1 – Primero, la lucha por la vida y las necesidades básicas
Franco, alumno de escuela secundaria: “Disculpe profe por no cumplir las tareas, mi papá no está trabajando y está muy preocupado, yo estoy haciendo lo posible para que a cada maestra/tro le llegue mi tarea”.
Genaro, preceptor de Técnica y profesor de EFI en escuela de Educación Especial: “La desigualdad económica es muy fuerte y pesa. Es grande la cantidad de familias que vienen a las escuelas a buscar los bolsones de comida.”
Stella, profesora de Historia y Ciencias Sociales: “Ni hablar de aquellos a quienes no hemos llegado, que no se conectan (ni hablar en El Pato, zona de quinteros), no sé cuántos, pero son muchos. Hambre, hacinamiento, falta de trabajo en los hogares. Incertidumbre sobre lo que está pasando.”
A más de 60 días de iniciada la cuarentena, los sufrimientos de los sectores populares son enormes. Si bien el gobierno nacional fue tomando medidas positivas de ayuda, quedó claro que las mismas son insuficientes frente a las condiciones de vida y el hacinamiento estructural, agravado por los cuatro años del macrismo. Siempre se ha dicho que las escuelas son la caja de resonancia de estas situaciones, pero la suspensión de clases debía inexorablemente cortar el contacto cotidiano, ese remanso de contención y acompañamiento frente a los problemas, las carencias, el drama social y familiar al cual, con las debilidades pero también las fortalezas de la Escuela Pública, siempre se trata de dar respuesta.
Primero el miedo al contagio y el aislamiento al dejar de concurrir al trabajo produjeron un profundo desconcierto. Superado ese momento inicial, junto a las prescripciones jerárquicas, referidas a la continuidad de la enseñanza por medios virtuales, se fue manifestando en forma creciente la necesidad de retomar el vínculo interrumpido y contribuir a la resolución de los problemas más acuciantes, que ya existían antes del COVID 19:
- Directivos, docentes y auxiliares (alrededor de 2000 compañeras y compañeros en Berazategui) tomaron en sus manos la tarea de distribuir los bolsones que el Servicio Alimentario Escolar entrega cada 15 días (1.728.000 en toda la provincia sobre una matrícula total de 2.381.365 alumnos del nivel estatal; en Berazategui 45.661 sobre 65.000), período que a veces se alarga con los perjuicios consiguientes. Se establecieron redes sociales de comunicación con las familias, las cuales además de informar las fechas de entrega reconstruyen vínculos de relación adentro de cada comunidad educativa.
- Desde las organizaciones gremiales como SUTEBA y ATE se solicitó y se obtuvo del Consejo Escolar la ampliación de la entrega de bolsones a las escuelas de zonas más necesitadas, se organizaron propuestas de donación de alimentos y artículos de higiene, fundamentales estos últimos para evitar el contagio, en coordinación con los movimientos sociales (CCC, Movimiento Evita y otros) y colaborando con los comedores y merenderos, a los cuales muchos vecinos acuden como única alternativa para acceder a un plato de comida. Comedores y merenderos que en la mayoría de los casos no cuentan con la infraestructura necesaria (instalaciones, combustible, cocinas, vajilla). Una parte importante de los docentes asumió con ellos un fuerte compromiso, asistiendo a la preparación de alimentos, trasladando y donando mercadería o efectuando aportes económicos.
- En algunas escuelas de Quilmes y Berazategui se impulsó y se logró la apertura de las mismas para cocinar el almuerzo y entregar viandas, con voluntarios docentes y auxiliares y miembros de cooperadoras y de organizaciones sociales. Esta superación cualitativa del sistema de bolsones está siendo requerida ante todas las instancias de gobierno y debería habilitarse, en momentos en que se acrecienta el proceso de contagios en la región del AMBA, pero hasta el momento se tropieza con una fuerte resistencia política, que aduce razones de seguridad y peligro de contagios.
- En el marco gremial y de los movimientos sociales muchos docentes formamos parte de impulsar y formar parte de la organización de comités barriales y municipales de emergencia que peleen para resolver alimentos, agua potable, elementos de limpieza y resolución de las necesidades sanitarias ante un aumento de la pandemia.
