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14 de marzo de 2012


Luisa Michel y otras valerosas luchadoras

Hoy 1410 / Las mujeres en la Comuna de París

El 18 de marzo se cumple un nuevo aniversario del inicio del levantamiento insurreccional que pasó a la historia como la Comuna de París. La Comuna fue la primera experiencia de un gobierno de la clase obrera, y si bien fue derrotada a los dos meses, sembró la semilla del posterior triunfo de las revoluciones proletarias en el siglo 20. Fueron sus protagonistas hombres y mujeres del pueblo parisino, como Luisa Michel, a quien recuerda este artículo.

El 18 de marzo se cumple un nuevo aniversario del inicio del levantamiento insurreccional que pasó a la historia como la Comuna de París. La Comuna fue la primera experiencia de un gobierno de la clase obrera, y si bien fue derrotada a los dos meses, sembró la semilla del posterior triunfo de las revoluciones proletarias en el siglo 20. Fueron sus protagonistas hombres y mujeres del pueblo parisino, como Luisa Michel, a quien recuerda este artículo.
Ya en los días de la guerra, se había creado la Unión de las Mujeres para la Defensa de París y el Cuidado de los Heridos. La integraban diversos comités por distrito y estaba dirigida por dos mujeres pertenecientes a la Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional). Eran Elisabeth Dmitrieff, nacida en Rusia y amiga de Marx, y Nathalie Le Mel, cofundadora del sindicato de encuadernadores y encuadernadoras.
Entre los principios de la Unión, se enunciaba éste: “Nuestros enemigos son los privilegiados del orden social actual, los que han vivido siempre de nuestro sudor, los que han engordado siempre con nuestra miseria. Queremos trabajo, pero para conservar su producto. Basta de explotadores, basta de patronos”.
H. Lissagaray, testigo de la Comuna y uno de sus primeros cronistas, transcribe un diálogo entre dos mujeres que volvían de las trincheras en que combatían sus maridos. Una lloraba; la otra le decía: “No temas, nuestros hombres volverán. Además, la Comuna ha prometido cuidar de nosotras y de nuestros hijos. Pero no, es imposible que mueran defendiendo una causa tan buena. Y mira, yo prefiero ver al mío muerto antes que en mano de esos verdugos versalleses” (en Versalles tenía su sede el gobierno reaccionario de Thiers).
Poco antes de la proclamación de la Comuna, un defensor de París gritaba a un batallón burgués: “Creedme, no os podéis sostener, vuestras mujeres están llorando y las nuestras no lloran”.
“Estas mujeres no detienen a sus hombres –comenta Lissagaray–, lejos de eso, los empujan a la batalla, les llevan la ropa y la comida a la trinchera como antes al taller. Muchas no quieren volver a la ciudad, y empuñan el fusil. El 4 de abril, en la meseta de Chatillon, son ellas las que sostienen el fuego”.
Desde la alcaldía del décimo distrito, las proclamas de las mueres de la Comuna son conmovedoras. “Es preciso vencer o morir –afirma un documento que cita el mismo historiador–. Los que dicen: ¿Qué importa el triunfo de la causa si he perdido a aquellos a quienes quiero? Deben saber que el único medio de salvar a los que les son queridos es lanzarse a la lucha”. “Mi corazón de ciudadana –escribe una parisiense a su delegado– teme que la debilidad de los miembros de la Comuna haga abortar nuestros proyectos para el provenir.

 

Luisa Michel
Una de las más célebres y queridas participantes en las jornadas de 1871 fue la maestra y militante anarquista Luisa Michel. Había nacido en 1833 y durante el Segundo Imperio fue expulsada de un colegio estatal por negarse a jurar lealtad a Napoleón III.
Cuando los obreros tomaron en sus manos el gobierno de la ciudad, Luisa Michel tenía 38 años. Se entregó fervorosamente a la causa del pueblo. Organizó un cuerpo de camilleros y desde entonces la atención de los heridos en la lucha tuvo un nuevo carácter. Fue no sólo una asistencia física, sino una enorme fuerza política y moral que retemplaba el ánimo de los combatientes de la libertad.
Cuando la Comuna fue ahogada en sangre, Luisa Michel fue condenada a nueve años de prisión. Sólo pudo volver a París en 1880. Allí fue víctima de nuevas persecuciones, que incluyeron tres años de prisión y su internación en un manicomio.
Luisa Michel murió en Londres en 1905, año de la primera revolución rusa. Había escrito poesías, novelas, obras de teatro y artículos políticos.
En 1881, después del prolongado encarcelamiento que no logró doblegar su temple, un periódico anarquista publicó su poema “El ciclón”. Allí decía:
 
“Es el ciclón popular,
las legiones de los muertos de hambre
subiendo al asalto de la tierra.
Es el viejo mundo en su derrumbe:
se va templando de rabia,
por todas partes naufragan sus batallones…”.