1 – El fusilamiento de Carlos Fuentealba
Carlos Fuentealba fue fusilado por reclamar un salario digno para los maestros y una mejor educación para la juventud.
Hasta ahora, el único responsable directo de ese infame asesinato, es el sargento de la policía neuquina, Darío Poblete, condenado dos veces por “apremios ilegales” (es decir, por torturar); la segunda condena es de 2 años de prisión y 4 de inhabilitación. En esas condiciones fue incorporado al GEOP, un grupo para “operaciones peligrosas”, que dispone de todo tipo de armas de fuego, supuestamente para combatir a “bandas” fuertemente armadas. Para que un delincuente condenado e inhabilitado como Poblete esté en el GEOP tiene que haber jefes que oculten su prontuario; jefes que lo pueden usar para cualquier trabajo sucio.
¿Por qué Sobisch mandó a una organización superarmada como el GEOP a reprimir una lucha docente pacífica? Porque quiso demostrar la “eficacia” de la política represiva de la derecha fascista para acabar con los cortes de ruta, imponiendo a sangre y fuego el orden que garantice salarios en la línea de pobreza. Son los que consideran que hay que cerrar, de cualquier manera, la crisis de hegemonía que tuvo su pico en el 2001. Por eso Sobisch, con cinismo, afirmó: “Yo soy el responsable político”.
2 – La lucha salarial
Carlos Fuentealba no es el primer asesinado por la represión durante el gobierno de Kirchner. Antes, la policía jujeña asesinó a los jóvenes Marcelo Cuéllar y Cristian Ibáñez, en Libertador (Jujuy), en medio de un brutal operativo represivo. Libertador es considerada un feudo de los Blaquier. Y el gobernador jujeño Fellner, jefe político de esa policía que asesinó a Cuéllar e Ibáñez, era y siguió siendo el presidente del PJ nacional impuesto por Kirchner.
Kirchner no puede lavarse las manos en nombre de un “federalismo” que su gobierno no practica: se queda con la mayor parte de los impuestos que se producen con el trabajo del pueblo de cada provincia, su “dedo” hace y deshace candidatos a gobernador y legisladores. Más aún, Kirchner mandó a la Gendarmería, que es una fuerza nacional, a ocupar Las Heras contra los petroleros, y ahora a militarizar las escuelas de Santa Cruz contra los docentes.
El problema de fondo es que el punto de partida del conflicto salarial de los docentes, arrancó de decisiones del gobierno nacional. Primero, Kirchner pactó con patronales y dirigentes sindicales un “tope salarial” que condena a la mayoría de los trabajadores a salarios de pobreza. Luego arrasó con el Indec para ocultar la inflación. Así, ahora, después de publicar que los precios de la canasta básica habían subido en marzo un 3,6%, el gobierno lo cambió por el 0,8%. Este dato es fundamental para la negociación salarial: con el 3,6% de inflación en marzo (que solo en parte refleja la suba de precios), los aumentos de precios de esa canasta básica suman el 13,3% en los últimos 6 meses, y se proyecta a más del 25% en todo el 2007. De donde el “tope salarial” del 15% deja a los salarios muy por debajo de la inflación real.
Para proyectar la candidatura de Filmus en la Capital Federal, Kirchner decidió promover un piso salarial para los docentes de $ 1.040; se lo impuso a los docentes y a las provincias sin siquiera consultarlos. La CGT y la CTA avalaron esas políticas, y dieron la espalda a los conflictos salariales que estallaron desde abajo (ver nota en pág. 3). En un país que crece, y en un gobierno con “superávit fiscal” record, los trabajadores están hartos de tener salarios de pobreza, en negro, y ser superexplotados, como los docentes con dos, tres o más cargos, corriendo de escuela en escuela para juntar un salario.
La represión a los docentes de Neuquén, a los de Salta, y la militarización de las escuelas en Santa Cruz (incluyendo las bombas molotovs arrojadas contra un auto frente a la sede sindical, y a una fiesta para recaudar fondos para la huelga), muestran que el ataque a los docentes es provincial y nacional: todos los de arriba quieren quebrar a los docentes que luchan por un salario básico de acuerdo a la canasta familiar.
