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22 de febrero de 2017

Manoseo a los jubilados

De “buenas intenciones” está empedrado el camino del infierno

 Macri se había reunido horas antes con Basabilbaso para analizar el anuncio. Entre los cuadros enviados con el comunicado, se había incluido una explicación de la modificación del cálculo. La misma implicaba una merma del 0,3 por ciento en las jubilaciones respecto del cálculo que se aplicaba anteriormente, por lo que el próximo aumento para los pasivos en vez de ser de 12,96% sería, según disponía el Gobierno, de 12,65%.

 Macri se había reunido horas antes con Basabilbaso para analizar el anuncio. Entre los cuadros enviados con el comunicado, se había incluido una explicación de la modificación del cálculo. La misma implicaba una merma del 0,3 por ciento en las jubilaciones respecto del cálculo que se aplicaba anteriormente, por lo que el próximo aumento para los pasivos en vez de ser de 12,96% sería, según disponía el Gobierno, de 12,65%.
Tratando de minimizar el tema, el titular de la Anses destacó que el porcentaje de movilidad sería superior a la inflación del segundo semestre de 2016 (8,8%, según el Indec) y a la proyectada por el organismo para el período de septiembre a marzo. Por supuesto que nada dijo de lo perdido en 2016, cuando los aumentos dados en marzo y en septiembre acumularon un 31,7%, frente a una inflación muy superior, estimada en el 40 por ciento.
La suba por movilidad abarca a 6,9 millones de beneficiarios del sistema previsional de la Anses, a 1,5 millones de personas que cobran pensiones no contributivas y a 8,9 millones de niños por los que sus padres perciben la asignación universal por hijo (AUH) o la asignación familiar del sistema de la seguridad social.
Tras el escándalo político que se armó por el anuncio del miércoles 15 “en la mañana del jueves, Emilio Basabilbaso, titular de la Anses, reconoció ante un grupo de diputados que la decisión de reducir las jubilaciones respondía a las necesidades de financiamiento y que el propio Mauricio Macri se lo había transmitido el día anterior” (Perfil, 18/2/17). Hubo versiones que indicaban que quien había convencido al presidente de hacer el cambio había sido el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, recordándose a un “ahorro” semejante al que logró con la eliminación del reintegro del 5% del IVA sobre las compras inferiores a $1.000 pagaderos con tarjeta de débito. También se vinculó la medida al informe del FMI de noviembre del año pasado que aconsejaba modificar la ecuación del aumento de la jubilación.
La razón sería que, mediante esa “corrección técnica” se conseguiría un “ahorro fiscal” que, en el año, rondaría los $3.000 millones si se suman las diferencias en la movilidad (por aplicar el índice de una u otra manera), tanto por las jubilaciones como por las asignaciones familiares. Un perjuicio hacia los jubilados y beneficiarios de las Asignaciones Familiares de $2.922 millones anuales, de los cuales $2.515 millones correspondían a jubilados y pensiones y $407 millones a beneficiarios de Asignaciones Familiares. Algo bastante más que los que el secretario de coordinación interministerial, Mario Quintana, minimizó con el argumento de ser “un error matemático de 20 pesos” en la jubilación mínima.
Esta burla a los jubilados, junto al escándalo por el Correo Argentino, obligaron al propio presidente Macri, a tener que dar marcha atrás en ambas cuestiones. Y así, el aumento de los haberes a partir de marzo, que iba a ser del 12,65% según lo anunciado el miércoles 15 por la tarde, se transformó en una suba del 12,96%. 
Lo ocurrido con la resolución de la Anses de modificar la fórmula de cálculo de los aumentos jubilatorios es otro ejemplo de cómo se maneja el gobierno macrista. Desde el sector de Dujovne afirmaron que “la propuesta no salió de Hacienda ni del ministro”. También se abrió el propio Basabilbaso: “Es un tema que discutimos entre varios, es difícil identificar a alguna persona. (…) Nosotros aceptamos el error, no es que lo estamos negando“, afirmó. Tras las bambalinas quedan los vicejefes de Gabinete, el ex Farmacity Mario Quintana y el ex Lan Gustavo Lopetegui (de más bajo perfil), y su jefe Marcos Peña, que son los que tienen la última palabra con Mauricio Macri.