Paulina Lebbos fue una joven que un día luego de salir de un baile desapareció. Estudiaba la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Tucumán. El sábado 25 de febrero de 2006, junto a varias amigas, salieron a festejar porque habían aprobado otra materia. A eso de las 6.30 del día siguiente Paulina, junto con una amiga salieron del boliche bailable y tomaron un taxi, para retornar a sus domicilios. Paulina nunca llegó a su casa.
Paulina Lebbos fue una joven que un día luego de salir de un baile desapareció. Estudiaba la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Tucumán. El sábado 25 de febrero de 2006, junto a varias amigas, salieron a festejar porque habían aprobado otra materia. A eso de las 6.30 del día siguiente Paulina, junto con una amiga salieron del boliche bailable y tomaron un taxi, para retornar a sus domicilios. Paulina nunca llegó a su casa.
El sábado 11 de marzo encontraron el cadáver de la joven, el cuerpo había sido arrojado allí hacía pocas horas. Paulina murió estrangulada, había sido torturada, violada y herida con armas blancas.
La policía borró los rastros de la escena del crimen, limpiaron y desmalezaron el lugar para “permitir que los peritos trabajen mejor en el lugar”. En una reunión entre Alberto Lebbos (padre de la joven) y el gobernador José Alperovich, este último le manifestó conocer el nombre del asesino, y que en pocas horas se resolvería el caso.
La versión de que Paulina fue otra víctima de los “hijos del poder” quedó flotando en el aire, pero no se le dio mayor trascendencia, a pesar de que la investigación en algún momento apuntó seriamente hacia ese lado, pero la salida del fiscal Alejandro Noguera y el pase de mano a Albaca, considerado un buen archivador de expedientes, dejó lo investigado en fojas cero.
El asesinato de Paulina ha mostrado la cara más deplorable del gobierno de Alperovich: la corrupción, la ineficiencia, la inoperancia, la lentitud, la impunidad, el encubrimiento policial. Culpabilizaron a la víctima y a los padres, y no sólo al padre de Paulina sino a todos los padres, que en esos días corrían desesperados para saber donde estaban sus hijos.
Se puso en cuestión la moral de Paulina, como la de Marita Verón hace varios años, como la de María Soledad Morales en Catamarca, como la de Patricia Villalba y Leila Nazar en Santiago del Estero, y en todos ellos hubo connivencia del poder.
El gobierno nacional de Cristina Kirchner es responsable junto con el gobierno provincial, de la violencia cotidiana que soportan los sectores populares en la Argentina y que golpea fundamentalmente a las mujeres y a los jóvenes. Por eso el martes 26 una multitud siguió conmovida los relatos desgarradores de decenas de familiares de víctimas cuyos crímenes nunca fueron esclarecidos y el grito unánime fue ¡Basta de impunidad José Alperovich!
El PCR y la CCC participaron activamente en esta manifestación y La Casa de las mujeres Norma Nassif desde muy temprano colocó un gacebo en Plaza Independencia convocando a marchar para reclamar y exigir basta de violencia hacia las mujeres, justicia para Paulina y la inmediata declaración de la emergencia en violencia sexual y doméstica.