3 – Las borradas de Kirchner
El fusilamiento de Carlos Fuentealba es “un problema local” según el ministro del Interior Aníbal Fernández. Kirchner no consideró necesario interrumpir sus vacaciones. Estuvo borrado una semana, como cuando lo secuestraron a López y mandó al mismo ministro a decir que ya iba a aparecer “en casa de una tía”.
En realidad, Kirchner viene borrado desde el 2 de abril, cuando después de varios anuncios, “que iba a Ushuaia”, “que no iba”, finalmente no se subió al avión que lo pasó a buscar por Calafate. Muchos veteranos se sintieron defraudados por la ausencia de Kirchner y su falta de respuesta a las provocaciones del gobierno inglés; por eso muchos ex combatientes entraron a Plaza de Mayo cantando: “Donde estás, pingüino donde estás”. También está borrado Kirchner del drama terrible de los inundados, que están asqueados de las mentiras de sus gobiernos que anunciaron obras de prevención y no las hicieron, y ningún funcionario provincial o nacional va al barro a dar la cara.
Podría entenderse la borrada del 2 de Abril por las estrechas relaciones de Kirchner con monopolios ingleses como la petrolera Pan American o la minera Barrick. Pero, ¿por qué siguió borrado?
Como al gobierno lo único que “lo agita” es lo electoral, será que la alianza de Telerman con Carrió le ha dado el “golpe de gracia” a las ilusiones del candidato K, Filmus, al que el gobierno creyó haber fortalecido con la alianza con el banquero Heller, más Ibarra y Bonasso. No solo golpeó al kirchnerismo la fórmula Telerman-Olivera, sino también la coalición que se armó (sectores del PJ, la UCR, el Partido Socialista, la Democracia Cristiana), incluyendo la influencia para ese acuerdo de importantes sectores del catolicismo y la comunidad judía (algo de esto último sugiere Lavagna cuando afirma: “Hay cosas del mundo no terrenal de Carrió que no entiendo”, Perfil, 8/4).
4 – Las reservas democráticas y las brasas encendidas
El lunes 9 fue una jornada de lucha impresionante. El paro (de 24 horas de la CTA y una hora de la CGT) fue total en los docentes, y fue grande en los estatales. También fue importante en el transporte. En las fábricas hubo paros masivos, como en el Astillero Río Santiago, y hubo casos, como en Terrabusi, en los que los trabajadores y sus comisiones internas lo garantizaron con asambleas, derrotando las presiones contra el paro de las patotas de jerarcas sindicales como Daer.
Los maestros fueron el centro de multitudinarias movilizaciones en todo el país. Más de 30.000 señaló la prensa en Neuquén, muy grandes en Santa Cruz, Tierra del Fuego, Salta (donde fue reprimida por la policía de Romero) y otras provincias en las que están en lucha. Decenas de miles de personas concurrieron al acto frente a la Casa de Nequén, convocado por la CTA y numerosas organizaciones, entre ellas la CCC y el PCR.
Luego del acto, una numerosa columna de sindicatos docentes del Gran Buenos Aires, acompañados por estudiantes, la CCC, Amas de Casa del País, y otras organizaciones, marchó y realizó actos frente a las casas de las provincias de Santa Cruz, Plaza de Mayo (en donde confluyó con numerosas organizaciones sociales y políticas), nuevamente por la casa de Neuquén, para finalizar con un acto frente a la Casa de Salta (ver pág. 10).
En todo el país, el 9 se gritó ¡Presente! por Carlos Fuentealba. Las reservas democráticas del pueblo argentino son inmensas. Se van a romper los dientes los asesinos como Sobisch: en todas partes se exigió su renuncia, enjuiciamiento y cárcel.
Pero lo que se abrió con el fusilamiento de Carlos Fuentealba, el dolor y la bronca, como ya ocurrió con el secuestro de Julio López, recién comienza. El “nunca más” tantas veces proclamado por el gobierno kirchnerista ha vuelto a demostrarse como una consigna vacía: no son estos gobiernos garantías de un “nunca más”. La única garantía son las gigantescas reservas democráticas del pueblo argentino, y las brasas del Argentinazo, que el lunes 9 volvieron a quemar a los que se ilusionan con apagarlas.
Enarbolando todas las banderas de Carlos Fuentealba. Con su lucha por un salario digno y una educación popular. Con el llanto de sus compañeros y también con su bronca. El grito de rebeldía, de acabar con la impunidad de ayer y de hoy, sonó como un trueno en todo el país.