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02 de octubre de 2010

Los “progresistas” K

Hoy 1222 / Encolumnados con la falsa propaganda del gobierno

El semanario del Partido Comunista, Propuesta, en su edición del 19 de junio reproduce una declaración de intelectuales y dirigentes sociales y políticos, titulada “Por qué vamos a la plaza”. Gran parte de las afirmaciones allí vertidas son las que viene utilizando un sector del llamado “progresismo” para justificar su alineamiento con el gobierno.
Otras muestran la fina sintonía con la propaganda oficialista, repitiendo los argumentos de la publicidad oficial llamando al acto, por ejemplo que “las retenciones móviles son la única defensa de la mesa popular”. Con lo que quedan por detrás de las históricas posturas del peronismo de control estatal del comercio exterior a través de la Junta Nacional de Granos, y ni hablar de impulsar impuestos a la propiedad de la tierra.
Dicen ser críticos de la política del gobierno, cuestionando “la destrucción del Indec, la construcción del tren bala, la negativa a otorgar la personería a la CTA y la alianza con sectores empresarios que fueron socios de los gobiernos liberales”, pero fueron a la Plaza “en respaldo de la institucionalidad democrática y de las medidas progresivas que enfurecieron a una nueva derecha”.
Acá hay una mentira por parte doble. Esta inmensa lucha agraria que conmueve al país no es una intentona golpista. Al golpismo lo alienta la política oficial en el terreno de las libertades democráticas:  la impunidad en el secuestro de Julio López, que en estos años sólo hayan sido condenados tres genocidas, que se multipliquen los procesados por luchar, los casos de gatillo fácil, o que se apruebe una ley “antiterrorista”.
La otra mentira son las “medidas progresivas”, cuando este gobierno, con una política que lo hace ser “una etapa superior del menemismo”, profundizó la entrega de nuestros recursos naturales, tanto en el petróleo y el gas, los transportes, la minería, la pesca; una política agropecuaria que aumentó de 9 a 16 millones las hectáreas cultivadas con soja, la concentración y extranjerización de la tierra, etc., etc.
Dice la declaración que “un sector de la izquierda que imagina protagonizar una revolución agraria, no cuestiona los defectos sino los aciertos del gobierno”. Dejemos pasar la chicana, y veamos los “aciertos”, entre los que enumera el “saneamiento” de la Corte Suprema, un “drástico descenso de la desocupación, el “aumento del presupuesto educativo”, “el establecimiento de un haber para las personas mayores de setenta años que no tenían ninguno”, entre otras cosas desmentidas por la realidad.
Pero lo llamativo es contabilizar como un “acierto” de esta política “la reconstrucción de la autoridad del Estado luego del colapso de 2002”, afirmado por muchos que se consideran a sí mismos revolucionarios, cuando se sabe que este es el objetivo de fondo de las clases dominantes: terminar con la crisis de hegemonía abierta a partir del Argentinazo del 2001.

Repetidoras de Kirchner
Luego repiten casi textualmente la argumentación de Néstor Kirchner en su conferencia de prensa del 19, mejor dicho la anticipan, al afirmar que “contra toda evidencia se acusa de autoritario y soberbio al primer gobierno que ha prohibido el uso de armas de fuego en el control de manifestaciones y se moteja de represión violenta al desalojo pacífico de la ruta del Mercosur, por la que desde hace tres meses no se permite el tránsito de mercaderías, obligando a tirar millones de litros de leche y toneladas de frutas y verduras”.
Esto lo afirman sin ponerse colorados dirigentes que se dicen de izquierda, mintiendo a sabiendas sobre quiénes son los responsables de que se tire leche en nuestro país, y lo que es peor, abriendo la puerta para el “desalojo pacífico” de cualquier ruta que sea cortada por algún sector popular.
Para sostener esta afirmación, tienen que “olvidarse” de las muertes de Cuéllar e Ibáñez en Jujuy, de los trabajadores petroleros presos de Las Heras, de las innumerables represiones a cortes y manifestaciones llevadas a cabo por fuerzas represivas dependientes directamente del poder ejecutivo como la ocupación por la Gendarmería del Hospital Francés o los ataques de la Prefectura a los trabajadores del Casino para mencionar sólo alguna de las últimas, el “operativo cerrojo” sobre Plaza de Mayo durante el 2005, y una larga lista de atropellos a los sectores populares en lucha.
Triste papel juegan estos sectores, pretendiendo hacernos creer que este gobierno es similar al de Illia, es decir un gobierno reformista, de burguesía nacional, negando su carácter reaccionario y de representante de monopolios petroleros, mineros, grandes terratenientes y pooles de siembra, imperialismos que disputan con los yanquis, etc.