Después de 11 años de guerra revolucionaria (1996-2007), el resonante triunfo del Partido Comunista de Nepal-Maoísta (PCN-M) en las elecciones constituyentes del 10/4, pondrá fin a una monarquía feudal, reaccionaria y proimperialista y abre un camino de aproximación a la revolución democrática y popular.
Cientos de miles de personas salieron a las calles de Katmandú y otras ciudades para celebrar el triunfo electoral maoísta.
El PCN-M obtuvo alrededor del 60% de las bancas en la Constituyente de 601 miembros que redactará la nueva constitución. Pushpa Kamal Dahal (el "camarada Prachanda", máximo dirigente del Partido y del Ejército Popular de Liberación -EPL-), ganó en Katmandú, y se transformó en la figura política más importante de Nepal.
Detrás del PCN-M, lejos, quedaron el gobernante Partido del Congreso de Nepal (NC), el Partido Comunista CPN-UML (hasta ahora las fuerzas principales del país), y otras fuerzas menores.
"Este es un voto por la república federal democrática. Cumpliremos el mandato del pueblo", señaló Prachanda, quizá próximo presidente de Nepal, quien anunció la formación de una coalición multipartidaria de gobierno.
Golpeados y consternados
Para los jefes del matonismo imperialista en Washington y sus amigos, el resultado de las elecciones nepalíes es una catástrofe. "¿Maoísmo en éstas épocas?", balbuceó consternado, según algunas fuentes, el socio español de Bush y jefe de las relaciones exteriores de la Unión Europea Javier Solanas (Resumen Latinoamericano 1025).
EEUU "no vería con buenos ojos una alianza con los maoístas", lloriqueó el embajador yanqui en Nepal, James Moriarty, en marzo de 2007, cuando el PCN-M aceptó integrarse al gobierno provisional. Y lo repitió en diciembre, cuando se firmó el acuerdo de 23 puntos que abrió paso a las elecciones a Constituyente.
Partido de masas y lucha armada
Nepal es un país de territorio pequeño pero habitado por 24 millones de personas, situado entre la región china del Tibet y el norte de la India. Vivió su historia moderna bajo la dominación política inglesa y cultural de la India.
Según el PCN-M, en Nepal "el 71% de la población vive en la pobreza absoluta; el 90% vive en condiciones primitivas en el campo y el 81% trabaja en agricultura primitiva; sólo el 10% de la población tiene trabajo y el 60% está subempleado; casi un tercio de la fuerza laboral se vio obligada a ir a trabajar en la India y otros países donde los salarios son míseros, o se incorporaron a las Fuerzas Armadas mercenarias de India e Inglaterra; el dominio imperialista y de potencias expansionistas en todas las esferas se está profundizando, y más de dos tercios del presupuesto dependen de préstamos extranjeros".
El Partido Comunista de Nepal fue fundado en 1949 tras el triunfo de la revolución popular en la vecina China. En 1994, tras duras luchas internas y fracturas se relanzó como organización político-militar maoísta, bajo la dirección de Prachanda.
En febrero de 1996 decidió iniciar la lucha armada contra la monarquía feudal-imperialista. Su "Plan" para la guerra popular proclamó como objetivo "construir un Estado de nueva democracia, para luego marchar al socialismo y finalmente al comunismo pasando por una serie de revoluciones culturales bajo la dictadura del proletariado, y por tanto [nuestra revolución] es parte integral y un componente de la revolución proletaria mundial".
Durante 11 años de guerra revolucionaria los combatientes maoístas del PCN-M y el EPL afrontaron durísimas condiciones bajo el cerco imperialista y sucesivas campañas militares del ejército reaccionario nepalí apoyado y armado por la India (y desde los años ’90 por la China ya burguesa e imperialista, preocupada por la potencial influencia de los maoístas nepalíes en las provincias chinas del sudoeste). La banda fascista de Bush incluyó al PCN-M en su infame listado de organizaciones calificadas de "terroristas", y ayudó al rey de Nepal con dinero y armamento para combatirlos.
Numerosas aldeas sufrieron los bombardeos y rastrillajes de la dictadura monárquica. Durante años la guerrilla maoísta siguió combatiendo en las selvas y montañas del oeste, creció en las ciudades, y a partir de 2005 llegó a protagonizar imponentes manifestaciones en las calles de Katmandú y otros importantes centros urbanos exigiendo la renuncia del reaccionario rey Gyanendra. Por entonces la guerrilla controlaba el 80% del país, y había establecido una cantidad de gobiernos populares locales y regionales, liberando a las masas campesinas de la servidumbre y del tiránico sistema de castas, y dando plena igualdad de derechos a las mujeres, que jugaron un papel fundamental tanto en los frentes de masas como en la propia lucha guerrillera. Establecieron organizaciones de apoyo entre las minorías nacionales y étnicas, y crearon un amplio Frente Popular Unido hegemonizado por el PCN-M.
La guerrilla revolucionaria logró asentarse en la parte central del país, en las tierras bajas junto al Himalaya y prácticamente a las puertas de Katmandú.
Cuando en 2005 el rey Gyanendra dio un sangriento golpe de Estado y estableció una dictadura, el Partido convocó, junto a otros siete partidos opositores, a una huelga general por tiempo indefinido en abril de 2006. El rey debió reabrir el parlamento. Los partidos aliados aceptaron reingresar, pero el PCN-M denunció el incumplimiento del acuerdo conjunto de 12 puntos.
El extraordinario crecimiento de la influencia del PCN-M hizo que en mayo de 2006 el gobierno retirara la calificación de "terrorismo". Finalmente en diciembre de 2007, sobre la base de un nuevo acuerdo con el PCN-M -que mantenía sus fuertes vínculos con las masas populares-, el parlamento abolió la monarquía y abrió paso a elecciones para la reforma de la constitución.
El poder nace del fusil
El PCN-M levanta desde hace años el programa con el que concurrió a estas elecciones: soberanía e independencia nacional (frente al imperialismo y a la influencia dominante de la India); eliminación del Estado teocrático y proclamación de una república federal; contra la explotación patriarcal de la mujer; abolición de las castas y de la discriminación social y étnica; autonomía de las comunidades étnicas (mayoritarias en algunas provincias); igualdad de todas las lenguas nacionales; reforma agraria; agua y electricidad a las comunidades rurales; eliminación de la corrupción.
Aunque algunos reformistas describen el triunfo electoral del PCN-M como "ejemplo mundial de transición pacífica", la etapa que se abre es más bien resultado de la inclaudicable lucha política y armada del pueblo nepalí, encabezado por el PCN-M, contra el imperialismo y los reaccionarios feudales.
Los tiempos que vendrán tampoco serán pacíficos. Las fuerzas revolucionarias siguen teniendo un control sólo parcial del territorio. Los terratenientes promueven, junto con los reaccionarios hindúes, resistencia y disturbios en la región limítrofe de Terai. El programa maoísta incluye el desconocimiento de los tratados firmados por la monarquía con la India y la rediscusión de los mismos en un pie de igualdad entre estados.