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24 de marzo de 2016

En los últimos años, favorecidos por las derrotas del socialismo, fueron creciendo los sostenedores de una nueva teoría capaz de llevar a los pueblos a la revolución sin tomar el poder, sin destruir el estado de los imperialismos y los terratenientes: El socialismo del siglo XXI.

Macri, Obama y el 24 de marzo

Crisis del Socialismo Siglo XXI

Integrando una delegación invitada  por el Partido Comunista de China en el año 1974  y sacudidos por el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, pedimos una opinión sobre ese grave hecho.

Integrando una delegación invitada  por el Partido Comunista de China en el año 1974  y sacudidos por el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, pedimos una opinión sobre ese grave hecho.

Con la dificultad de reconstruir conversaciones cuarenta años después y con la aclaración de que ya eran evidentes diferencias que luego se convertirían en otra inmensa tragedia: la restauración del capitalismo en China, creo que esos comentarios tienen validez en la actualidad.

Dejando claro también,  la inmensa diferencia entre la actitud de Allende, que murió heroicamente en La Moneda, y algunas situaciones que vivimos en la actualidad latinoamericana.

Las resumo en pocas palabras: Los pueblos hacen la revolución para avanzar (económica, política y socialmente). Si en el camino hacia la revolución el país es invadido por el imperialismo los pueblos son capaces de nuevos sacrificios. Para que el pueblo esté mejor es imprescindible arrancarle a los reaccionarios las riquezas y medios de producción principales. Si esto no es así, con todo lo que esto implica, el pueblo no podrá avanzar y la contrarrevolución  inevitablemente golpeará.

En los últimos años, favorecidos por las derrotas del socialismo, fueron creciendo los sostenedores de una nueva teoría capaz de llevar a los pueblos a la revolución sin tomar el poder, sin destruir el estado de los imperialismos y los terratenientes: El socialismo del siglo XXI.

Para ellos el enemigo a derrotar ya no eran más los imperialismos, los terratenientes y las clases reaccionarias internas, sino una nueva categoría muy difusa: el neoliberalismo.

Un conjunto muy heterogéneo de procesos políticos latinoamericanos, incluso algunos de ellos avanzados como la Venezuela de Chávez o la Bolivia de Evo se adscribieron a esas teorías. Con rasgos más o menos comunes: 1) la oposición y recortes al imperialismo yanqui apoyándose en otros imperialismos, particularmente el creciente imperialismo chino, cambiando y no eliminando la dependencia  2) La distribución a favor de sectores populares de los beneficios extras percibidos por un transitorio pero muy grande  aumento del precio de las materias primas que constituyen  las principales exportaciones de esos países, particularmente el petróleo, la soja, el gas, los minerales, etc. 3) la permanencia de los monopolios y la estructura agraria latifundista con solo algunos retoques.4) el  mantenimiento de lo fundamental  de los estados (fuerzas armadas, medios de comunicación, etc.).

Hoy asistimos con dolor, a una crisis del conjunto de esos procesos populares.

Compete a los pueblos de cada país que esas crisis se resuelvan hacia adelante y hacia la izquierda y no se transformen en derrotas y retrocesos y esta es nuestra mayor esperanza.

Algunas de ellas son más dramáticas, como la de Maduro en Venezuela, otras más ridículas como las de Lula y Dilma en Brasil (recordar los foros de San Pablo). Hay otras que resisten mejor como la de Evo en Bolivia, porque allí además de cambiar de dependencia y repartir algunas mejoras en un país pobrísimo, se tocó un problema decisivo: la dignidad de los pueblos originarios. No solo beneficios económicos, sino problemas más profundos que son los que a la hora de la crisis hacen la diferencia.

Salvando las grandes diferencias, como el peronismo, que otorgó dignidad a los obreros y los sindicatos. Estos fueron la base de su mayor fortaleza, junto con los beneficios económicos,  a la hora que los reaccionarios,  refugiados en las sedes de las empresas, las embajadas, las estancias y casando sus hijas con los cadetes del Colegio Militar y Naval, volvieron por su revancha, que siempre son más crueles,  cuando los avances logrados por los pueblos son mayores.

 

La corrupción y el autoritarismo

El autoritarismo y la corrupción a los que se atribuye la caída o decadencia de esos procesos populistas, con todo el descrédito que acarrean y que los colocan más aún a la defensiva,  son consecuencias y no causas.

El autoritarismo es inevitable consecuencia de la imposibilidad de esos procesos de alentar un proceso de participación decisiva de la clase obrera y los sectores populares, porque serían contradictorios con la limitación de los cambios que se pretenden, de allí que los luchadores mas consecuentes sean progresivamente alejados y se privilegie a sectores de oportunistas y adulones.

La corrupción también es inevitable porque alejados del control popular y actuando en contradicción con lo que se prometió o se promete, aparece como principal motivación. Mas grande en la medida que más se alejan los objetivos populares. Ya no se pueden mantener lealtades  sino se las paga.

