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01 de noviembre de 2017

Los derechos consagrados con años de lucha por el movimiento obrero son mostrados a la sociedad como un obstáculo para la generación de empleo y para el crecimiento de la Argentina. Se instala nuevamente que los trabajadores deben ser productivos reanudándose el discurso de la década del ‘90, donde lo único que importa es maximizar la rentabilidad del capital invertido.

Los trabajadores, enemigo principal del gobierno

La reforma laboral de Macri

Es inminente. El gobierno activa una reforma laboral cuyo eje es la reducción de los derechos laborales y el aniquilamiento de la organización sindical.

Es inminente. El gobierno activa una reforma laboral cuyo eje es la reducción de los derechos laborales y el aniquilamiento de la organización sindical.
Se readecua la idea originaria esbozada por su ministro de Trabajo Jorge Triacca de que “al elefante nos lo vamos a comer de a pedazos” en alusión a que la reforma no iba a ser general y la modificación de las condiciones de trabajo podía realizarse a través de la negociación colectiva y con la participación de las organizaciones sindicales.
Los antecedentes de esta modalidad a la baja a través de la negociación colectiva se dieron en los convenios de la actividad petrolera y la introducción del presentismo y la productividad en el convenio de los trabajadores de la Administración Pública Nacional.
Luego del resultado electoral del domingo 22 de octubre del corriente año el gobierno pretende avanzar con todo. Para ello instalaron un discurso que demoniza la jornada laboral limitada y pautada, el contrato de trabajo por tiempo indeterminado como regla, la indemnización por despido, los convenios colectivos, el financiamiento de la salud, la seguridad laboral y la previsión social.
Los derechos consagrados con años de lucha por el movimiento obrero son mostrados a la sociedad como un obstáculo para la generación de empleo y para el crecimiento de la Argentina. Se instala nuevamente que los trabajadores deben ser productivos reanudándose el discurso de la década del ‘90, donde lo único que importa es maximizar la rentabilidad del capital invertido.
De este modo queda evidenciado que este gobierno no avanzará sobre los empresarios ni sobre la especulación financiera. Para el gobierno la única variable de ajuste es el salario y los ingresos a la seguridad social.
Desde esta concepción se pretende reducir o eliminar las conquistas principales de los trabajadores tanto en materia de derechos individuales como colectivos. Socavar las garantías laborales. 
El mercado laboral argentino padece hoy los efectos de un patrón productivo mayormente primarizado y volcado al mercado externo, que ubica el trabajo como un costo a minimizar.
“Al segundo trimestre de este año la tasa de empleo del 41,5% representa un aumento del 0,5% en los ocupados, por debajo del 1,1% de crecimiento de la PEA. Hay un cambio de composición en el empleo a favor de una mayor informalidad laboral. En el último trimestre, y según los datos oficiales, los pocos nuevos puestos de trabajo se basan en la extensión de la subocupación (la tasa pasó del 9,9% al 11% entre el primero y el segundo trimestre de este año). “La desocupación del 8,7% de la población económicamente activa representa las múltiples estrategias de autoempleo de subsistencia, por lo cual quienes demandan trabajo cotidianamente representan el 23,3% de la PEA dado un panorama laboral que precariza al 51% de aquélla.
“El 60% de los ocupados ganan por debajo de los $12.200, lo mínimo para satisfacer las necesidades básicas. La estructura laboral ya funciona con bajos niveles salariales, que en muchos casos implican prácticas fraudulentas de quienes contratan mano de obra”. (Claudio Lozano, Los riesgos de una reforma de las reglas laborales”. (La Nación, 17 de septiembre de 2017)
En Brasil y Francia, las reformas laborales impulsadas por los gobiernos de Temer y de Macron respectivamente incluyeron modificaciones sustanciales en muchísimas disposiciones de la legislación del trabajo. En el caso de Brasil, la nueva legislación laboral no garantiza un mínimo de horas y por ende de salario para el trabajador vinculado a través de esta modalidad. La ley también se adentró en la regulación de las condiciones de trabajo, habilitando que las mujeres embarazadas o con niños lactantes puedan realizar tareas insalubres, y estableciendo el banco de horas como forma de cálculo de la jornada laboral sin necesidad de acuerdo colectivo. Se eliminó los límites a la tercerización laboral y se redujo la indemnización por despido. Además, también incluyó modificaciones en el sistema de justicia laboral, empeorando las condiciones de acceso a la justicia para los trabajadores.
 
Puntos centrales del plan de Macri
El punto central de esta reforma laboral está en debilitar significativamente el poder de los sindicatos en los lugares de trabajo. Los convenios por empresa prevalecen por sobre los convenios por actividad y de este modo muchos derechos puedan ser disponibles a la baja a través de acuerdos individuales o con grupos de trabajadores no sindicalizados (entre ellas se encuentran el fraccionamiento de las vacaciones, las pausas y la jornada laboral, el régimen de horas extras, etc.). Asimismo, se habilita la creación de una comisión de representantes no sindicales que podrán negociar en el ámbito de la empresa. 
Las facultades de intervención de los sindicatos también serán limitadas en el ámbito de los despidos colectivos, que a partir de ahora no requieren de un procedimiento previo en el que intervenga el sindicato. Finalmente, la reforma laboral incluye modificaciones tendientes a debilitar el financiamiento de las organizaciones sindicales.
En nuestro país si bien el proyecto de reforma no se conoce y Macri lo dejó expresamente en una nebulosa en su presentación del CCK el lunes 30 de octubre, dio algunas pistas al insistir con que hay que reducir los empleados públicos, terminar con los juicios laborales, y la necesidad de “modernizar” el Estado. Sin embargo, hay muchas declaraciones patronales y gubernamentales que dan cuenta de la orientación general de las reformas que pretende el gobierno: 
 
  • Contrato diferenciado y precarizado para los jóvenes.
  • Eliminación de las multas que la justicia impone ante el despido de trabajadores no registrados.
  • Eliminación de la indemnización por despido.
  • Eliminación de la solidaridad empresaria ante la utilización de personal provisto por terceros.
  • Convenios de empresa por sobre el de actividad.
  • Acuerdos colectivos que negocien condiciones de trabajo por debajo de las establecidas en el convenio de actividad y en la Ley. 
  • Disminución de los aportes patronales.
  • Aumento de la edad jubilatoria.
El escenario planteado por el gobierno nos impone un urgente plan de lucha que una al movimiento obrero y al pueblo en su conjunto.
Ya sea que la ofensiva sobre las condiciones de trabajo sea a través de una reforma integral similar a la de otros países o por una vía gradual, como aparece ahora a través de la traición, colaboración o silencio de algunas direcciones que pretenden entregar los derechos laborales de su actividad, la reforma debe ser derribada.