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20 de abril de 2016

Escaldado por las revelaciones de los Panamá papers, el presidente Macri no tiene paz por las derivaciones que pueda tener “el despertar” de Comodoro Py (donde funcionan los tribunales federales).

Macri inquieto por Comodoro Py

Tiene la “cola sucia” por sus vínculos con el K

No sólo por lo que pueda afectar a sus mandantes y a su propio gobierno por pagar los dólares a futuro, en una operación fraudulenta contra el Estado.

No sólo por lo que pueda afectar a sus mandantes y a su propio gobierno por pagar los dólares a futuro, en una operación fraudulenta contra el Estado.
A Macri le preocupan otras causas que involucran a Cristina Fernández y a su exministro Julio De Vido. A éste la semana pasada le reabrieron el caso Skanska, que en la Argentina llega hasta Paolo Rocca. También, al presidente lo desvela que, después de tres años de remolonear, el fiscal Guillermo Marijuan se haya apresurado a viajar a Nueva York por la autodenuncia de la British Petroleum, socia de Bridas y los chinos en Pan American Energy, por las coimas pagadas en el contrato de Cerro Dragón, pues golpearía no sólo a los Bulgheroni y los empresarios de China, sino también a su nuevo amigo el gobernador Das Neves.
La principal inquietud de Macri es la causa contra Lázaro Báez (testaferro de los Kirchner) en la que declaró el arrepentido Leonardo Fariña y, en relación a la cual, ya se encuentra profugado el abogado Jorge Chueco, socio de Daniel Pérez Gadín (contador de Lázaro Báez), hoy preso en Ezeiza. La preocupación de Macri es que este juicio expone los negocios de la construcción, en los que se desarrollaron sus amigos y familiares. Allí apuntó también De Vido, quien por las causas arriba mencionadas rompió el silencio la semana pasada diciendo: “Más obras que Lázaro Báez tuvo Ángelo Calcaterra”. Es el primo hermano de Mauricio Macri, quien se asoció a Báez en varias licitaciones con su empresa Iecsa, del grupo de Franco Macri.
En tanto, Macri ha apurado al ministro de Justicia, Germán Garavano, a presentar en Diputados la respuesta institucional del Gobierno frente a la agitación judicial. Su presentación tuvo un fuerte rechazo no sólo del kirchnerismo, sino que también de la oposición complaciente, que ven en la reforma propuesta un intento del macrismo de manejar la Justicia. También en este sector, como en parte del macrismo, hay preocupación por un proyecto para potenciar el papel de los arrepentidos, que podrían afectar a los sectores empresarios que son sus aportistas. Así trascendió que la semana pasada, Sergio Massa, Juan Urtubey y Diego Bossio analizaron el problema en la casa de un banquero. A ninguno le gusta la dinámica “brasileña” que podrían desatar los delatores.
 
Rápido con Oyarbide
El jueves 7 de abril, el juez Norberto Oyarbide presentó finalmente su renuncia ante el ministro de Justicia, el mismo día en que el Consejo de la Magistratura analizaba la posibilidad de iniciarle un juicio político para removerlo del cargo. En tanto, también había sido denunciado por “falso testimonio”, en el que habría incurrido al asegurar que nunca habló con el presidente de Boca Juniors y “operador judicial”, Daniel Angelici, sobre el tema.
El ministro Garavano se apresuró a recomendar “enfáticamente” a Macri que aceptara la renuncia del juez federal, a quien consideró “funcional” a todos los gobiernos, y argumentó que el procedimiento de juicio político “demora meses” y no se sabe “cuándo y cómo termina”. El mismo argumento esgrimido por Macri en la red social Facebook, para aceptar la renuncia de Oyarbide. Con lo que se concretó el acuerdo de impunidad, para evitar que dicho juez “revoleara la media” en el necesario juicio político para destituirlo.