No es la naturaleza humana, ni el ejercicio del poder los que corrompen. Es al servicio de qué objetivos se pone el poder que se ejerce. Corrupción y autoritarismo se alimentan mutuamente en la medida que más se aleja al pueblo de la toma de las verdaderas decisiones políticas

La brutal pérdida de valor de lo que producen nuestras economías dependientes y monoproductoras, han hecho saltar por los aires las bases económicas de los procesos políticos inspirados en el socialismo siglo XXI y de algunos como el kirhnerismo que ni siquiera mentaba la palabra “socialismo”.

Ya no se puede pagar la renta terrateniente, la renta imperialista, la deuda externa, la corrupción, y que quede algo para repartir a los sectores populares. Eso es lo que se llama crisis en nuestros países dependientes. Y se la enfrenta con las viejas recetas de la devaluación, el aumento de la deuda externa, etc.etc. Lo que profundiza la perdida de consenso y la soberbia de los reaccionarios desplazados que vienen por la revancha.

 

Macri

La lucha para impedir los avances reaccionarios y un balance objetivo y a fondo de estos procesos latinoamericanos y sus enseñanzas, son decisivos para la política de hoy en nuestro país. La nueva derecha de Macri,  utiliza esos hechos para fundamentar sus medidas reaccionarias y construir un  nuevo relato. Tratando de vender sus recetas como nuevas, cuando son un calco de lo que vivimos en la época de la Alianza (para no ir mas atrás): endeudamiento externo como única esperanza, y todas las medidas reaccionarias que sean necesarias (desde la devaluación, el pago a los fondos buitres y el protocolo)  profundizando lo peor de la herencia kirchnerista, para hacer cada vez más méritos para que vengan capitales extranjeros. Que si vienen, vendrán para maximizar la renta imperialista en un mundo amenazado por las crisis y los factores de guerra.

La Alianza aplicó esta receta con tanto entusiasmo que el día que se cumplieron sus metas, estalló el país con decenas de muertos en las calles y de la Rúa tomó presuroso el helicóptero.

Unos y otros se olvidan de un factor. No hay solo “neoliberales” y “redistribuidores” en la escena. Hay pueblos que luchan, hay una clase obrera que no quiere pagar los platos rotos de la “crisis”, hay pueblos originarios que avanzaron y no van a retroceder en su dignidad, hay campesinos y productores que arrinconados por unos y por otros, luchan por seguir aferrados a su tierra, hay estudiantes, profesionales e intelectuales que ya están haciendo la reflexión sobre lo que nos pasó. Incluidos grandes sectores que votaron por Macri por la resistencia al Kirchnerismo.

 No le va a ser fácil a Macri refundar la “república de la alegría” con inflación, tarifazos, despidos, mas deuda, mas entrega. No le va a ser fácil utilizar los fracasos ajenos, para fundamentar un nuevo relato.

La experiencia de nuestro pueblo, incluido en primer lugar el argentinazo, no nos permite la decepción o el escepticismo. Ahora vamos a combatir la entrega, el hambre y la represión del gobierno de  Macri. Con la mayor unidad posible del pueblo. No es voluntarismo, es encabezar lo que va a ser inevitable, más temprano que tarde. Ya hay muchísimas luchas a lo largo y ancho del país que marcan esta perspectiva.

No lo vamos a hacer para volver atrás, para volver al kirchnerismo, ni para volver al socialismo siglo XXI, lo vamos a hacer, lo tenemos que hacer,  para avanzar hacia una segunda, verdadera y definitiva independencia del pueblo y de la patria.

Al  fin y al cabo tenemos mejores condiciones que las que tuvieron los patriotas de Tucumán, que en el medio del retroceso de la lucha  revolucionaria en toda América Latina, se atrevieron a declararse libres de España y de toda otra dominación extranjera.

 

El 24 Y Obama

En lo inmediato, el 24 de Marzo,  vamos a llenar, en la mayor unidad posible, las calles y el monumento de Rosario y en todas las ciudades de la Provincia, para mostrar  las reservas de un pueblo que dice Nunca Más y repudia las medidas represivas del macrismo y la presencia humillante del jefe del imperialismo norteamericano en la Argentina.

El macrismo y todos los medios descubren ahora para embellecer a Obama y su visita que el golpe del 76 fue impulsado en primer lugar por el imperialismo ruso. Por decir esto, en plena dictadura fuimos perseguidos y pagamos un costo muy grande. Pero siempre sostuvimos que en el golpe estuvieron todos los imperialismos. Los yanquis fracasaron con el suyo en el 75 con el Brigadier Cappellini y no dejaron de actuar nunca desde adentro de la dictadura argentina y las dictaduras latinoamericanas. 40 años después se reconoce que los prorusos de adentro y de afuera  defendían la dictadura en todos los foros internacionales y los yanquis la criticaban como en la visita de Patricia Derian y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos. El pueblo usó las contradicciones entre ellos.

Pero los yanquis nunca dejaron de ser en su esencia enemigos principales de los pueblos dependientes de todo el mundo.

Por eso el 24 vamos a gritar con toda nuestra fuerza:

Fuera Obama de Argentina.

Fuera todos los imperialismos de América Latina.