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02 de octubre de 2010

Tropas, barcos de guerra y soldados yanquis en Costa Rica. El imperialismo norteamericano militariza América Latina en resguardo de su hegemonía.

Los yanquis militarizan América Latina

Hoy 1326 / Costa Rica cede soberanía a Washington

El 1º de julio el Congreso de Costa Rica –siguiendo el ejemplo  de la presidenta Laura Chinchilla– autorizó la llegada de 46 buques de guerra, 200 helicópteros artillados y 7.000 soldados norteamericanos al país. También se permitirá la entrada de submarinos de guerra y vehículos de reconocimiento y combate con capacidad de movimiento por mar y tierra. Entre las naves que arribarán está el USS Making Island, capaz de transportar 42 helicópteros CH-46, cinco aviones de combate AV-8B Harrier y seis helicópteros Blackhawk. La ocupación militar se escudó detrás del tradicional justificativo de la “lucha contra el narcotráfico”.
Como en las bases colombianas, los oficiales y soldados yanquis gozarán de absoluta inmunidad. De haber algún reclamo contra su conducta se deberá acudir a los tribunales militares y civiles estadounidenses.
La ocupación militar norteamericana a Costa Rica, de hecho ya era una condición impuesta en el Tratado de “Libre” Comercio firmado por el anterior presidente Óscar Arias. Con ese tratado, el país centroamericano ya se había aproximado a la condición de protectorado de Washington.

Militarismo yanqui en toda América Latina
Costa Rica es un país estratégico del Caribe. Limita al norte con Nicaragua y al sur con Panamá.
El año pasado, mediante un acuerdo militar similar, Colombia le abrió a Washington el uso de siete bases militares y otras instalaciones civiles y militares necesarias para las operaciones yanquis en América del Sur. Desde esas bases los imperialistas norteamericanos pueden llevar a cabo operaciones “de amplio espectro” en todo el subcontinente, amenazando particularmente a los vecinos de Colombia como Venezuela, Ecuador y Brasil.
El “libre” comercio y otros acuerdos con Alan García de Perú le permiten estar “a tiro de revólver” de la Bolivia de Evo Morales.
Y con el reciente golpe en Honduras –y antes la reactivación de la IV Flota en América Central– la bota yanqui vuelve a asentarse con fuerza en la región, procurando recuperar su dominio e influencia en lo que ese imperialismo siempre consideró su “patio trasero”.
Además, durante los últimos años Washington aumentó su presencia militar en las islas de Aruba y Curazao, a menos de 70 kilómetros de la costa venezolana. Y después del trágico terremoto de Haití en enero, Estados Unidos instaló allí equipos militares y más de 20.000 soldados.
Pese a que Brasil y Paraguay tienen gobiernos no proyanquis, los EEUU tienen en el primero la base de Alcántara, y hace mucho que se rumorea sobre las facilidades de que disponen en la base paraguaya de Mariscal Estigarribia.

Pueblos, gobiernos y rivales
Con su nuevo avance militar en la región, el imperialismo norteamericano da un paso más en su estrategia de militarización para intentar contener los movimientos sociales y antiimperialistas que crecen en América Latina desde el Argentinazo, la “guerra del agua” en Bolivia y otras, así como la multiplicación de gobiernos reformistas antiyanquis y la acelerada penetración de sus rivales europeos, chinos y rusos.
La crisis económica mundial agudiza todas esas contradicciones, y el debilitamiento relativo del imperialismo yanqui frente al correlativo ascenso de sus rivales de Beijing y Moscú vuelcan a Washington a apoyarse cada vez más en su superioridad militar.
Pero sin olvidar la política. Las maniobras yanquis tienen mucho que ver con la marcha del Mercosur hacia una potencial desintegración. Y conviene no olvidar que en la Cumbre de Cancún que a fines de febrero, a iniciativa venezolana y brasileña, creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños excluyendo a Washington, la flamante presidenta costarricense Laura Chinchilla se fotografió junto a Raúl Castro y a Hugo Chávez, y el electo Piñera juró que Chile “se comprometía” a llevar adelante los acuerdos de esa Cumbre.
Es decir, los imperialistas yanquis trabajan también “desde adentro” para minar los acuerdos de integración regional. Que por otra parte también avanzan, como mostró la reunión de los cancilleres de América Latina y el Caribe realizada el fin de semana anterior en Caracas, donde se ratificó la determinación de consolidar un organismo regional sin hegemonía yanqui.
El nuevo avance militarista del imperialismo norteamericano requiere el alerta y la lucha conjunta de los pueblos en defensa de las soberanías latinoamericanas.