El martes 14, al menos 284 trabajadores mineros murieron tras un terrible incendio en la mina de carbón de la ciudad turca de Soma, en el oeste del país.
El martes 14, al menos 284 trabajadores mineros murieron tras un terrible incendio en la mina de carbón de la ciudad turca de Soma, en el oeste del país.
En medio del profundo dolor, y aún con 18 mineros desaparecidos, estallaron protestas en todo el país (Varios miles de personas en Estambul, un millar en Ankara, y otro tanto entre Esmirna, Mersin y Antalya), responsabilizando al gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, por la falta de condiciones de seguridad en la mina. En varios lugares, particularmente en Soma, la policía disparó gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes.
El jueves se convocó a una huelga general, incluso por parte de sindicatos oficialistas, por la creciente bronca de las masas populares. La huelga fue la más grande de los últimos años, en la que fuerzas de izquierda plantearon directamente la renuncia de Erdogan, y el encarcelamiento del ministro de Energía. Se plegaron el sector del automóvil, el energético, la industria petroquímica y algunos sindicatos de maestros.
La masacre de Soma ha desatado una nueva oleada de luchas, luego de las inmensas movilizaciones del año pasado, reprimidas a sangre y fuego. Han causado particular repudio las actitudes del primer ministro en Soma, donde intentó minimizar la masacre citando ejemplos de otros accidentes mineros en Europa y los Estados Unidos “Son cosas que pasan”, añadió ante el estupor y bronca de los familiares y vecinos de las víctimas. La visita terminó entre los abucheos, y con un Erdogan “sacado” pegándole a un manifestante.
En la convocatoria a la huelga por parte de sectores de izquierda, sindicatos y movimientos sociales, se afirma que “cientos de nuestros hermanos trabajadores en Soma han sido condenados a muerte desde el principio, al ser obligados a trabajar en tan brutales procesos de producción para adquirir el máximo de ganancias”. Agregan que la minería en Turquía está entre los primeros puestos de las listas de accidentes laborales en Europa y en el mundo, y consideran al AKP (partido de gobierno), a la jefatura de la mina y otros directivos de la empresa de “socios en la masacre”.
Hacen referencia en el documento al rechazo por parte del AKP “hace apenas dos semanas”, de una demanda sobre las condiciones de trabajo y seguridad en Soma, discutida en el Parlamento. Además reclamaron la prohibición del sistema de subcontratación, mayores controles de seguridad laboral, así como una normativa legal que proteja la vida de los trabajadores.