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29 de abril de 2014

El domingo 23 de marzo por la noche, el exmarido de Paola Guzmán, Walter Balza (conocido árbitro de fútbol de Villa Merecedes), la convenció para que se bajara del auto, la llevó a un descampado cercano y le pegó una trompada debajo del mentón, quebrándole la mandíbula.

Marcha contra la violencia de género

Villa Mercedes, San Luis

 El agresor ya tenía dos denuncias, le había pegado a Paola muchas veces, incluso estando casi en trabajo de parto de su segundo hijo. A Paola le colocaron una prótesis provisoria cuando, inesperadamente, entró en coma producto de una peritonitis de la que se desconoce la causa. El martes 22 le dieron el alta, y está recuperándose muy lentamente en casa de su hermano.

 El agresor ya tenía dos denuncias, le había pegado a Paola muchas veces, incluso estando casi en trabajo de parto de su segundo hijo. A Paola le colocaron una prótesis provisoria cuando, inesperadamente, entró en coma producto de una peritonitis de la que se desconoce la causa. El martes 22 le dieron el alta, y está recuperándose muy lentamente en casa de su hermano.
“Al principio no me daba cuenta de lo que él me hacía. No sé, no me imaginaba a mí misma así, tan sumisa, aceptando eso. Después me acostumbré, la agresión de mi marido ya me resultaba normal”, cuenta Paola, docente del Instituto de Formación Docente, de 37 años y madre de dos niños, que vive en la ciudad de Villa Mercedes (San Luis). El agresor camina libremente por las calles de la ciudad; Paola no tiene siquiera una custodia policial.
Ante la indignación que esta situación provoca (¡parecida a tantos otros hechos de violencia!), la agrupación de mujeres Lelikelén, la CEPA y el Centro de Estudiantes del Instituto de Formación Docente Continua, decidimos convocar a una movilización. El miércoles 23 a las 9 de la mañana nos concentramos en la Plaza San Martín (frente a la Municipalidad) para marchar hasta el Juzgado. Adhirieron la Fundación Madres del Dolor y la Asociación Civil Sí a la Vida (víctimas de accidentes de tránsito). Participaron muchos jóvenes y varios docentes del Instituto, encabezada por familiares y amigos de Paola y familiares de Jessica Orellano (una joven operaria de fábrica a la que su marido le dio 8 puñaladas, y que lentamente y con mucha fuerza está recuperándose). Muchos medios se hicieron eco de la manifestación. Y mucha gente que circulaba por el centro de la ciudad, sorprendida por el bullicio, expresaba muestras de solidaridad a Paola y de repudio al accionar de la Justicia.
“No alcanza contar con la Ley Nº 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres” –fruto de muchos años de pelea del movimiento de mujeres-; es necesario que haya decisión política y presupuesto suficiente para su aplicación (el presupuesto 2014 asigna al Consejo Nacional de las Mujeres, organismo a cuyo cargo está la implementación de esta ley, un monto del 0,0018% del total del presupuesto, sobre el 0,0027% en 2013)”, sostenía el comunicado de prensa que enviamos a los medios y leímos en el transcurso de la manifestación.
Al llegar al Juzgado, el responsable del edificio administrativo nos comunicó que la jueza Ucelay recibiría a un representante si dejábamos “de hacer barullo”; lo pusimos a discusión de una especie de asamblea entre los manifestantes y decidimos: “hacemos silencio para escuchar lo que la jueza nos quiera explicar y que nos responda las preguntas, pero a todos, aquí en la vereda del Juzgado”. Así se hizo, no contó nada novedoso. Según lo que pudimos entrever de sus dichos, es muy probable que, por la carátula de la causa, Balza ni siquiera quede preso ahora ni después del juicio oral, para el que falta aproximadamente un año. Más de lo mismo.
Seguiremos atentos al curso de los hechos, acompañando y rodeando de solidaridad a Paola. Y denunciando la inacción del Estado. “Porque a las víctimas no sólo las maltratan, las insultan, les pegan o las matan sus victimarios, sino también los responsables políticos que no hacen lo que se necesita para protegerlas.” 
Por todo esto nos movilizamos y seguiremos en pie de lucha. Muchas voces caminando juntas para que la voz de Paola sea escuchada. La voz de tantas Paolas, Jessicas, Susanas, Estelas, Natalias, Cecilias, Andreas, anónimas, silenciadas, que exigen la respuesta que el Estado les debe.