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04 de diciembre de 2013

A fines de octubre en la ciudad de Monteros, provincia de Tucumán, se realizó una jornada de trabajo y reflexión sobre los levantamientos populares de fines de los ’60 y principios de los ’70, bautizados por el pueblo como “Tucumanazos”.

“Los Tucumanazos después de 43 años”

Trabajo cultural en el Sur Tucumano

Con más de 35 grados, la jornada se inició en plena siesta tucumana en una escuela secundaria de la localidad a la que asistieron estudiantes de los últimos cursos junto a sus docentes. Allí, expusieron sus trabajos de investigación histórica sobre dos ingenios cerrados a mediados de los ’60 por la dictadura de Juan Carlos Onganía: Santa Lucía y Santa Ana. Cabe destacar que los jóvenes no se quedaron en una mera descripción del pasado, sino que con gran preocupación y seriedad contrastaron lo que en su momento había significado un polo de desarrollo con un proletariado pujante y combativo, con la miseria que invadió la provincia hace más de 40 años y que en muchos ex pueblos azucareros continúa hasta la actualidad.
Horas más tarde, presentamos el libro “Tucumanazos” en el Salón Municipal ante una nutrida concurrencia. La actividad fue organizada por el Instituto de Psicología Social con los auspicios de la Municipalidad de Monteros y el Movimiento Cultural por la Segunda y Definitiva Independencia. La mesa panel estuvo integrada por Silvia Nassif (autora del libro), Josefina Racedo (directora del Instituto de Psicología Social) y Aldo Soldatti (ex dirigente de UCIT). Distintos sectores se dieron cita para recordar: ex sindicalistas, obreros azucareros, cañeros, estudiantes, profesionales. Por momentos y ante las reflexiones de los integrantes de la mesa panel sobre los sucesos de esa época trabajados e investigados en el libro, distintas sensaciones invadieron el auditorio, desde la bronca y el dolor por los compañeros que protagonizaron aquellos levantamientos y que hoy no se encuentran con nosotros, hasta la alegría y el orgullo de sentirnos parte activa de una historia de lucha que continúa. Con la esperanza de saber que es posible y necesario seguir peleando por cambios revolucionarios.
 
Los verdaderos protagonista de la historia son los pueblos
Muchos de los presentes compartieron sus vivencias y sus anhelos de cambios. Así, la realización de esta jornada cumplió con uno de sus objetivos: poner en movimiento el pensar, el sentir y el hacer colectivamente. Significó un encuentro entre distintas generaciones, implicó diálogo y anhelar proyectos. Allí quedó de manifiesto que los verdaderos protagonistas de la historia son los pueblos. Al cierre, un grupo de artistas monterizos ofreció poemas y canciones alusivas al periodo de los tucumanazos.
 
Presentación en Simoca
A los pocos días y a pedido de pobladores cañeros y docentes se presentó el libro en la ciudad de Simoca, emblemática por su tenaz resistencia a la dictadura de Onganía.
La Casa de Cultura Municipal abrió sus puertas a un público ávido y decidido a preguntar. Esta vez fueron los jóvenes profesores de Historia de escuelas de la zona quienes llegaron por la invitación radial y personal. Al cierre, la participación de un joven músico y cantor simoqueño dejó claro qué definía a Simoca: el trabajo de hombres y mujeres en las faenas campesinas.
La mesa de comentaristas del libro de Silvia Nassif se integró con dos generaciones: un protagonista de aquellos sucesos, Aldo Soldatti, ex dirigente cañero, y una docente e investigadora como Josefina Racedo junto a la joven historiadora. La transmisión intergeneracional va haciéndose real. La experiencia y compromiso, compartido por dos sectores: jóvenes y mayores, forman un buen camino para derrotar los mitos y mentiras acerca de lo que logran los pueblos cuando tienen un objetivo común. 
A los que trabajamos en el ámbito de las ciencias sociales y de la cultura este tipo de actividades nos reafirma que es posible conocer de manera rigurosa y científica distintos aspectos de la realidad que han sido ocultados deliberada y sistemáticamente por las clases dominantes, en este caso en particular las luchas de la clase obrera tucumana en defensa de sus fuentes de trabajo. Con ese objetivo lograron aglutinar a distintos sectores populares como los campesinos, los estudiantes, asalariados, etc., en contra de los distintos gobiernos. Esta historia vivida también nos estimula a conocer con precisión los hechos protagonizados por grandes sectores populares y en particular la clase obrera, no por un mero placer académico sino porque a contrapelo de quienes declararon el fin de la clase obrera, seguimos sosteniendo que es ella justamente quien puede encabezar un camino de liberación nacional y social. En fin, porque como trabajadores de la cultura seguimos poniendo nuestros esfuerzos por transformar las condiciones que nos generan malestar, opresión y explotación en pos de una sociedad sin explotadores ni explotados. 
Cerca ya de cumplirse 50 años de las políticas de cierre de ingenios azucareros y de los levantamientos populares de los Tucumanazos, en el presente se reeditan distintos elementos de aquellas luchas históricas: la lucha por trabajo genuino, la lucha por memoria, verdad y justicia por los secuestrados-desaparecidos y asesinados por la dictadura, la pelea de los estudiantes universitarios por la reapertura de los comedores estudiantiles; porque aquellos levantamientos populares Tucumanazos marcaron un camino de liberación que resulta necesario conocer y profundizar.