Ante el creciente reclamo de los trabajadores, y tras casi un año de demora (sus ministros lo venían prometiendo desde marzo de 2012), la Presidenta de la Nación anunció el lunes 28 de enero que elevaría a partir de marzo (de 2013) el mínimo no imponible para el impuesto a las Ganancias, en un 20% sobre la base del que regía desde 2011.
Ante el creciente reclamo de los trabajadores, y tras casi un año de demora (sus ministros lo venían prometiendo desde marzo de 2012), la Presidenta de la Nación anunció el lunes 28 de enero que elevaría a partir de marzo (de 2013) el mínimo no imponible para el impuesto a las Ganancias, en un 20% sobre la base del que regía desde 2011.
En su discurso, la Presidenta dio cifras de los salarios brutos que quedarán alcanzados por el impuesto a las Ganancias (dijo que será de 8.360 pesos para los solteros y 11.563 pesos para quienes tienen cargas de familia). Sin embargo, la definición siempre se dio en sueldos netos, pues el ingreso imponible tiene ya descontados los aportes a la jubilación y al sistema de salud. La verdad entonces es que es que este año deberán tributar los trabajadores asalariados que ganan desde 6.938,70 pesos netos por mes si se trata de solteros (lo mismo los jubilados, sin cargas de familia), en tanto que los casados con dos hijos sufrirán descuentos si su ingreso neto mensual promedio supera los 9.597,60 pesos. No hubo anuncio para los trabajadores autónomos, por lo que su piso queda en los 2.592 pesos promedio mensual para los solteros y en 5.472 pesos para los que tienen a su cargo cónyuge y dos hijos. Todas estas son las cifras a partir de las cuales la Presidenta considera que son “altos ingresos”, por lo que para ella tienen que pagar el impuesto.
El aumento del 20% en el mínimo no imponible de Ganancias, en lo inmediato va a significar un alivio en la carga impositiva que cae sobre los asalariados. Pero el tema es que, al ser inferior al aumento de la inflación y esperándose un aumento de salarios concordante con la mayor inflación en las paritarias, cuando ese aumento se concrete la carga impositiva va a terminar siendo mayor y más trabajadores pasarán a pagar el impuesto.
Por ejemplo, si un trabajador soltero el año pasado cobraba un salario neto de 5.782, por lo que no pagaba el impuesto, si este año logra un aumento del 25% que apenas cubre la inflación del año pasado, con lo que llegaría a un neto de 7.227,5 pesos, este año va a terminar pagando el impuesto pues “excederá” en 288,8 pesos mensuales al nuevo mínimo de 6.938,7 pesos. Lo mismo un casado, con dos hijos, que antes no tributaba cobrando neto 7.998 pesos, si ahora logra en las paritarias un 25% se va a ir a 9.997,5 pesos, con lo que pasara a ser también sujeto imponible pues “se pasará” en 399,9 pesos del nuevo mínimo de 9.597,6 pesos.
El “sacrificio fiscal” es puro verso
Con esto queda claro que lo del “sacrificio fiscal” es puro verso, pues con ese aumento del 20% en el mínimo no imponible, si los trabajadores logran recuperar algo más en su salario por la inflación, en realidad va a terminar aumentando el número de trabajadores que paguen el impuesto en relación al año pasado. Lo que se agravará con el aumento del porcentaje o tasa de imposición por escalas salariales (la “tablita de Machinea”), que se mantiene en los mismos valores de 2001. Así, con toda la inflación y los aumentos salariales que ha habido desde entonces, muchos trabajadores han subido y subirán más en las escalas salariales, en las seis que hoy existen, con tasas que van del 9 al 35% sobre el salario neto. El titular de la AFIP se excusó diciendo que es responsabilidad del Congreso realizar cambios en la escala, y ya no del Poder Ejecutivo. Sin embargo, éste nada ha hecho por enviar un proyecto en ese sentido al Congreso, siendo que ha tenido y tiene mayoría en ambas cámaras.
Por otro lado, con los nuevos salarios que surjan de las paritarias, se aumentará también el número de trabajadores que disminuyan el monto o directamente dejen de percibir las asignaciones familiares, ya que se mantienen las mismas escalas (a partir de los 3.200 pesos mensuales comienzan a reducirse esas asignaciones) y el mismo tope de 7.000 pesos mensuales para dejar de percibirlas. Esto, como el mínimo para pagar Ganancias, afecta también a los jubilados, monotributistas y autónomos. Además se sigue profundizando el robo por la inflación en la ayuda escolar, que se mantiene en 170 pesos desde 2008, lo que afecta a todos los hijos de los trabajadores.
Así como el gobierno kirchnerista se desentiende del tema de la actualización de las escalas del impuesto a las Ganancias, diciendo que es atribución del Congreso, también se desentiende de la inflación que horada los salarios, cuando es el gobierno nacional el único que tiene “la maquinita” de fabricar billetes, con lo que cubre sus déficits y convalida los aumentos de los precios. Tirando la pelota afuera, la Presidenta dijo: “Les pido a todos que por favor pongamos un poco de cordura, porque la inflación no es un elemento de la naturaleza ni un fenómeno biológico, es algo a lo que contribuyen todos los sectores”. Con todo desparpajo agregó: “Por eso les pido a todos, gobernadores, jefes de ciudad e intendentes que contribuyan pero no con el discursito contra la inflación, con los actos de gobierno para que realmente podamos ser competitivos”. Y también volvió a reclamar “cordura” a los gremios en las paritarias, como si ellos fueran responsables de la inflación, cuando es ésta la que motiva la necesidad de los aumentos en los salarios, horadados diariamente por los aumentos de los precios, que su política inflacionaria impulsa hacia arriba constantemente. A lo que agrega el mayor robo por el impuesto a las Ganancias con su “actualización” del mínimo no imponible muy por detrás de la inflación y no promover un cambio en las escalas salariales para la tasa a pagar de impuesto, por lo que cada vez más trabajadores pasan a una escala superior y tienen que pagar un porcentaje mayor, dado que se mantienen los montos de las escalas en pesos de hace doce años, desde la nefasta época de Menem y De la Rúa. n