El acuerdo firmado por la canciller argentina y el viceministro inglés ha provocado una oleada de repudio en el pueblo argentino y sus veteranos de Malvinas. Su carácter inconstitucional, ilegal, de traición a la patria y a los héroes de esa histórica Guerra Nacional, muestra a las claras el entreguismo del gobierno de Macri. Atrás de ese acuerdo hay negocios, a cambio de los cuales se ofrece resignar la soberanía.
El acuerdo firmado por la canciller argentina y el viceministro inglés ha provocado una oleada de repudio en el pueblo argentino y sus veteranos de Malvinas. Su carácter inconstitucional, ilegal, de traición a la patria y a los héroes de esa histórica Guerra Nacional, muestra a las claras el entreguismo del gobierno de Macri. Atrás de ese acuerdo hay negocios, a cambio de los cuales se ofrece resignar la soberanía.
Uno de esos negocios es que empresas argentinas provean la logística de la explotación petrolera áreas de Malvinas. Los ingleses ya han explorado, y han encontrado un millón de barriles de petróleo: son 45.000 millones de dólares. Para extraerlo, necesitan que la Argentina provea la logística de la exploración y explotación de esas áreas, y garantice la seguridad jurídica y física de las inversiones petroleras.
En un mundo en el que se multiplican las guerras con las que las potencias imperialistas disputan posiciones estratégicas, como lo es el Atlántico Sur, la Argentina se convertiría en cantinera del dispositivo estratégico inglés, que incluye a sus 10 submarinos atómicos. Una locura para un país con el Ejército sin balas, la Marina sin barcos y la Aeronáutica sin aviones. Y sus fronteras son tierra de las mafias, y las fuerzas que deberían ser sus guardianes, con el ejemplo de Güemes, son desplazadas a reprimir al pueblo.
