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03 de septiembre de 2014

El sábado 30 de agosto se realizó la 5º y última charla del ciclo organizado por el Instituto Marxista Leninista Maoísta. La misma estuvo a cargo del compañero Claudio Spiguel (del Comité Central del PCR). 

Mao y la revolución en los países oprimidos y dependientes

(Nota+audios) 5ª charla del ciclo del IMLM

El compañero Carlos Echagüe abrió la charla, comentando las futuras actividades del IMLM, en un salón concurrido, con la asistencia de camaradas y amigos, entre ellos el secretario general del PCR, Otto Vargas.
El compañero Spiguel comenzó con el análisis del contexto histórico del surgimiento del imperialismo y la división entre países opresores y países oprimidos. Luego analizó la situación de China y su transformación en un país semicolonial y semifeudal. Historió la revolución democrática de 1911 encabezada por Sun Yatsen, el surgimiento del Partido Comunista de China en 1921, y las distintas etapas de la Revolución China, hasta su triunfo en 1949. Luego analizó los logros revolucionarios, liberando a China del imperialismo, expropiando la propiedad imperialista y de la burguesía compradora y culminando la reforma agraria (iniciada en las zonas liberadas). Trazó un panorama de las transformaciones y el tratamiento hacia las distintas clases, remarcando que la Revolución China “mostró un camino de triunfo para los países oprimidos”.
En otro punto de la charla, Spiguel explicó “en qué consiste la teoría de la nueva democracia” que formuló Mao. Planteó cómo ya desde Marx y Engels, con su apoyo a la lucha democrática que abría el camino al capitalismo, desarrollaron la teoría de la revolución ininterrumpida y por etapas. Con el surgimiento del imperialismo, la burguesía, que había sido revolucionaria frente a los sectores feudales, cambió, y el capitalismo pasó a ser “la reacción en toda la línea”, como dijo Lenin. 
Spiguel analizó el proceso de la Revolución Rusa y cómo Lenin desarrolló la necesidad de la hegemonía del proletariado en la revolución democrático burguesa, para el surgimiento de una dictadura conjunta de obreros y campesinos.
Esta teoría de la hegemonía del proletariado tuvo gran importancia en los procesos revolucionarios en los países oprimidos.
Otro aspecto que señaló fue cómo, en esos países, para acabar con la opresión terrateniente había que terminar con el imperialismo, y cómo las justas luchas de los países oprimidos contra los opresores ayudan a la clase obrera de todo el mundo. Luego desarrolló el carácter dual de la burguesía nacional de un país oprimido, sus distintos sectores y la correcta política del Partido hacia ella, para neutralizarla. 
Desarrolló porqué en los países oprimidos “si la revolución triunfa va a ser de nuevo tipo, con hegemonía del proletariado”. En la Argentina peleamos por “una revolución democrático popular, agraria y antiimperialista, en marcha ininterrumpida al socialismo”. Spiguel hizo un racconto de los principales movimientos revolucionarios del siglo 20 en América Latina, tanto de la revolución mexicana, la de Bolivia en 1952, y la Revolución Cubana. La Revolución en México y Bolivia, dirigidas por la burguesía no lograron la liberación nacional y las conquistas se perdieron.
 
Qué es la teoría de la Nueva Democracia
Otro punto abordado fue el aporte de la teoría de la Nueva Democracia a nuestro PCR. Desarrolló el análisis del Partido sobre la burguesía nacional, y cómo el maoísmo nos ayudó a superar errores iniciales, particularmente batiendo las tesis del capitalismo dependiente, que absolutizan el desarrollo capitalista borroneando la dependencia y el latifundio terrateniente. Historió Spiguel los errores del PC en el análisis del nacionalismo burgués, poniendo como blanco al peronismo en los primeros años de éste, error que repitieron las organizaciones de terrorismo urbano en los 70, y cómo el PCR, combatiendo estos errores, pudo desarrollar una línea de frente único, que se expresó en el clasismo revolucionario del Smata de Córdoba dirigido por Salamanca, y en la línea antigolpista. “El maoísmo nos ayudó a entender el entrelazamiento de la lucha nacional y la democrática, para pelear por unir esos afluentes”.
 
Vigencia de esta teoría
Por último, el compañero Spiguel se refirió a la vigencia de la teoría de la Nueva Democracia. Abordó la polémica con los que plantean que no existe más la burguesía nacional, y que por lo tanto, no hay un nacionalismo burgués. Demostró la existencia de este sector social en nuestro país y su comportamiento político en los últimos años, tanto con el menemismo, en el 2001 y en la Rebelión Agraria del 2008. A la vez, planteó la polémica con estos sectores que sólo plantean salidas reformistas. Se preguntó ¿sigue siendo válida la reforma agraria? ¿los terratenientes siguen siendo uno de los blancos de la revolución?, en polémica con los que plantean que el desarrollo capitalista en el campo ha hecho desaparecer a esta clase “que sigue siendo la base social del imperialismo”.
En debate con las teorías globalizadoras Spiguel reafirmó la necesidad de la lucha por la liberación nacional y social, teniendo en cuenta la disputa interimperialista. Finalmente, ante los que plantean la imposibilidad de la revolución por la inexistencia de una retaguardia, al no haber países socialistas, Spiguel destacó que, en un mundo en que se ha cuadruplicado la clase obrera en Asia, África y América Latina, debemos tomar el ejemplo de los congresistas de Tucumán de 1816, cuando “cortaron amarras y se declararon independientes de España y de toda otra dominación extranjera”.