Noticias

22 de octubre de 2012


Marcos Aguinis ataca a Mao

Hoy 1441 / Celebra la restauración capitalista en China

El escritor Marcos Aguinis dedicó recientemente (19-9-12) una de sus habituales columnas en el diario La Nación a elogiar al actual gobierno de China y su rumbo capitalista. En el artículo “La China que impulsó el otro Mao”, Aguinis denosta a Mao Tsetung con las viejas monsergas anticomunistas aprendidas durante la “guerra fría” y le contrapone el clásico pensamiento “liberal”, encarnado para el caso en un tal Mao Yushi, economista chino que acaba de recibir el Premio Milton Friedman por la Libertad (u$s 500.000), otorgado por el Cato Institut, una de esas típicas fundaciones norteamericanas a través de las cuales el imperialismo yanqui apoya y financia a grupos y personas afines en otros países.
El hoy octogenario Mao Yushi es un derechista impenitente a quien la Revolución Cultural relevó de su puesto jerárquico en un organismo ferroviario y lo envió a reeducarse mediante trabajo manual, sin resultado evidente. Aguinis lo presenta como un hombre “noble y sufrido” que después de la muerte de Mao Tsetung consiguió que sus propuestas económicas fueran aplicadas durante la “modernización” liderada por el “curtido luchador” Deng Xiaoping, a quien Aguinis considera “el verdadero hombre nuevo de China”. Como resultado, dice, “se liberalizó la economía y abrieron anchos espacios para la actividad privada”.
Aguinis celebra de este modo la restauración capitalista en China y la embellece de tal forma que no repara para ello en mentir descaradamente al afirmar que “sacó de la pobreza a 300 millones de personas”, lo cual –enfatiza– “jamás habría sido posible con el modelo del desactualizado Mao”. Niega así los avances sociales extraordinarios para las grandes masas populares logrados por la revolución socialista desde 1949, y oculta las enormes diferencias de clase y la superexplotación obrera y campesina existentes hoy en China bajo el sistema capitalista.
Miente también al asegurar que el actual régimen chino “avanzó en el respeto de los derechos humanos” (que según él habían sido “ignorados por el maoísmo”, aunque sin conseguir aún –consiente– “su respeto irrestricto, lamentablemente”). Para desmentirlo baste recordar que la masacre de Tienanmen, que en 1989 aplastó las multitudinarias manifestaciones en favor de libertades democráticas fue perpetrada por el actual régimen, y que el presidente de la Comisión Militar Central, responsable de la feroz represión era en ese momento, justamente, su admirado Deng Tsiaoping.
Ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín y miembro impulsor del decaído grupo Aurora –nucleamiento intelectual opositor al kirchnerismo, con base en el Partido Radical y lazos hacia el duhaldismo y el Pro–, Aguinis actúa con esa pátina (típica del diario oligárquico en el que escribe) de progresismo demócrata burgués que nunca alcanza a cubrir las desnudeces de la más rancia derecha. Baste, si no, recordar el franco apoyo de Aguinis al Estado de Israel cuando su ejército masacró población civil palestina en el Líbano (2006) y en la Franja de Gaza (2008/9).
Pero el progresismo como máscara no es algo de lo que Aguinis reniegue. Al contrario, reivindica que en China: “Con la máscara de Mao Tse-tung se pusieron en marcha las ideas de este otro Mao, tan diferente”. Y con el mayor cinismo agrega: “Con su sabiduría milenaria, el pueblo chino optó por mantener el retrato del líder muerto mientras activaba una política que aquél jamás hubiera aceptado”.
Claro que el argumento encierra su propia negación: ¿con qué objeto el pueblo chino se disfrazaría de maoísta? Es obvio que quien necesitó usar esa máscara fue la nueva burguesía en el poder, con el fin de disfrazar su política contraria a las necesidades, creencias y sentimientos del pueblo.
Es curioso, por otra parte, que Aguinis haya eludido mencionar en su artículo que el gobierno chino ha atacado a su elogiado Mao Yushi debido a los reclamos que éste realiza en favor de las “libertades individuales”. ¿Será que evita criticar al gobierno chino para preservar las buenas relaciones necesarias para los negocios que buena parte del bloque de clases dominante en Argentina desea mantener con China? Lo cierto es que en esto parecen coincidir sectores K y anti K de ese bloque.
Y las críticas al gobierno por parte de opositores como Aguinis expresan más una disputa de poder que una diferenciación ideológica. Claro que el tenor derechista de las diatribas de Aguinis, quien ha llegado al despropósito de embellecer a las Juventudes Hitlerianas elevándolas por sobre las agrupaciones kirchneristas en razón de que aquellas, a diferencia de éstas, “luchaban por un ideal” –por malo que fuese– y no por “un sueldo” (La Nación 21-8-12), no hace sino favorecer, por contraste discursivo, a la imagen progresista con que persevera en revestirse (otro enmascaramiento) esa otra derecha que lidera al kirchnerismo.