El viernes 10 de enero, tras las cuestionadas elecciones de julio del año pasado, Nicolás Maduro asumió su tercer mandato presidencial en la República Bolivariana de Venezuela. La oposición oligárquica y proyanqui encabezada por Corina Machado y Edmundo González Urrutia, quien se atribuye el triunfo en las elecciones y denunció fraude, no pudo concretar su anunciada asunción del cargo.
Así entramos en un nuevo momento de la crisis política abierta tras el proceso electoral, en el que por un lado el oficialismo nunca mostró las actas refrendando su triunfo en las urnas, y la oligarquía venezolana, con la abierta injerencia de Estados Unidos, desconoció el triunfo de Maduro, y proclamó como “presidente electo” a González Urrutia, quien se tuvo que exiliar en España.
Los días previos al 10 de enero se desplegó una campaña internacional promoviendo a los opositores, con masivas marchas en varias ciudades del mundo. En Venezuela, hasta el día anterior a la asunción de Maduro, Corina Machado, en una movilización en Caracas, aseguraba que González Urrutia asumiría la presidencia. Al otro día anunciaba que “Edmundo [González] vendrá a Venezuela a juramentarse como presidente constitucional en el momento correcto. Cuando las condiciones sean las adecuadas” y que decidieron que “que no es conveniente que el día de hoy Edmundo ingrese a Venezuela”. Mostraron así la debilidad de sus planes inmediatos.
Maduro asumió respaldado por las Fuerzas Armadas, y con la participación de representantes diplomáticos de cerca de un centenar de países. Tuvo el apoyo abierto de enviados de los gobiernos de Putin en Rusia y Xi Jinping en China. De América Latina participaron los presidentes de Nicaragua y Cuba, diplomáticos de Brasil, Bolivia, México y otros países. En una muestra de los crecientes enfrentamientos con la política oficialista, no asistieron ni los presidentes de Colombia, Petro, ni Boric de Chile, quien calificó al gobierno de Maduro de “dictadura”.
El presidente electo yanqui Donald Trump también mencionó a Urrutia como “presidente electo”, y la Unión Europea señaló que Maduro «carece de legitimidad».
El gobierno argentino de Milei volvió a mostrarse como perro faldero de los intereses yanquis en el continente. Viene sosteniendo un enfrentamiento con el gobierno de Maduro desde hace meses, con distintos hechos, como el desalojo de la Embajada argentina en Caracas, y ahora frente a la detención de un gendarme argentino en Venezuela. Milei recibió a González Urrutia en la Casa de Gobierno, y le dio el trato de “presidente”.
En los días previos al 10 de enero, Milei, Patricia Bullrich y otros funcionarios agitaron los planes de la derecha oligárquica, incluso promoviendo un golpe para derrocar a Maduro. “Si el régimen sigue en Venezuela hay que buscar una salida más heterodoxa”, dijo Bullrich.
La situación en la hermana república de Venezuela muestra la agudización de la disputa de las potencias imperialistas por nuestro continente. Reafirmamos toda nuestra solidaridad con el pueblo venezolano, y con su derecho a decidir su propio destino sin la injerencia de ningún imperialismo.
Escribe Germán Vidal
hoy N° 2042 15/01/2025