Cuarenta años en que las luchas no cejaron: miles denunciamos el golpe que se venía de la mano de los distintos imperialismos, de los terratenientes y demás sectores dominantes en nuestra patria. Desde el mismo 24 de marzo una parte del pueblo se manifestó valientemente contra el golpe, y buscó durante los siete años de terror fascista las formas para enfrentar a esa nefasta dictadura.
Cuarenta años en que las luchas no cejaron: miles denunciamos el golpe que se venía de la mano de los distintos imperialismos, de los terratenientes y demás sectores dominantes en nuestra patria. Desde el mismo 24 de marzo una parte del pueblo se manifestó valientemente contra el golpe, y buscó durante los siete años de terror fascista las formas para enfrentar a esa nefasta dictadura.
Este mismo pueblo argentino hoy, 40 años después, grita con toda su potencia que sigue luchando contra la impunidad de ayer y de hoy, que no perdona ni se reconcilia con los genocidas, y que sigue exigiendo la apertura de los archivos de la dictadura.
Este 24 de marzo será una jornada de lucha contra el ajuste, el saqueo y la represión de Macri y los gobiernos provinciales. Y también estaremos en las calles repudiando la presencia del presidente norteamericano Barack Obama, que viene a reforzar la injerencia imperialista yanqui, en disputa con las otras potencias que clavan sus garras en nuestro país dependiente.
Un balance mentiroso
Uno de los objetivos de los distintos sectores de las clases dominantes en estos 40 años ha sido distorsionar, mentir y ocultar como fueron los hechos que llevaron al golpe de Estado de 1976, y la resistencia a la dictadura. Esto se agudizó durante el kirchnerismo, que pretendió apropiarse de una historia de la que no fue parte.
Esta disputa por el balance es muy importante, no sólo para precisar la verdad histórica, sino principalmente por sus implicancias para el presente y el futuro de la lucha popular, de la que son protagonistas decenas de miles de jóvenes que no vivieron esos años.
Así los jefes kirchneristas tienen que ocultar que tanto Néstor como Cristina se dedicaron a hacer plata en Santa Cruz beneficiándose de medidas dictatoriales como la nefasta “circular 1050” del Banco Central que autorizaba ejecutar casas con deudas hipotecarias, y que no presentaron un solo hábeas corpus en favor de los desaparecidos.
Del mismo modo que ocultan la posición del Partido Comunista (que le ha dado tantos funcionarios a los K, como Heller, Sabatella, etc.), favorable al golpe y al sector hegemónico de la dictadura, que expresaba Videla.
Imposible entender lo que pasaba en aquellos años –como hemos planteado desde el PCR reiteradas veces- por fuera de la disputa entre las dos superpotencias de entonces: los Estados Unidos y una Unión Soviética transformada en socialimperialista y enemiga de los pueblos, y sus repercusiones en nuestro país, donde esta superpotencia pasó a tener hegemonía precaria en el bloque de las clases dominantes a comienzos de la década del 70. Esta es una de las grandes cuestiones que hasta el día de hoy se oculta tanto desde sectores kirchneristas como de cierta izquierda.
El gobierno macrista en otra muestra de entreguismo acordó la venida de Obama para el 24 de marzo, y amagó con llevarlo a la ESMA. Una parte de su gobierno tiene el balance de la “teoría de los dos demonios”, pretendiendo justificar el terrorismo de estado.
Imponer este balance mentiroso tiene un objetivo fundamental: mellar las energías revolucionarias de nuestro pueblo y en particular de su juventud, para tratar de convencerlo que la salida revolucionaria es una “utopía” que repiten “dinosaurios setentistas”, y que sólo se puede pelear por “lo posible”, ya que la necesaria liberación nacional y social es inalcanzable.
El PCR y la dictadura
Nuestro PCR puede mostrar orgulloso lo que planteó hace 40 años. Fuimos vanguardia en la denuncia del golpe que se venía, desde 1974. Lo hicimos estando a la cabeza de heroicas luchas por las reivindicaciones de las masas obreras, campesinas estudiantiles y populares, y denunciando la represión a los sectores populares. Ejemplo de esto es el glorioso Smata cordobés, dirigido por el querido líder clasista y revolucionario René Salamanca, secuestrado el mismo 24 de marzo del 76. Larga es la lista de compañeros que sufrieron secuestros, cárcel, torturas, exilio y persecuciones por sostener valientemente estas posiciones.
