Efectivamente hay ñoquis, pero no son justamente estas 2.300 personas que “trabaja(ba)n” a diario –y en su mayoría desde hace años– en algunos de los temas más candentes de la ciudad, que mediante distintos programas se implementaron en los últimos años: Centro de Asistencia para adictos al Paco, Infraestructura Escolar, Ministerios de Salud, Educación, Hacienda, Derechos Humanos, Sociales, Medio Ambiente, el canal Ciudad Abierta, entre otros.
¿Por qué se llega a esta situación?
Los afectados son empleados que trabajaron durante años como locadores de servicio (monotributistas), y en los últimos meses fueron pasados a contratos de planta transitoria (decretos 948 y 959), por eso figuran como contratos del 2007.
Sin lugar a dudas, Mauricio “Sarkozy” Macri usa la “lucha contra los ñoquis” porque sabe el odio que generan en parte de nuestro pueblo los acomodos políticos. ¿Quién no repudia a los “batatas alcahuetes” del Sutecba (sindicato municipal) mandados por Alberto Fernández a atacar a los trabajadores del Hospital Francés? ¿Quién no conoce los verdaderos “agujeros negros” de las obras sociales como Obsba, que maneja la friolera de 340 millones de pesos en manos de los “gordos” del Sutecba, a los que el otrora jefe de Gobierno Aníbal Ibarra les entregara, en el 2005, 20 millones de pesos “para gastos corrientes”?. Ese es precisamente el resultado de una auditoria pedida por la oposición en su momento que arroja la desaparición de ese dinero sin comprobantes válidos ante la AFIP, entre otros organismos. Esto cayó en manos de Macri y lo está jugando en su línea antiobrera. ¿Cómo Ibarra y Datarmini (presidente de Obsba) entre otros, iban a pensar que la masacre de Cromañón derivaría en una crisis política sin precedentes que con la lucha popular se logró la destitución de Ibarra? No hubo tiempo para dibujar prolijamente los números.
Este es el chantaje de Macri para poder clavar los dientes en la OSBA y aplicar su línea de “apertura” y “libre opción”, ofreciendo un jugoso negocio millonario a otras obras sociales.
Los ‘90 siguen vigentes
Desde los ‘90 venimos soportando la Ley de Empleo impuesta por Menem para despedir, flexibilizar y destruir conquistas de décadas de la clase obrera. Esa Ley luego fue profundizada por De La Rúa con la “Ley Banelco”, y por último retocada pero mantenida en esencia por Kirchner.
Este sistema de contratación precario e inestable no es elegido por los trabajadores. Es lo que el Estado ofrece, en lugar de concursar el ingreso a la administración pública y al cabo de un año evaluar el desempeño para determinar su ingreso a la planta permanente.
La estabilidad en el empleo público es una garantía que ofrece la Constitución Nacional en su Artículo 14 bis. Y en el caso particular del GCBA la Ley 471 (ley de relaciones laborales en la administración pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de agosto de 2000) en su Art. 37 establece la adquisición de la estabilidad transcurridos 12 meses de trabajo cuando debe aprobar la evaluación de desempeño a la que será sometido, o por el sólo transcurso de dicho período, si al cabo del mismo el trabajador no fuera evaluado por causas imputables a la administración.
¿Qué pretende Macri?
Macri arremete contra los trabajadores, con el objetivo de suprimir prestaciones, o en otros casos reemplazarlas por contratos con empresas privadas.
Esta ofensiva del jefe de Gobierno porteño es una jugada a varias puntas: reducir el gasto echando trabajadores al mejor estilo menemista, empezando por 2.300 para luego seguir con 18.000 y quién sabe cuántos más; pulsear con el gremio (Sutecba) intentando ponerlo en la disyuntiva de defender a 2.300 trabajadores o defender la gran caja de la obra social (Obsba); y de paso, con esta medida tapar el descontento por el descomunal aumento del ABL mientras los medios instalan ‘el caos’ que provoca el paro de los municipales.
¿Contra qué se enfrenta?
La movilización del viernes fue contundente: con 35.000 trabajadores municipales. También marchó la CCC Capital, sosteniendo el rechazo a los despidos desde una posición independiente del kirchnerismo y la dirección del gremio.
Los discursos de Datarmini, Genta (Sutecba) y Moyano (que suma aliados para garantizarse la reelección en la jefatura de la CGT) invitaron a “Mauricio” a la recapacitación y al diálogo, llamando a la unidad de los trabajadores desde un palco montado de espalda a los trabajadores del Casino, que acampan en la Plaza de Mayo desde hace 15 días.
También en esta pulseada, además de Sutecba, Macri se enfrenta con diversos planes de lucha dispuestos, por ejemplo, por la Mesa Coordinadora de los trabajadores precarizados del GCBA (motorizada por ATE) y algunos lugares que se organizan de manera independiente.
También el kirchnerismo trata hipócritamente de utilizar la lucha contra Macri. El tarifazo del gobierno nacional en el transporte y los despidos y traslados de contratados en el Indec por denunciar los índices truchos, muestran la mentira K.
Quién encabeza esta lucha es el problema que hoy tenemos los trabajadores. Ya que ni la dirección del Sutecba ni el kirchnerismo son garantía para triunfar.
La única garantía que tenemos es generalizar la lucha para frenar los despidos y el ajuste macrista, masificando las asambleas, tomas de edificios, el paro y la movilización, con mandato por asamblea de delegados para que las propuestas de negociaciones se debatan en plenarios y se decidan en asambleas por repartición.
Al cierre de esta edición la dirección de Sutecba levantó el paro de 72 horas y ATE convocó a un paro y movilización a la Jefatura de Gobierno para el miércoles 9.