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10 de abril de 2019

“Tierra y producción para el desarrollo nacional, Construyendo Poder Popular” 26º

26° Marcha Nacional Campesina en Paraguay

Convocada por la Federación Nacional Campesina (FNC), el acto central fue el 21 de marzo en Plaza Uruguaya, Asunción.

La marcha arrancó a las 7 de la mañana con más de 3.000 campesinos, de distintos puntos del país, sorteando torrenciales lluvias. La columna encabezada por el Ejecutivo Nacional de la FNC avanzó por más de 50 cuadras hacia el centro de Asunción. Se destacaron los jóvenes y mujeres, se incorporan grupos de la Corriente Sindical Clasista, docentes de la OTEP-SN, secundarios y universitarios, del Partido Paraguay Pyahura encabezado por Eladio Flecha y otros partidos políticos, recogiendo a su paso la solidaridad popular.

Notoria fue la presencia de periodistas de radio y televisión que cubrieron su recorrido.

La combatividad, los cánticos, las consignas no pararon un instante, tras el cartel de arrastre con el lema de la marcha iba otro con: Libertad a Genaro Meza, cocinero del pueblo.

El desarrollo nacional es imposible de lograr sin la reforma agraria
Ya en el acto, lo destacado fue que sus tres oradoras fueron mujeres. La primera por la Juventud fue Benicia Chaves, con su combatividad conmovió hasta las lágrimas. Seguidamente Perla Álvarez del Departamento Mujer de la FNC, y al cierre, Teodolina Villalba, secretaria general FNC. Aquí sus principales conceptos:
“Quiero dar mi reconocimiento a todos los compañeros y especialmente a todas y todos los militantes de la FNC, que se dedicaron con todo y dieron su tiempo para concretar esta XXVI marcha.

“También expresar mi agradecimiento a todas las personas y organizaciones que apoyaron la marcha y están presentes hoy aquí.

“La consigna de esta XXVI Marcha Campesina es que ‘Tierra y producción para el desarrollo nacional, construyendo poder popular’. Esto es porque el desarrollo nacional es imposible de lograr sin la reforma agraria y una política para la producción nacional, y el poder popular es el único camino para concretar la reforma agraria.

“Hace 26 años venimos trayendo este histórico planteo: un proyecto de país distinto, la alternativa de la patria nueva. Una patria nueva que no es solo del campesinado, sino también de los obreros y trabajadores, los estudiantes, las mujeres, los jóvenes, los inmigrantes paraguayos a otros países forzados por la necesidad, la patria nueva que es esperanza de los pobres, los excluidos, y también de quienes anhelan un país soberano y democrático. Quienes dieron la vida en la Guerra Grande nos dejaron como semilla la esperanza de una patria nueva, regada con la sangre que prefirieron derramar antes que rendirse y vivir de rodillas.

“Nuestra generación tiene como desafío el grave problema de nuestro país, cuyo centro y cuya base es la concentración de la tierra. Paraguay presenta la distribución de la tierra más desigual del mundo, donde una minoría latifundista y agroexportadora, en gran parte extranjera, concentra el 90% de la tierra, mientras que el restante 10% se reparte entre 280.000 pequeños y medianos productores, y la inmensa mayoría de familias campesinas e indígenas carece de tierra suficiente para subsistir.

“Ese modelo agroexportador crece insaciable, concentrando cada vez más y expulsando a campesinos e indígenas a través de la migración forzosa a otros países o a la periferia de las ciudades, con un destino de pobreza, miseria y penurias sin fin. Quienes se resisten son amenazados, torturados, desaparecidos o asesinados por civiles armados, con frecuencia matones brasileños amparados bajo la complicidad de las autoridades, como hemos visto en el reciente caso de la comunidad indígena de Tacuara`i, y antes en Guahory, donde ahora resistimos organizadamente. Las comunidades indígenas y asentamientos campesinos y también ahora urbanos enfrentan continua y crecientemente la amenaza de violentos desalojos.

“La deforestación es un problema ambiental y social que se agrava a pasos agigantados. Las topadoras de latifundistas y agroexportadores sojeros derriban cientos de hectáreas por día, generando graves distorsiones climáticas y fenómenos que van desde el insoportable calor al más intenso frio. Especies animales son exterminadas. Los bosques del Chaco son derribados a riesgo de convertir la Región Occidental en un desierto a futuro, y ni los árboles del Jardín Botánico de Asunción son perdonados. Los agrotóxicos envenenan cauces de agua por todo el país, a riesgo de contaminar ya incluso una de las reservas de agua potable más importantes del mundo, que es el Acuífero Guaraní. Contaminan comunidades, generan problemas de salud a poblaciones campesinas e indígenas. Enfermedades como el cáncer van en aumento, sin que haya suficientes investigaciones sobre sus causas, en uno de los países más fumigados del mundo.
“Tenemos muy claro que mientras no haya reforma agraria nuestro país no va a desarrollarse: aquí no habrá paz, porque el problema de la tierra es uno de los problemas principales. La reforma agraria romperá la concentración de la tierra en pocas manos, si va acompañada de políticas de apoyo a la producción nacional: producción hortícola, de autoconsumo y que garantice las necesidades alimentarias del mercado nacional, y además la producción de materia prima relacionada a la industrialización: como el cultivo del algodón. Necesitamos fábricas antes que bancos y financieras. Y seguiremos trabajando en la construcción del poder popular, el pu`aka (expresión de reafirmación que es el poder del pueblo el que va a resolver)”.

Hoy N° 1762 10/04/2019