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21 de marzo de 2018

Macri aplica una política de claudicación nacional e indefensión

Malvinas: ¡Volveremos!

Nada expresa mejor la política del gobierno de Macri para la cuestión Malvinas, que el twitt que el vicepresidente del Banco Central de la República Argentina, el licenciado Lucas Llach republicó en 2017 en el que afirmó: “Yo entregaría no sólo las Falklands (repárese que no escribió “Malvinas”), sino todo Tierra del Fuego a England, así nos sacamos ese apéndice que le encarece la vida al pueblo”.

El funcionario se refirió a la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, la provincia más extensa de la República Argentina y en la que están los territorios usurpados por el imperialismo inglés de indudable soberanía argentina, ricos en petróleo, gas, pesca, nódulos polimetálicos y ubicados en una zona estratégica.

El mencionado twitt fue, en efecto, publicado el 2 de abril de 2012 (repárese en la fecha) y reproducido profusamente, como señalamos líneas arriba, en 2017, nuevamente pocos días antes del 2 de abril. Cuando organizaciones de Veteranos de Guerra de Malvinas le reclamaron que se rectificara, Llach, por el contrario, ratificó sus palabras e invocó un artículo del periódico británico The Economist para reforzar sus argumentos. El gobierno nacional no tomó ninguna medida con uno de sus más calificados funcionarios a pesar de que ratificó su propuesta de cercenar la soberanía territorial argentina a manos del agresor colonialista británico.

Pocas semanas atrás, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, sostuvo: “con Inglaterra no hay enfrentamiento”.

Cuando se produjo la tragedia del submarino ARA San Juan, el ministro de defensa Aguad, se hallaba negociando un acuerdo militar con el Reino Unido. Debe tenerse siempre presente que, en la Asamblea Constituyente de 1994, Aguad fue uno de los pocos constituyentes que se opusieron a la incorporación de la “Cláusula transitoria primera” sobre Malvinas en el nuevo texto constitucional y que dice: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional”. Como se comprende fácilmente, no es menor que el ministro de defensa de la Nación se oponga a este reclamo por la soberanía en territorios usurpados por el colonialismo.

 

El acuerdo Duncan-Malcorra

Como hemos denunciado en numerosas oportunidades, la viga maestra sobre la que se desarrollan las relaciones diplomáticas y militares argentino-británicas son los llamados Acuerdos de Madrid de octubre de 1989 (paraguas británico de soberanía) y febrero de 1990 (control de policía de parte del Reino Unido sobre las fuerzas armadas). En el “Entendimiento” entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido suscriptos por Duncan y Malcorra, se deja claramente establecido que son esos “Acuerdos” la base de toda negociación. Allí también se adelantó la intención del gobierno argentino de permitir vuelos desde y hacia el continente partiendo del aeropuerto militar que Inglaterra tiene en Malvinas, para garantizar el abastecimiento de los usurpadores. La población en Malvinas es de alrededor de 2.000 habitantes, 1.500 pertenecen a la guarnición militar.

 

Ejercicios militares y vuelos desde Malvinas

Todos los años Inglaterra realiza ejercicios militares en esta porción del Atlántico Sur. Despliega para ellos submarinos (tienen su base de operaciones en las Islas Georgias), buques de guerras, aviones de combate del tipo Typhoon (Tifón); esos ejercicios contemplan el desembarco de sus tropas en las costas patagónicas. Recientemente, el Reino Unido reforzó su capacidad militar con un sistema de misiles que le compró a Israel.

Durante la búsqueda del submarino ARA San Juan, el gobierno argentino permitió el aterrizaje de un avión militar procedente de la base militar del usurpador en Malvinas. Algo nunca ocurrido hasta ahora, porque representa un directo reconocimiento de derechos de los británicos para usurpar nuestros territorios.

Pocos días después se publicó la realización de viajes desde Uruguay y desde Brasil. En consonancia con estas propuestas, el vicepresidente segundo del senado de la Nación, Federico Pinedo, le pidió formalmente a la directora para las Américas del Foreign Office, Kara Owen, que transmita al gobierno de su país un pedido para que autorice una ruta directa de vuelos privados entre Ezeiza y Mount Pleasant, que hagan escala en Comodoro Rivadavia, una propuesta rayana en una verdadera traición a la patria.

El gobierno celebra, también, la “cooperación” entre el Reino Unido y Argentina en la Antártida, ignorando olímpicamente que Inglaterra reclama los territorios antárticos argentinos como de su propiedad, y que, en diciembre de 2012, impuso el nombre de Tierras de la Reina Isabel a una porción de casi 500.000 km2, de territorios del Sector Antártico Argentino.

 

Claudicación nacional e indefensión

Frente al imperialismo inglés y su ocupación colonial, el gobierno de Macri profundiza la línea de claudicación que se conoce como “desmalvinización” y que comenzó el 14 de junio de 1982, con la derrota en la batalla de Malvinas que se libró entre el 2 de abril y el 14 de junio de ese año.

También ha profundizado la destrucción de todo el sistema de defensa nacional iniciado entonces. Desde la catástrofe del ARA San Juan, nuestro país ha dejado de tener flota de submarinos para la custodia de los mares argentinos, carencia estratégica que se suma a la de buques de guerra, mercantes, el proyecto de liquidación del Astillero Río Santiago que impulsan Vidal y Macri (único astillero para la construcción de buques militares), y de capacidad aérea. El gobierno nacional se ha comprometido ante EEUU a desmantelar todo nuevo proyecto de desarrollo de lanzadores y vectores, como hizo el menemismo en su momento, cuando aceptó destruir el misil Cóndor de producción nacional.

De ese modo, y de la mano de la política de indefensión nacional del macrismo, la Argentina ha entrado en una pendiente dramática desde el punto de vista de su incapacidad para la disuasión o la defensa ante cualquier agresión imperialista, en especial del Reino Unido de Gran Bretaña, que ha trasladado el centro de sus operaciones militares al Atlántico Sur y tiene en Malvinas la cabecera del dispositivo militar que integran las Islas de Santa Elena, Tristán Da Cunha y Georgias, enlazadas con la base militar de Islas Ascensión (Inglaterra y EEUU), todas integradas al dispositivo militar imperialista occidental.

El gobierno avanza en su proyecto de usar a las fuerzas armadas para la represión interna, impulsando la liquidación operativa de la fuerza aérea, la unificación de la Prefectura Naval y la Armada para la formación de una fuerza represiva interna, y la transformación de las fuerzas terrestres en una guardia nacional al estilo de las existentes en EEUU. Para esto ha realizado acuerdos vergonzosos con la Guardia Nacional del Estado de Georgia de EEUU y, recientemente, con la DEA y la CIA para el establecimiento de una base de operaciones yanquis en el noreste argentino. También trabaja en un acuerdo militar con el Reino Unido y ha confirmado la base militar china en Neuquén y estudia la instalación de otra en San Juan. En síntesis, una línea de total claudicación ante la voracidad de las potencias imperialistas y total rendición ante el usurpador inglés.

 

Malvinas, un sentimiento nacional

Este próximo 2 de abril debe ser un mojón en la lucha por la soberanía nacional, contra la política de claudicación y entrega del macrismo, por la recuperación de los territorios usurpados por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y por enfrentar los planes de ese imperialismo de colonizar más de cinco millones de kilómetros cuadrados de territorios de indudable soberanía argentina.

 

Escribe Alberto F. Cordelli

 

Semanario Hoy N° 1710 21/03/2018