2 – La brecha “socio digital” y la inequidad en tiempos de pandemia
Las clases se iniciaron en la República Argentina el lunes 2 de marzo y se mantuvieron hasta el viernes 13. De allí en adelante se ha venido desarrollando una experiencia de “continuidad pedagógica” en la cual entendemos que, junto a un extraordinario esfuerzo de docentes, alumnos y familias, se puso de manifiesto otro aspecto de la vulnerabilidad de los sectores sociales más postergados, en relación a las condiciones de trabajo educativo en el ámbito familiar y a la conectividad necesaria para “subirse” al aula virtual. En este contexto hace pocas horas dos diputados de Juntos por el Cambio han presentado un proyecto de ley para “asegurar un acceso mínimo a internet para todos aquellos alumnos en situación de vulnerabilidad…mientras dure la suspensión de clases presenciales y garantizando así su inclusión educativa digital”. Hasta aquí el oportunismo político, tras años de no haber dado respuestas. Pero, ¿qué dicen los docentes?
Nancy, maestra de 4° y 6° grado, escuela primaria: “Y resulta que ahora se dieron cuenta que no todos los niñas/os tienen la misma posibilidad de educarse!? Qué irónico. Mientras que para algunos la tecnología fue una herramienta útil para seguir con las actividades de educación, para poder implementar todo lo que los docentes veníamos capacitándonos y poder resguardarnos del virus… para otros profundizó más la brecha de desigualdad en educación, quedaron resignados por falta de herramientas, de tecnologías o simplemente por no poder acceder al wifi gratis para poder ver los videos que aseguran, según los que saben, la continuidad pedagógica. Familias numerosas donde tienen acceso a un solo celular o una computadora, o que necesitan cargar datos para alguna emergencia de llamado”.
Mercedes, profesora de Prácticas del Lenguaje y Literatura, vice directora de secundaria: “En principio coincido en que la educación como ha sido hasta ahora necesita cambiar en muchos aspectos, entre ellos los referidos a la aplicación de las nuevas tecnologías, la manera de dar clases, la forma en que nos acercamos a nuestros/as pibes/as, etc. Pero para que ese cambio resulte «justo» para todxs deberían suceder muchas cosas antes. Como por ejemplo asegurar que esas nuevas tecnologías lleguen a todxs, tanto a alumnxs, como docentes ya que si eso no se da lo único que se lograría es agrandar más las diferencias entre lxs que pueden acceder y lxs que no a las distintas formas de conectividad, conocimientos y sus usos.
Edgardo, profesor de Taller y ciclo superior de Escuela Técnica: “No llega a la totalidad de alumnos/as. Deja de manifiesto la brecha tecnológica entre los que no pueden acceder a PC, Tablet o Celular. Sin conectividad “estable” no hay educación a distancia. El programa Classroom es operativamente lento y tiene muchos aspectos mejorables. El programa Zoom presenta problemas operativos de admisión de participantes.”
Stella: “El problema principal es la comunicación, que no se logra en todos los casos. Además es necesario modificar las actividades para trasponerlas al audio. Realizar recortes de contenido que dejan siempre cosas por desarrollar. Trato de involucrar a las familias, también a las de los alumnos adultos, por ejemplo integrándolas a temas como la fecha del 25 de Mayo, que se aproxima. Elaborar videos con juegos que incluyan cosas de época, costumbres, comidas. Siempre luchando en el juego de intercambio de conocimientos y las limitaciones que nos impone el medio. Contamos, alumnos y docentes, con pocas herramientas y escasa capacitación. Lo positivo es comunicarnos, involucrar a las familias, pero ahí aparecen las profundas diferencias: chicxs que cuentan con buenas compu o celulares, con formación y software y otrxs que te mandan una hojita de carpeta y me preguntan “¿profe usted ve bien la foto, entiende la letra?”.
Nicolás, profesor de Historia escuela secundaria: “Esta situación dejó abierta una brecha socio digital. Me parece importante ver la situación desde lo pedagógico. Desde mi experiencia creo que ese concepto que se quiere imponer, de que los niños y jóvenes son “nativos digitales”, la situación objetiva lo ha desmitificado, ya que los alumnos, aquellos que se conectan, porque hay muchos que no lo hacen, no es que tienen un conocimiento profundo de la comunicación, incluso frente a cuestiones algo complejas como ejemplo con las herramientas como escribir un correo (incluso muchos no tienen mail) o entrar al classroom, no pueden hacerlo o les resulta muy difícil. Cuesta muchísimo. La mayoría no entrega los trabajos pedidos; no saben buscar información aunque les dé una página, o no saben qué hacer con ella. Desde mi experiencia no es positiva la implementación.”
