Después de una intensa campaña de propaganda, el gobierno nacional declaró a la RAM como una organización terrorista y la responsabilizó de todos los incendios en la Patagonia. Así de fácil y así de grotesco. Esta decisión, anunciada con bombos y platillos, lleva un inmenso alivio a los verdaderos responsables de los incendios, porque ya saben que su accionar quedará impune. El gobierno no buscará a esos criminales, porque decidió culpar al pueblo mapuche a través de esa figura mediática que es la RAM. Caso cerrado y libertad para seguir prendiendo fuego.
La fijación de Bullrich (y de Torres)
Cada vez que hay incendios en la cordillera, Bullrich dice que los responsables son los mapuches. Todas sus declaraciones están disponibles en Internet. Por ejemplo, lo dijo a propósito de los grandes incendios forestales de 2020 y 2022, pero la justicia determinó que no fueron ellos los culpables. Se trató de causas naturales o de chispazos producidos por una red eléctrica con problemas de mantenimiento. Bullrich nunca reconoció su error ni se rectificó. Al contrario, cada vez que pudo, volvió a agitar la bandera de los “mapuches terroristas». Su prédica rindió su fruto con el acceso de Ignacio Torres a la gobernación de Chubut. La fijación de Bullrich rápidamente se transformó en la de Torres, que vio en la construcción de este enemigo interno la oportunidad para presentarse públicamente como un líder valiente y decidido, un defensor de los “chubutenses de bien”, un héroe con proyección nacional.
“Miente, miente, que algo quedará”
Ya se sabe, la voz del gobierno siempre es fuerte porgue se difunde con el impulso de recursos de diversa índole. Es plata y algo más (pero, sobre todo, plata). Entonces, no sorprende ver cómo se reproduce acríticamente en muchos medios de comunicación provinciales la endeble y forzada versión oficial de los hechos.
En primer lugar, la RAM es un grupo activista mapuche muy minoritario y prácticamente inactivo.
Lo vuelve a la vida Bullrich, cada vez que puede. En los hechos y desde hace tiempo, no existe.
El gobierno toma como principal argumento para culpar a la RAM unas declaraciones de Jones Huala mediante las que reivindica la lucha armada contra el capitalismo. Pero oculta algo importante: en esa misma ocasión, Jones Huala afirmó que el pueblo mapuche no tiene nada que ver con los incendios forestales y que un mapuche jamás atentaría contra la “mapu’ (madre tierra). Y lo cierto es que, en la cosmovisión mapuche, la naturaleza es sagrada y, por lo tanto, no debe ser dañada.
El recurso de la confusión
Para que la campaña racista sea efectiva, el gobierno promueve dos desplazamientos semánticos claves. Por un lado, el pasaje de “la RAM” a todo el «pueblo mapuche». Así es que los titulares de los medios de comunicación de Buenos Aires repiten “los mapuches son los responsables de los incendios”. Para la desprolija y contradictoria memoria social que construyen.
Realmente, hay que tener muchos más elementos para asegurar que hay grupos de activistas mapuches que decidieron actuar de manera coordinada para producir un desastre ecológico que va en contra de su cultura ancestral y que, además, perjudicaría a sus mismos paisanos, entre otros damnificados. De hecho, en la cordillera, nadie cree en esta versión.
¿Y el negocio inmobiliario? ¿Y el calentamiento global?
El gobernador Torres está apurado para culpar públicamente los mapuches. Para demostrar convicción, realizó allanamientos y habló de «terrorismo». Al parecer, no explora otras vías. Por ejemplo, la Ley Bases (que él y su partido apoyaron) derogó la ley que establecía una prohibición de 60 años para poner en venta territorios incendiados. Por una simple cuestión de responsabilidad política, no debería descartar esta posibilidad: que haya grupos que estén provocando incendios con el fin de llenarse los bolsillos mediante un negocio inmobiliario que, ahora, es legal. Si esta posibilidad fuera cierta, estos criminales están felices en estos momentos, al ver que el gobernador culpa a los mapuches. Impunidad absoluta: con tierras arrasadas y la militarización de la zona, pueden hacer su aparición los empresarios interesados en invertir y traer desarrollo para todos. Orden, progreso y negocios (para unos pocos).
Otra posibilidad que el gobierno debería examinar con seriedad es el efecto del calentamiento global. Las altas temperaturas, sumadas al deterioro del sistema de prevención y manejo del fuego, suelen causar este tipo de desastre ecológico. Claro, asumir esta posibilidad implica contradecir a un presidente que niega el cambio climático y, en cambio, hacer caso a toda la comunidad científica (en especial, la que estudia el ambiente en la Patagonia).
El año pasado, el gobierno nacional ejecutó solo el 22% del presupuesto destinado al manejo del fuego. Esta decisión, en un contexto de cambio climático como el que vivimos, es un acto criminal.
Y la gravedad aumenta si se tiene en cuenta que muchos brigadistas fueron despedidos y el resto son muy mal pagos (de hecho, les están pateando la paritaria hasta después de que apaguen los incendios). Y, como el manejo del fuego depende de la superministra Bullrich, es comprensible que tanto ella como Torres estén tan interesados en distraer la atención y construir este enemigo interno.
Es una forma desesperada de lavarse las manos y de salvaguardar otros intereses.
Foto: allanamientos a comunidades mapuches
hoy N° 2047 19/02/2025