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07 de abril de 2011


Más que un ferretero gruñón

Hoy 1363 / Sobre Un cuento chino

Se trata de la última película de Sebastián Borensztein, en la que el generoso de Ricardo Darín, nos regala el personaje de Roberto Di Cesare: un ferretero con una vida gris, solitaria, malhumorado y cascarrabias que piensa que todo el tiempo todo el mundo lo está “cagando”, que nos muestra su costado obsesivo (contar tornillos, coleccionar recortes de noticias insólitas, dormirse a las 23), y con sus puteadas a clientes y proveedores (grande fue la sorpresa de la aparición de nuestro compañero Derli Prada en una de las primeras escenas), sus miserias e intolerancia nos hacen descostillar de la risa a lo largo del film.
Pero también este antihéroe nos hará reflexionar y ponernos en los zapatos de un ex combatiente de Malvinas -y aquí radicaría la genialidad del director del film-, que cuenta cómo Roberto pasó desde los 19 años de edad a vivir en las tinieblas, cuando los combatientes fueron metidos en los cuarteles e introducidos clandestinamente al regreso, y las secuelas que les dejó el posterior proceso de desmalvinización, lo que le permite al director hilvanar  argumentativamente los aspectos del personaje.
Entre la atención de la ferretería que heredó de su padre, visitas al cementerio, paseos para ver el despegue de aviones en Aeroparque, y el alcohol en soledad, Roberto lleva una vida monótona, sin penas ni glorias, hasta la llegada de Jun, un joven oriental que “cayó” a su vida y que no sabe cómo sacárselo de encima (quizá porque le está empezando a cambiar demasiado la vida). La convivencia con el chino que no sabe una palabra de castellano le dará a Roberto la oportunidad para conectarse con su vida desde un gesto solidario.
Un cuento chino no es una película grandilocuente, pero logra que nos identifiquemos con el personaje y hasta nos enternezcamos con él -como Mari, la chica del campo que llegó de visita al barrio y que está perdidamente enamorada de él-, en gran parte gracias a Darín, que desde hace tiempo ya nos refuta a los espectadores que no es ningún “Darín actuando de Darín.”