Miriam, profesora secundaria de Biología: “Es tremenda la dificultad de enseñar sin la presencia de docentes y alumnos. La garantía es cada seño y cada profe. Hay que decirlo con la crudeza de la bronca. Está el HAMBRE. Sin internet, con hambre y con la angustia de no poder cumplir. La escuela iguala, pero la escuela presencial. Esta, la virtual, agudiza y profundiza las diferencias.”
Verónica, maestra de grado de primaria: “En la escuela trabajamos centralmente por wasap porque es el único medio que los chicos y sus familias tienen, por el tema de la conectividad, no todos tienen wifi, sólo datos móviles y no todos. Cuando vamos a repartir los bolsones de comida les entregamos los cuadernillos que mando el gobierno, pero no alcanzan para todos, así que hacemos nosotros algunos materiales impresos.”
Genaro: “En principio veo que es muy difícil llevar adelante la educación virtual en el marco de los grupos con los cuales me contacto, con dificultades familiares y sociales, incluso en casos como el de una chica abusada y otros; la conectividad es negativa, en grupos de 20 alumnxs 4 o 5 se conectan.”
Omar, vicedirector y profesor de ciclo superior Escuela Técnica: “El classroom o aula virtual a través de la conectividad presenta diversas tareas: explicación, propuesta de la tarea, trabajo de seguimiento, disipación de dudas y sobre la fecha de entrega donde confluyen los envíos de los trabajos una abrumadora tarea de corrección sobre todo si se atiende a varios grupos de alumnos y alumnas. Algunos o muchos no se conectan, esto depende de las características de la comunidad a la que debes atender. Hay familias con 3 chicos y un celular, están los que le piden permiso al abuelo que vive cerca o a un vecino que tenga la amabilidad de darle la contraseña para poder conectarse. Hay malos servicios de internet, lugares donde a veces no hay señal. Otros chicos van a buscar los cuadernillos a la escuela, pero no es lo mismo. Hay temas que no podés proponerles que investiguen porque son complejos. Puedo filmar la clase frente a la pizarra o acordar una teleconferencia y eso ayuda mucho, pero sería sólo para los que se conectan. La Pandemia profundizó las desigualdades y estas dudas son cruciales sobre cómo seguir hacia otros contenidos de aprendizajes. Uno de esos días en que la escuela entregó alimentos a su comunidad una mamá se acercó y me comenta que su hijo tiene la netbook bloqueada (era del hermano, estudiante de años atrás) y pide si le podemos resolver el problema. Le digo que no tenemos más administradores de red. Entonces pregunta si la escuela no tendrá una máquina para prestar y así su hijo pueda trabajar. Tengo que decirle que no, que hace cuatro años que el Plan Conectar Igualdad no funciona.”
3 – Sobrecarga virtual, docentes aislados y desbordados
El Congreso Nacional sancionó el jueves 21/5 un proyecto de ley legitimando el DNU del Poder Ejecutivo, por el cual se modificó el artículo 109 de la Ley Nacional de Educación, permitiendo la educación a distancia a menores de edad, cuando existan «epidemias, pandemias, catástrofes o razones de fuerza mayor que impidan la concurrencia». La diputada Blanca Osuna, presidenta de la Comisión de Educación, marcó al presentarla los límites del proyecto: «Es una situación excepcional e impone condiciones: aspectos de organización, institucional, la capacitación docente y cuestiones laborales de la educación, que deberían resolverse en los convenios colectivos de trabajo». Mientras tanto, desde el 13 de marzo se fue profundizando un proceso en el cual los docentes, profundamente comprometidos con la tarea educativa, fueron siendo desbordados por las condiciones en que se debía desenvolver la misma.
Mercedes: “En estos días por la situación que estamos atravesando docentes, alumnxs y familias nos vimos «obligadxs” a implementar la manera virtual para dar nuestras clases y que lxs chicxs de todxs los niveles desarrollen sus tareas. Pero lo cierto es que no estábamos preparadxs para ello y día a día son más las exigencias. La tarea docente se volvió agobiante, el horario de trabajo es ilimitado y constante, no sólo es preparar y corregir trabajos sino que además se nos pide completar planillas con estadísticas sobre qué alumnxs hacen o no esos trabajos, quiénes se conectan y quiénes no. Padres desbordados que nos llaman porque no pueden ayudar a sus hijxs, directivxs que exigen estar conectadxs 24hs.”
Nancy: “Todo esto hace también que los docentes estemos en continuo desarrollo de nuestras responsabilidades, atención a cualquier hora, día y consultas de todo tipo, repartiéndonos entre la docente en horario de trabajo, la mamá que está en casa, y las tareas del hogar (recordar), un alto porcentaje de los docentes somos mujeres y, socialmente, cargamos con el trabajo extra de la casa, atención a los mayores y responsabilidad de los cuidados de todos sus integrantes.”
