La compañera Maribel comienza contando que una preocupación es que, frente a una situación de violencia, “muchas veces la que tiene que salir del hogar es la mujer, porque nosotras vivimos alquiladas en el campo, y los contratos están a nombre del varón. El dueño de la tierra o en la inmobiliaria te dicen, yo hablé con tu pareja y acá figura él ¿Qué hacen las compañeras? Lamentablemente, salir con los chicos del hogar. Algunas veces solo con la ropa del cuerpo. Es muy triste. A la hora de hacer una denuncia es medio complicado, nos tienen de aquí para allá.
“Nosotros venimos de hace mucho peleando la construcción de la casa de la mujer campesina, que está en El Peligro, a medio terminar. El sueño es poder terminar la Casa de la Mujer para poder refugiar ahí a las compañeras. Que tengan los chicos más que todo donde dormir, donde cobijarse.
“Es muy triste la realidad que venimos pasando, encima con el tema del temporal y de la sequía. Tenemos mujeres mamás solteras, otras que decidieron separarse y ya no sufrir más, se pusieron a trabajar de medieras, otras de porcentaje, pero acá el temporal tumbó todo. Entonces tuvieron que abandonar la tierra.
“Esto nos causa gran preocupación, como compañera y mujer, para ayudarlas. Buscamos la forma que entren en alguna quinta, pero es difícil, por el hecho de ser mujer. Y no se dan cuenta de que la mujer puede más, que en realidad la mujer es la que pone más el lomo. Tanto en la tierra como en la casa con los chicos en el hogar.
Pero vamos demostrándoles a todos que nosotras como mujer podemos más, no solamente el hombre es el que pone el lomo en la tierra, sino que también nosotras que estamos al par de ellos, y tenemos el doble trabajo. Porque después de la quinta es venir a casa, a cocinar, a ver que los chicos estén bien, alistar a los nenes para mandar a la escuela, y volver otra vez al par en la quinta, o sea que un descanso para la mujer, no lo hay.
“Es muy difícil que contraten a compañeras solas, salvo que sean amigas de los dueños. Y el alquiler ya no se puede bancar, por lo caro que está. Más allá que hay un contrato, se sobrepasaron y lo subieron más. De 12 mil pesos que pagábamos la hectárea, estamos pagando, 25 o 30 mil pesos, y algunos llegan a pagar 50 mil pesos. Y nosotros lo que estamos sacando por hectárea no vale nada. Los puchos que nos tiran lo usamos para volver a invertir, en semillería, madera, lo que haga falta, y está todo dolarizado. Por esta situación muchas y muchos están dejando las quintas.
“Las que estamos en media, también estamos abandonando las quintas. La situación está muy difícil. Por eso uno de los reclamos principales es por un subsidio que nos permita seguir produciendo, como mujeres, y para los útiles de nuestros hijos y que puedan seguir estudiando.
“Muchas veces nos dicen “ustedes no saben hacer otra cosa”, y no es así. Sabemos hacer muchas cosas, pero si no nos dan la posibilidad, tenemos que seguir agachando el lomo. Venimos hace años en lucha por tener acceso a la tierra, por un pedazo de tierra para poder producir y hacer nuestra vivienda digna, para ofrecerle una vida mejor a nuestros hijos.
Porque lamentablemente vivimos en casillas, y el año pasado con los temporales perdimos un montón. La verdad que nosotros tenemos que sacar a nuestros hijos al par de nosotros a estar en la orilla del surco para que no les pase nada, porque no sabemos si adentro de casa van a estar mejor o van a estar mejor al lado de nosotros en la quinta.
Maribel nos despide comentándonos que están en plena organización de la marcha del 8 de Marzo, que como todos los años harán con otras organizaciones de mujeres en la ciudad de La Plata.
Hoy N° 1952 01/03/2023
