En la mayoría de las carreras de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), existe cerca de un 60% de deserción en los primeros años.
En la mayoría de las carreras de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), existe cerca de un 60% de deserción en los primeros años.
Desde la dirección de la Universidad se destinan migajas del presupuesto, anualmente, para medidas de bienestar estudiantil como becas de ayuda económica y apuntes. Solamente en la Ciudad Universitaria-El Pozo, concurren alrededor de 12.000 estudiantes y se dan 600 becas de ayuda económica ($300), una gota de agua en medio del desierto. En otras unidades académicas, cuyo ejemplo más notorio es Medicina, se impulsan exámenes de ingreso restrictivos, que dejan afuera a cientos de estudiantes todos los años. Sumado a esto, el desfinanciamiento que se imparte a las universidades nacionales desde el gobierno de Cristina Fernández deja a la educación pública en condiciones paupérrimas, en mercancía pasible de ser explotada y comprada. En Santa Fe esto tiene una expresión muy concreta, empresas privadas “invierten” en nuestra educación y manosean nuestros planes de estudio, formándonos para sus intereses.
El rector Albor Cantard, de la UCR, y su brazo estudiantil la agrupación Franja Morada, alientan y defienden estos negociados para la acumulación de dinero en su “caja”.
Por ello es que en las distintas facultades mediante iniciativas concretas y la más amplia unidad llamamos a enfrentar este modelo restrictivo y para unos pocos. En la Facultad de Humanidades y Ciencias impulsamos el llamado a una asamblea estudiantil extraordinaria para tratar el problema del material de estudio y las fotocopias. A partir de estos encuentros surgieron iniciativas como la intervención de los espacios de la facultad, las radios abiertas, etc.
El jueves 23 de junio hicimos una marcha y un acto, confluyendo estudiantes independientes, agrupaciones y centros de estudiantes de distintas facultades: Humanidades, Medicina, Trabajo Social, Ingeniería, Sanidad, etc.; cada una llevando sus reivindicaciones específicas y unificándonos en el reclamo de otro modelo de universidad abierta, inclusiva y al servicio del pueblo.
Las autoridades no permitieron que entráramos en Rectorado, donde se reunían todas las autoridades de la UNL, para plantear todos nuestros reclamos. La entrada estaba cerrada al paso por un cordón de Cusevi (cuerpo de seguridad y vigilancia de la UNL). Sin embargo, permanecimos por dos horas entre cantos, música y aplausos, para hacernos escuchar. Esto logró que las autoridades tuvieran que huir por la entrada lateral “como ratas” según dirían después muchos compañeros presentes en la marcha.
Pensamos que todavía queda mucho por delante, que ésta es una pelea que recién comienza. Pero como lo demostramos en el acto del jueves, la unidad y la manifestación, las iniciativas amplias y la lucha generan que las autoridades no puedan hacer la vista gorda ante tantas necesidades insatisfechas. Seguiremos tirando todos juntos en el segundo cuatrimestre para conseguir una respuesta y soluciones para nuestros reclamos.