Edgardo: “Se debería garantizar (al menos) una franja horaria de conectividad educativa gratuita para profes y alumnos. Achicar la brecha tecnológica. Desarrollar un programa digital propio, desde el Estado, que incluya teleconferencias, clases virtuales, entrega de trabajos prácticos, planillas de notas y todos aquellos elementos que hacen al quehacer educativo.”
Nicolás: “Desde lo laboral, creo que el trabajo que debemos hacer desde nuestras casas, con nuestros medios propios, con nuestra internet paga y sin ningún gasto por parte del estado o el gobierno, el teletrabajo como forma nueva, sin horarios, 24 horas a disposición, es una nueva forma de explotación laboral. Además es un aislamiento, está el concepto sociológico del “trabajador aislado”, si no estamos juntos, físicamente, no vamos a hacer nada, no vamos a defendernos de esa explotación, en el marco de esta transformación laboral impuesta.”
Miriam: “Me siento desbordada y maltratada por las exigencias. ¿En qué situación? Por un lado no logro que los chicos se conecten por la mañana; está la vida dada vuelta, se termina a las nueve de la noche y a veces recibo devoluciones a la una de la mañana. Gastás lo que no tenés para clases virtuales, por falta de tecnología. Tenemos medios viejos y obsoletos en muchos casos y los chicos también. Estar cobrando el sueldo no alcanza para quedarnos tranquilos. Casi no dormimos. Esto no es Canadá, es el conurbano y nosotros hacemos lo mejor que podemos pero no merecemos ni sobrecargas laborales ni ninguneos.”
4 – La Escuela como ámbito irreemplazable de encuentro educativo y social
“Como la mayoría de los chicos, al comenzar las clases, Felipe (5 años) se levantaba protestando por tener que ir a la escuela. Sin embargo, después de semanas de hacer tareas remotas sin salir de la casa y sin ver a sus compañeros, se despertó y comentó: – Mamá estoy triste. Soñé que podía volver al colegio y no es cierto” (Revista VIVA 10/5/20)
“Priscilla, una alumna excelente de 5° año de escuela privada, me manda trabajos buenísimos, por ejemplo uno en que les pedí que investiguen sobre el positivismo, el movimiento obrero, que lean algo de Marx y que establezcan ciertas relaciones. Pero me dice “profe, investigué todo pero me cuesta un montón relacionarlo, sacar conclusiones”.
Genaro: “La Escuela es ese lugar en el que teníamos relación con los chicos.”
En el transcurso de este largo período y en las condiciones (necesarias) impuestas por las medidas frente a la pandemia, ha ido surgiendo como una realidad incontrastable que, sin desvalorizar la incorporación de elementos tecnológicos a la enseñanza, la imagen de la maestra o el profe, de pie junto al pizarrón, frente a sus alumnas y alumnos, constituye la mejor metáfora del fuertísimo vínculo humano que es la esencia del proceso educativo. Aún más para aquellos niños, niñas y jóvenes que una sociedad profundamente desigual condena a la marginación, el abandono y el aislamiento, los despoja de los derechos humanos esenciales y los empuja a los peligros de la droga, la violencia, la trata y otras lacras.
Nancy: “Este periodo de pandemia demuestra que la escuela nunca va a ser remplazada, el valor de los docentes dentro del aula no se puede ocupar con tecnología, no podemos tener la relación cordial con las familias, darle la mano, sacarle una sonrisa, saber que estamos ahí para escucharlos, abrazarlos o simplemente para reírnos por sus travesuras. La comunicación por WhatsApp, sin invadir sus privacidades, preocupados porque en los hogares de muchos de estos niños se ejerce un clima de violencia cotidiano y el confinamiento puede acrecentar estas cuestiones. Sabemos que la escuela en un espacio de contención donde ellas/os se desconectan de esa realidad amarga y sufrida .La escuela sigue abierta, porque la escuela no es el edificio, la escuela es el vínculo único que se puede generar entre docentes y alumnos en el cotidiano del día a día.”
