Cubilla tenía 57 años y era hijo de una salteña y un italiano, tornero de profesión. Aprendió ese oficio, y la solidaridad de clase, en empresas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, y fue protagonista en la toma de Ford de 1985.
Cubilla tenía 57 años y era hijo de una salteña y un italiano, tornero de profesión. Aprendió ese oficio, y la solidaridad de clase, en empresas de Capital Federal y Gran Buenos Aires, y fue protagonista en la toma de Ford de 1985.
“El piquetero más popular”, tituló la noticia de su fallecimiento El Diario de Pilar. Cubilla era eso y más, como lo recuerdan siempre sus amigos y camaradas, dando ejemplos de los comedores, guarderías y la escuela de fútbol que lo tuvieron como fundador, aún antes del surgimiento del movimiento de desocupados, allá por el 2000.
Como dijo la compañera Liliana en su sepelio: “Aparte de ser un dirigente social y político, era una gran persona, solidaria, sensible a las necesidades y el dolor de los demás, como decía un amigo suyo, una persona con códigos, o como decía su doctora, un tipo re piola, que fue capaz de mostrarme a mí, que nunca creí en la política, este camino, que a veces se hace tan duro, pero principalmente me enseñó que el camino era la lucha y organizar los más humildes y hacerles ver por qué somos pobres, por qué no nos tenemos que dejar usar, por qué debemos confiar en nuestra organización y en nuestra lucha.