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05 de noviembre de 2014

Los “sucesos” de 1917 en Berisso (1)

Crónicas proletarias

 Hacia fines de 1917, los obreros de los frigoríficos Swift y Armour de Berisso intensificaron sus reclamos frente a la superexplotación vigente, en medio de una oleada de huelgas de obreros de la carne en todo el país. En octubre, los estibadores del Armour habían conseguido aumento del jornal. Los de las cámaras frías agregaron el pago de “tiempo y medio” por las horas extras, lo que fue rechazado por la patronal. 

 Hacia fines de 1917, los obreros de los frigoríficos Swift y Armour de Berisso intensificaron sus reclamos frente a la superexplotación vigente, en medio de una oleada de huelgas de obreros de la carne en todo el país. En octubre, los estibadores del Armour habían conseguido aumento del jornal. Los de las cámaras frías agregaron el pago de “tiempo y medio” por las horas extras, lo que fue rechazado por la patronal. 
A comienzos de noviembre, los estibadores del Swift se negaron a cargar un buque, y a los pocos días se presentó ante las empresas un pliego de reivindicaciones que comenzaba: “1. Jornada máxima y mínima de 8 horas, las que se excedan se abonarán con un 50%. 2. En domingo se pagará jornal doble”. Además reclamaban que no se suspenda personal por falta de trabajo y que “no podrá ser mayor de 70 kilogramos el peso que debe llevar un hombre”. 
Con estas reivindicaciones, más la exigencia de reincorporar personal y de aumento de jornal para los del Armour, se desató una huelga el 28 de noviembre, que con el correr de los días los diarios llamaron “los sucesos de Berisso”.
Entre esos “sucesos” hubo varios enfrentamientos con las fuerzas policiales, tanto en las calles como dentro de los frigoríficos, con varios heridos como saldo. Relatan las crónicas que los obreros, muchos de ellos armados, controlaban las estaciones de tranvía y los establecimientos, para que no entraran carneros. 
La huelga, iniciada por la Sociedad de Resistencia de los Frigoríficos, abarcó a más de 4.000 trabajadores de la carne, y la dirección estuvo en manos de sectores varios, algunos vinculados a los anarquistas, y otros independientes. Con mezquindad, la FORA sindicalista retaceó por no dirigir el conflicto al principio la solidaridad con estos obreros. 
Comenzado diciembre, la huelga se extendió a otros gremios, como los ferroviarios y los marítimos. Mientras los primeros se negaban a transportar tropas, los segundos no cargaban los barcos de los frigoríficos. 
Desde Montevideo, la Federación Obrera Regional Uruguaya alertaba el 15 de diciembre que “con destino a Berisso, en un vapor de la carrera, fueron remitidos 40 carneros”. Los enfrentamientos armados siguieron durante varios días frente a los frigoríficos, tanto que la UCR local, alarmada, pidió la intervención de la provincia. La patronal se mantuvo firme y desató un baño de sangre a comienzos de 1918. “¡Cuántos muertos desaparecieron, sin saberse nunca dónde quedaron enterrados o qué se hizo de sus cadáveres!” escribió el dirigente de los obreros de la carne José Peter.