccionismo representa una forma artificial de concurrencia en la producción que solo puede sustentarse a expensas de las clases consumidoras encareciendo el precio real de las mercaderías”.