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10 de noviembre de 2010

Más leña la guerra de monedas

Hoy 1343 > 10/11/2010 / Estados Unidos sigue emitiendo dólares

Más allá de las versiones optimistas que sostienen que EstadosUnidos salió de la crisis, o está saliendo, otros economistas consideran que la economía yanqui entró en una meseta que discuten si se trata del fondo de una “U”, que puede luego ir para arriba o para abajo, o seguir como la pata de un “L”. Pese a la drástica baja de las tasas de interés oficiales, al límite mínimo posible sobre cero, y a los billones (millones de millones) de dólares utilizados para frenar el derrumbe del sistema financiero, la superpotencia yanqui “enfrenta una economía lastrada por el alto desempleo, la amenaza de un período de deflación similar al de Japón y la posible paralización del sistema político”, escribió The Wall Street Journal el jueves 4 de noviembre.
En este contexto la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció ese mismo día que emitirá otros 600.000 millones de dólares, que lanzará al mercado a través de la compra de bonos del Tesoro estadounidense en los próximos ocho meses. Al mismo tiempo, dejó abierta la posibilidad de aumentar la dosis si el crecimiento no repunta en los próximos meses. Las nuevas compras de 75.000 millones de dólares de bonos del Tesoro a la semana se suman a los 35.000 millones de dólares mensuales que está gastando para reemplazar bonos hipotecarios en su portafolio que saldrán de circulación.
En realidad esta es la segunda vez que la Fed trata de reanimar la economía con un gran programa de compra de bonos. Entre enero de 2009 y marzo de 2010 adquirió aproximadamente 1,7 billones (millones de millones) de dólares de bonos gubernamentales e hipotecarios. Esta política monetaria se llama quantitative easing (relajamiento cuantitativo, o QE por sus siglas en inglés), por lo que a este nuevo programa algunos economistas lo describen como QE2.
Pero hasta ahora toda esa inyección de dólares no se ha traducido en una recuperación cierta de la economía sino principalmente en una reactivación de la especulación bursátil y un retroceso en la cotización del dólar en el mercado mundial. La Fed opina que estas reacciones de los mercados van a estimular la economía. Piensa que el alza en los precios de las acciones podría alentar a los consumidores a elevar sus gastos y a las empresas a invertir más. Un dólar débil, por su parte, abarata las exportaciones estadounidenses.

Una creciente confrontación
Esta política monetaria yanqui se inscribe en la estrategia de las grandes potencias imperialistas de tratar de aliviar su sobreproducción relativa descargándola sobre los países oprimidos y sus propios rivales imperialistas, a través del aumento de sus exportaciones y la restricción de sus importaciones. Es la llamada “devaluación competitiva” de su moneda que, para poder ser exitosa, requiere que los otros países no devalúen al mismo tiempo sus monedas.
En el caso del imperialismo estadounidense, como el dólar todavía sigue siendo el patrón de cambio internacional y no puede devaluarse respecto de sí mismo, la política de “devaluación competitiva” implica la revaluación de las otras monedas. Lo que encuentra cada vez más resistencia de las potencias imperialistas rivales dado el debilitamiento de su hegemonía en el orden mundial capitalista-imperialista. China, la potencia imperialista emergente con la cual tiene mayor déficit comercial, hace que su moneda se desvalorice a la par del dólar (impidiendo una revaluación del yuan que frenaría sus exportaciones y aumentaría sus importaciones); los imperialistas europeos de la nueva moneda común, el euro, buscan contrarrestar una nueva revaluación de su moneda tras la estrepitosa caída que se produjo al estallar la crisis de endeudamiento de sus gobiernos, y el “dócil” imperialismo japonés ha comenzado a mostrar sus garras con un imprevisto freno a la revaluación de su moneda, el yen.
Con esta nueva medida monetaria, la QE2, el imperialismo yanqui ha echado más leña al fuego, adelantándose a la reunión del Grupo de los 20 (G20) en Corea del Sur. En resumen, la Fed imprimirá más dinero para comprar hasta un máximo de 900.000 millones de dólares en bonos del Tesoro estadounidense de aquí a junio del próximo año. Dólares que al no ser absorbidos por el mercado interno norteamericano, continuarán inundando el mercado mundial con la consiguiente agudización de la guerra de monedas. Las consecuencias pueden ser catastróficas para los pueblos del mundo, pues como dijo la electa presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, “la última vez que hubo una seguidilla de devaluaciones competitivas (…) terminó en la Segunda Guerra Mundial”.