Stella: “Les mando audios semanales donde les digo que escriban y lean a toda hora, aunque sea poquito, que se tomen el tiempo, que si el día es lindo salgan al sol y después las tareas, que los quiero mucho, que conversen entre ellos. La parte humana es lo principal, lo social en este momento tan atípico, difícil, inédito. La Escuela contacta a todos, nada la suplanta por mejores equipos que se tengan. En las conversaciones en el aula, en cambio, todos aportan, aunque sea un chiste, y la práctica del diálogo hace al conocimiento, a los conceptos. Les contaba un día hablando de la primera guerra mundial que mi viejo se vino de Italia a la Argentina y trabajó en las quintas. Y un alumno sale y dice que el papá le contó algo parecido que le había contado el abuelo. Frente a todas las carencias sociales, y a la falta de escuela, en las video llamadas cuando les hablo y les digo que los quiero, de pronto me contesta el alumno, pero también la madre, la abuela, el hermanito.”
Genaro: “Y a todo eso se suma atender a Lautaro, que está en 2° grado y no quiere más tareas virtuales (los padres tuvimos que hacer un planteo a la maestra porque les mandaba más fotocopias que en todo el año pasado) y extraña a los compañeritos, él quiere ir a la escuela. Nosotros le enseñamos en casa a través del juego, de las manualidades. Creo que la educación hoy pasa más que nada por las familias, pero hoy las familias están destruidas en muchos sectores. Como profe de EFI, junto con otros, mandamos videos por wasap con actividades, se trabaja el doble y no se sabe el resultado, si pensás que algunos alumnos ahora están en un rancho, sin ninguna de las necesidades básicas resueltas… Hemos descubierto a las apuradas una herramienta, la tecnológica, y la usamos sobre la marcha, pero el aula sigue siendo “cuadrada”, allí nos encontrábamos todos, a veces sin nada, ni siquiera con un patio para trabajar, pero todos juntos.”
Miriam: “Los pibes conectados me están salvando. Ellos mismos me dicen que están preocupados por los compañeros que faltan en cada clase, y me preguntan cómo vamos a hacer con ellos. Entonces las cosas fundamentales son los vínculos y el manejo de un proyecto de equidad e igualdad para juntar –ahora y más adelante– un proyecto que junte a los que pudieron estar en contacto con los que no, generar espacios de abrigo e igualdad.”
Omar: “El principal trabajo nos espera cuando volvamos a las clases presenciales, ahora lo que importa es mantener el vínculo con los chicos, alentarlos cuando avanzan y cuando entregan el trabajo propuesto y al reiniciar quizás empalmar los últimos meses del año con los primeros del 2021 para garantizar el aprendizaje de los contenidos mínimos de cada disciplina. En ese contexto la preocupación se profundiza pensando en los estudiantes que deberán recibirse. Los que publicitan el aprendizaje virtual como un gran paso adelante en la educación, no se ajustan a la realidad. Puede servir para algunas tareas, pero hay aprendizajes específicos, experimentales y prácticas educativas en laboratorios y talleres que no pueden reemplazarse por el aula virtual.
“Cómo explicar cuestiones complejas si no llevamos adelante la relación entre teoría y práctica, si no confirmamos en la práctica como criterio de verdad las hipótesis del conocimiento. Algunos dicen que “todo se puede reemplazar por simulación”. El que magnifica la virtualidad desconoce el problema del conocimiento. También dicen que “esto nos obligó a realizar un avance académico”. Lo que quizás posibilitó (y eso depende mucho de las comunidades) es haber acelerado el acercamiento a ciertas herramientas tecnológicas que bien pueden servir, como dije antes, para algunas tareas. Se puede utilizar toda la tecnología disponible, pero eso no reemplaza la relación docente alumno en el aula, en los talleres, relación fundamental, esencial del proceso educativo. Cuando volvamos habrá una tarea titánica para uniformar los saberes.La tarea que nos espera cuando volvamos será enorme y a la vez gratificante porque habrá avidez por enseñar y aprender, en condiciones más igualitarias. Estamos deseosos de volver a todo esto.”
Los testimonios recogidos muestran que la práctica en este nuevo “obrador pedagógico virtual” encuentra a los docentes rescatando en primer lugar, como siempre y como condición imprescindible para todo proceso de enseñanza y aprendizaje, sin desdeñar la introducción de nuevas tecnologías, la relación vincular con niños, niñas, jóvenes y familias, el compromiso con sus necesidades. En un contexto de carencias estructurales agravado por la emergencia, con el instrumento debilitado de la Escuela Pública tras años y años de vaciamiento, pero con la voluntad de seguir luchando por su recuperación, contra viento y marea. Se refuerza, de nuevo, la imagen de la maestra o el profesor frente a su alumnado, en el espacio del salón de clase. Valor que, seguimos resignificando a la distancia, en medio de inmensas dificultades y con el que llegaremos cuando volvamos a encontrarnos todos, en las escuelas abiertas.