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28 de julio de 2011

Malasia: dictadura y trabajo esclavo

La oleada de luchas democráticas cruzó el océano. El domingo 10 de julio la policía de Kuala Lumpur, la capital de Malasia, debió disolver con gases lacrimógenos y carros hidrantes, y deteniendo a más de 1.600 personas, la gigantesca marcha de 50.000 manifestantes que exige el fin del régimen de la coalición Barisan Nasional, que lleva medio siglo en el poder.

La oleada de luchas democráticas cruzó el océano. El domingo 10 de julio la policía de Kuala Lumpur, la capital de Malasia, debió disolver con gases lacrimógenos y carros hidrantes, y deteniendo a más de 1.600 personas, la gigantesca marcha de 50.000 manifestantes que exige el fin del régimen de la coalición Barisan Nasional, que lleva medio siglo en el poder.
Muchos manifestantes -entre ellos militantes de diversos partidos islámicos- retrocedían devolviendo a la policía las bombas de gas, logrando a su vez por momentos hacer retroceder las líneas policiales. “Reformas!”, “Dios es grande!” y “Viva el pueblo!” eran las consignas escuchadas.
El gobierno había declarado ilegal la movilización, pero no pudo impedirla. A comienzos del año próximo serían convocadas nuevas elecciones, y los manifestantes exigen reformas contra el tradicional fraude, incluyendo la prohibición de la compra de votos. El amplio frente Bersih, que convocó la manifestación, reclama también el acceso igualitario de todos los partidos a la prensa y la limpieza de los padrones electorales. Muchos sostienen que si no fuera por el fraude, la oposición habría amenazado aún más claramente la posición del régimen en las elecciones de 2008.