La recuperación
En su discurso del 25 de enero de 2012, la presidenta habló de la recuperación y la Guerra de Malvinas como “hechos que fueron protagonizados por la dictadura”, “una guerra suicida para chicos que no estaban preparados”, “tranquilizó” a las empresas inglesas existentes en la Argentina, y levantó como ejemplo que en los 8 años de gobierno K capitales ingleses “compraron” 18 empresas argentinas.
La recuperación
En su discurso del 25 de enero de 2012, la presidenta habló de la recuperación y la Guerra de Malvinas como “hechos que fueron protagonizados por la dictadura”, “una guerra suicida para chicos que no estaban preparados”, “tranquilizó” a las empresas inglesas existentes en la Argentina, y levantó como ejemplo que en los 8 años de gobierno K capitales ingleses “compraron” 18 empresas argentinas.
No hay dudas de que la dictadura genocida “pensó” la recuperación de Malvinas como un manotazo de ahogado, después del crecimiento de la lucha popular y democrática, golpeada por la crisis económica y por el fracaso del intento de la guerra contra Chile por el Beagle (en la que los Kirchner tuvieron “gritos destemplados” anti-chilenos, que ahora la presidenta se compromete a no tener contra Inglaterra).
La dictadura, como la Thatcher —y ésta es la cuestión— fueron sorprendidos por la gigantesca movilización popular, el impresionante apoyo latinoamericano y del entonces Tercer Mundo, y el heroísmo de civiles, soldados, suboficiales y oficiales patriotas, que colocaron al borde del fracaso a la fuerza inglesa recolonizadora, como lo reconoció su propio jefe. Fueron estos hechos los que le dieron el carácter nacional a la recuperación y la Guerra de Malvinas.
El hecho patriótico y el fin de la dictadura
La presidenta dice estar contra la desmalvinización. Pero la desmalvinización tiene como núcleo esencial el rechazo a la decisión de una nación oprimida, de recuperar para su soberanía los territorios usurpados por el colonialismo británico en 1833. Impuso el repudio y castigó a quienes combatieron contra el colonialismo inglés, por romper los principios impuestos por las potencias dominantes. Implica una política de Estado que se compromete a no afectar y protege los intereses británicos.
El hecho patriótico de la recuperación y la Guerra de Malvinas, fue por encima de la desastrosa conducción de la guerra por la dictadura y en las difíciles condiciones impuestas por esa dictadura. El pueblo ganó las calles y ya no las abandonaría. El heroísmo de los veteranos pasó por encima de la estrategia de una guerra corta en función de una negociación en la que la dictadura buscaba el apoyo de uno u otro imperialismo. Fue en ese contexto de un gigantesco despliegue patriótico, democrático, latinoamericano y antiimperialista, que la dictadura quedó en el aire, y se vio forzada a pactar su retirada, ante el riesgo de ser barrida por la lucha popular.
Las negociaciones
La presidenta pone como único objetivo reabrir el diálogo. Es justo hacerlo. Hay temores en sectores populares sobre la posibilidad de una guerra. No se olvida que en medio de una crisis (más leve que la actual), el imperialismo inglés en decadencia (menos que ahora), encontró una alcohólica como la Thatcher para desencadenar la guerra de la segunda usurpación de Malvinas. La cuestión es, entonces, qué y cómo se discute.
Respecto a la renuncia a acciones de fuerza, es una decisión que le abarata los costos de la explotación petrolera en Malvinas a los ingleses. China socialista nunca desencadenó guerras para recuperar Hong Kong, pero tampoco renunció a usar la fuerza, lo que forzaba a los ingleses a grandes gastos de defensa de ese territorio.
No se puede repetir un diálogo que le dé tiempo al colonialismo inglés para consolidar su usurpación. La situación exige respuestas firmes y concretas que el gobierno no realiza.
Proponemos
No planteamos que los puntos que siguen sean todos inmediatos. Se trata de negociar desde posiciones de fuerza. De inicio se podrían anular los Acuerdos de Madrid y el Tratado de Garantía de las Inversiones con Gran Bretaña, y expropiar las tierras de Lewis y las acciones de la British Petroleum, para ir avanzando paso a paso.
1. Llevar el reclamo a la Asamblea General de la ONU y someterlo a votación. Denuncia y nulidad de los Acuerdos de Madrid. Derogación del Tratado de Garantía de Inversiones con Gran Bretaña.
2. Suspensión de todo pago de deuda con Gran Bretaña. Expropiación de las tierras de Lewis y demás latifundios de capitales ingleses.
3. Estatizar las acciones de la Brithish Petroleum en Pan American y de la Shell como inicio de la reestatización de todo el sector petrolero. Anulación de todas las concesiones mineras a empresas de capitales ingleses.
4. Sanción efectiva en sus inversiones en Argentina a toda empresa que participe directa o indirectamente en la explotación colonial de nuestras Malvinas y Plataforma Continental.
5. Prohibición por Ley Nacional de la permanencia, amarre, abastecimiento u operaciones de logística en territorio argentino de buques de bandera británica, “kelper” o de conveniencia, que realicen tareas relacionadas con la exploración, explotación, perforación de recursos naturales y presencia de buques militares, dentro del ámbito de la cuenca de las Islas Malvinas sobre la plataforma continental argentina.