Tenemos múltiples ejemplos de cómo denunciamos este golpe de Estado. Definimos la consigna “No a otro 55. Unirse y armarse frente al golpe”, y la llevamos a las masas. Así lo hizo Salamanca en sus “cartas a los trabajadores mecánicos”, así se puede constatar en la prensa de nuestro Partido y de la JCR, así como en gran cantidad de solicitadas, pintadas, volantes y actos de ese período.
Decimos con orgullo que nuestro Partido –proscripto por uno de los primeros decretos de la dictadura- por decisión de su dirección, se quedó en el país a cavar trincheras junto al pueblo para resistir a la dictadura. Nos consta la actitud heroica de nuestros camaradas en los centros clandestinos de detención, que derrotaron al enemigo de clase con su silencio. Son públicos los ejemplos de los dirigentes de nuestro partido que rechazaron la opción de irse del país, entendiendo la cárcel como un puesto de lucha.
Decenas de camaradas hicieron un esforzado y silencioso trabajo de denuncia de los crímenes de la dictadura, acompañando a los familiares directos de los secuestrados y presos. En las difíciles condiciones del terror fascista, siempre apelamos a la movilización de las masas en este terreno. La avanzada fueron las Madres de Plaza de Mayo -de la que fuimos parte desde sus inicios-, pero la denuncia se hizo carne entre los obreros industriales y rurales, en los barrios y asentamientos, en los colegios y las facultades.
En esos años negros peleamos contra las distintas medidas económicas y sociales de la dictadura, estuvimos al frente de la lucha por impedir la guerra fratricida con Chile, y apoyamos la gesta de Malvinas pese a la dirección reaccionaria de la dictadura. También mantuvimos en alto las banderas del internacionalismo proletario, y la defensa del marxismo-leninismo-maoísmo. En este breve recorrido no podemos dejar de mencionar a las compañeras y compañeros que, aún a costa de su propia vida, permitieron el funcionamiento clandestino del Partido, y la edición y distribución quincenal de nuestra prensa en todo el país.
Honramos y honraremos por siempre a nuestros mártires de la lucha antigolpista, así como a los que cayeron peleando contra la dictadura. Seguimos la lucha exigiendo castigo a todos los culpables del genocidio, por todos los compañeros.
Contra la impunidad de ayer y de hoy
Tras la retirada de la dictadura, cambió la situación, pero se mantuvieron y se mantienen las clases dominantes y el imperialismo que nos someten al latifundio y la dependencia.
Planteamos desde 1983 que no había que dejar piedra sobre piedra del aparato dictatorial. 33 años después esta consigna mantiene su vigencia, como lo vemos en las reiteradas políticas represivas instrumentadas por los distintos gobiernos (desde el punto final, los indultos; más recientemente la ley antiterrorista, el proyecto X, la desaparición de Julio López, el procesamiento de 5.000 luchadores populares; hoy el protocolo antipiquetes, y las decenas de muertos por luchar).
En estos años fuimos parte de inmensas luchas populares: tuvimos la ocupación de Ford por sus obreros en el 85, las luchas contra el menemismo y su política privatizadora con el ejemplo de los obreros del Astillero Río Santiago, el camino de las puebladas de los 90 que desembocaron en el Argentinazo del 2001; y durante el kirchnerismo la rebelión agraria y federal del 2008, la lucha de Kraft en 2009, así como las históricas ocupaciones de tierra para vivir y trabajar. En todas ellas el pueblo regó con su sangre el camino de su liberación. Fueron años en los que se incorporaron masivamente a la lucha más y más contingentes populares, como los pueblos y naciones originarias, los ambientalistas, los jóvenes que enfrentan el narcotráfico, y el movimiento de mujeres que está brindando un ejemplo al mundo con sus Encuentros Nacionales y su #Niunamenos.
La esforzada lucha popular logró dar por tierra con las medidas de impunidad a los genocidas y conquistó los juicios. Esa misma lucha denunció y denuncia los distintos casos represivos contra luchadores por la tierra, el techo y el trabajo que se suceden día a día y se cobraron mártires, así como la complicidad de nefastos personajes como el general Milani, a quien el kirchnerismo puso al frente del ejército. Y es este mismo pueblo el que está convirtiendo en letra muerta el “protocolo antipiquetes” del gobierno de Macri.
Por eso la justa consigna del Encuentro Memoria Verdad y Justicia “Seguimos luchando contra la impunidad de ayer y de hoy”, con la que convocamos a marchar este 24 de marzo en todo el país.