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29 de septiembre de 2021

En la Argentina nos sumamos a las actividades por la emergencia ambiental

Marcha mundial por la crisis climática

El viernes 24 en el mundo entero hubo multitudinarias manifestaciones por la crisis climática y ambiental. Argentina no fue la excepción. En al menos 14 puntos del país hubo convocatorias en las que miles de jóvenes nos movilizamos en defensa del ambiente y la soberanía sobre nuestros recursos. Motivos nos sobran.

En Argentina, el pueblo tiene un largo recorrido de lucha en la defensa del ambiente, contra el saqueo y contaminación de los monopolios imperialistas de la megaminería, el petróleo, las papeleras y, como vimos hace poco, contra las quemas intencionadas que llevan a cabo grandes terratenientes.

Son muchas las cosas a cambiar. Una de las peleas actuales es lograr la aprobación de la Ley de Humedales para proteger estos ecosistemas que representan un 21% del territorio nacional y que juegan un papel fundamental, por ejemplo, como sustento de los peces y de la pesca, tanto a nivel comercial como para la subsistencia. No obstante, esta Ley está estancada en el Congreso desde noviembre del 2020.

Las hectáreas deforestadas continúan superando a las forestadas. En 2017, según los últimos datos disponibles, se perdieron 172.639 hectáreas de bosque nativo, lo que equivale a casi 9 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires.

El presupuesto de Ambiente y Desarrollo Sostenible para el 2022 tiene un recorte real del 2,1%, sobre la base de un presupuesto 2021 que ya era insuficiente. Esto es preocupante y va a contramano de las demandas planteadas.

En nuestro país, quien roba una manzana puede ser penado y quien contamina un río o deforesta millones de hectáreas de bosque, no. Las grandes empresas contaminadoras solo pagan una pequeña multa por los daños ambientales lo que no les impide seguir realizando ninguna actividad. Esta situación es uno de los ejemplos de la injusticia con respecto a esta problemática.

No todos somos culpables de la crisis climática y ecológica como muchas veces propagandizan las clases dominantes. Según un estudio de Oxfam, el 10% más rico de la humanidad fue responsable de más de la mitad (52%) de las emisiones acumuladas en la atmósfera entre 1990 y 2015.

Solo 100 empresas productoras de combustibles fósiles son responsables del 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1988. Entre ellas se encuentran Royal Dutch Shell (holando-inglesa), ExxonMobil y Chevron (yanquis), Gazprom (rusa), China Coal (China), entre otras.

En 2018, la contaminación del aire generada por la quema de combustibles fósiles como carbón y petróleo causó al menos 8,7 millones de muertes a nivel global, según datos de un estudio que realizaron científicos de la Universidad de Harvard y de tres universidades británicas (Birmingham, Leicester y el University College London). En conclusión, los más afectados por la crisis climática somos los menos responsables de ésta.

A su vez, otros estudios indican que si las emisiones de carbono siguen aumentando sin control, la mitad de las especies de plantas y animales en las zonas más ricas en biodiversidad del mundo podrían enfrentar la extinción a finales de siglo, debido al cambio climático.

La problemática ambiental tiene sus raíces en este sistema, donde los monopolios imperialistas destruyen la naturaleza y explotan ferozmente a la clase obrera en búsqueda de la máxima ganancia. Es por esto que no se puede cuestionar la crisis ambiental sin cuestionar al capitalismo, lo que requiere una amplia unidad en el campo popular en la pelea por la defensa del ambiente y nuestra soberanía.

Corresponsal

Hoy N° 1883 29/09/2021