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26 de abril de 2016

Como un tsunami que arrasa a un pueblo sin previo aviso, la muerte sorprendió a cinco jóvenes en una fiesta electrónica… 

Mata la droga y la corrupción

Ni por el agua, ni por la música

La ola se expandió y sorprendió a la sociedad toda. O no a toda,  sino a esa parte que no se sorprende por las y los pibes que se mueren por la droga en las barriadas populares, por el paco o a mano de los narcos. Para una parte, esas muertes ya son como muertes naturales o quizás,  una parte no voltea hace rato la cabeza por encima del hombro para verlas. Esta vez, la conmoción fue más grande. Desde hace más de diez días un debate se instaló en la sociedad: ¿qué hacer con la droga que avanza como una topadora matando a las y los pibes?

Aunque la bronca sea inevitable porque unas muertes se ocultan y las otras se visibilizan, a nosotros nos duelen tanto unas como otras. Nos duele el pibe que se muere en la fiesta electrónica, nos duele Francisco que se murió por LSD en Casilda y no fue tapa de los diarios nacionales, y nos duele la piba de 12 años que camina como zombie por la villa, consumida por el paco o la bolsa de poxi-ran. Todos tienen algo en común: la droga como un escape de la realidad;  para olvidar los dolores unos, para no acordarse de la panza que hace ruido por el hambre otros, para escapar de un futuro que no parece ser muy alentador todos.

Ahora bien, la muerte de 5 pibes en una fiesta electrónica por consumo de drogas “de diseño” (éxtasis u otras) trajo muchos interrogantes. ¿Por qué necesitan esa dosis extra para que la diversión esté asegurada? No alcanzan las luces de colores intermitentes, no alcanza la música repetitiva que suena sin parar… algo falta. Y es que este sistema te vende el paquete completo. La fiesta de la diversión asegurada, es “la fiesta del consumo asegurado”: música, luces y droga.  Para la Time Warp de Costa Salguero la entrada más barata estaba a 500 pesos, las botellas de agua filtrada superaban los 50 pesos y las pastillas de “supermán”, “playboy” y otras alrededor de 120. El combo de la muerte. Como aseguró el Dr. Horacio Tabares en un breve artículo publicado a propósito de la tragedia de Time Warp: “Sosteniendo esta monstruosa maquinaria vamos a encontrar a la “mano invisible” del mercado, gestora de la cultura consumista. Que es la que legitima y propicia estos consumos de alto riesgo. Punto nodal éste, pues frente al interrogante sin respuesta ¿Por qué los jóvenes consumen sustancias psicoactivas? hay que reconocer que producto de esta cultura consumista aumentó la “tolerancia social” hacia las ingestas, como se ha reducido la “percepción social del daño” que producen los consumos”.

Con una ideología tramposa que dice enfrentar la criminalización de los pibes que se drogan, aparecieron por doquier las voces de quienes plantean como solución al problema la “reducción de daños”. Una política sostenida por el último gobierno que pone el acento no en ofrecernos otras alternativas –como el deporte o la cultura-, sino que busca enseñarnos cómo drogarnos “de la mejor manera posible”. El mensaje está claro: “drogate, pero drogate bien”. Y así se difundieron opiniones como las del periodista Emilio Ruchansky –editor de la revista THC- quien, como supuesta “voz autorizada”, no se cansó de argumentar que “la diferencia entre la vida y la muerte es el agua”. Cuestionando no que las y los pibes consuman, sino que los empresarios le cierren la canilla de los baños para venderles las botellitas de agua a 50 pesos en la barra.  Cuestionando también a los supuestos “usuarios irresponsables” y difundiendo páginas de “comunidades de amigos” que te explican cómo drogarte escapándole a la muerte. Otros “entendidos” salieron a reclamar la legalización de las drogas “para que haya control de calidad”. Pareciera una broma macabra.

Y mientras tanto, la respuesta nula o tardía del actual gobierno.  También las declaraciones ridículas de la vicepresidenta Gabriela Michetti: Me dio una angustia, bronca, impotencia. Con respecto a los controles, si la pastillita es tan chica, ¿cómo se controla eso?… No sé bien cómo debería hacerse ese control. No quiero sacarle el traste a la jeringa porque el Gobierno de la Ciudad es de nuestro partido. Pero, ¿cómo se controla esto? Por más gente que haya. Y aun si controlaran, ¿les van a sacar la pastillita a los chicos y se arma un lío?.”

Fue el doctor Tabares quien también estableció un paralelismo entre Costa Salguero y Cromañón, porque el entramado de corrupción que sirve de base a los negociados tiene muchas cosas en común con aquella tragedia de 2004. “Los que aparecen como los más notorios responsables de este hecho doloroso son inescrupulosos empresarios de la noche –aquí la analogía con Cromañón- bajo cuyo amparo se transa lo que allí se consume. Pero cuidado, pues la cadena de responsabilidades no termina sino que comienza allí. Donde se entrecruza el discurso hipócrita de “guerra al narco” y drogas cero, con el guiño perverso para que el festín siga funcionando”, afirmó. Recientemente se supo también que a la Time Warp ingresó el doble de gente de la capacidad que tenía el lugar; se supo también  que la concesionaria de Costa Salguero es de la empresa Telemetrix, cuyo accionista Fernando Polledo Olivera es marido de la vicepresidenta de la Legislatura Porteña, Carmen Polledo,  del PRO.

Los empresarios de la noche que se llenan los bolsillos jugando con nuestra vida, son sólo la punta del iceberg de la maquinaria monstruosa que juega con nuestras vidas.  Son sólo una parte del círculo de la muerte que completan los narcos con la complicidad de las fuerzas represivas y de funcionarios inescrupulosos que hacen sus negociados haciendo la vista gorda o formando parte.

Y en medio de la catarata de opinólogos, de los apologistas de la legalización o  de los que piensan que la solución es una política cada vez más represiva de la que terminan siendo víctimas los pibes de los barrios, hay voces que se ocultan. Las voces de los que peleamos por otra cosa y le decimos sin pelos en la lengua “no a la droga”, a ninguna droga: ni dura, ni “blanda”, ni cultivada, ni sintetizada. Proponemos la Declaración de la Emergencia en el consumo de sustancias psicoactivas. Aumento extraordinario del Presupuesto del SEDRONAR para generar programas preventivos sociales y centros de rehabilitación para los afectados, de forma gratuita.
Exigimos “Cárcel a los narcos, no a los pibes. Políticas públicas que garanticen el acceso a la educación pública, el deporte, la cultura y trabajo digno para la juventud”.

Nos animamos a denunciar el gran negocio que hacen con nuestras vidas los narcos, los “empresarios de la noche” y la corrupción del Estado (Poder político, jueces y policía), evidenciar el entramado mafioso que nos usa como "soldaditos" para custodiar los negocios de los narcos o disputar territorios para la producción y venta de drogas. Y, también, ponemos en discusión que las drogas son un instrumento de dominación de los poderosos que anestesia nuestra  rebeldía y nuestra capacidad crítica, como jóvenes, de cuestionar la realidad y ser protagonistas de su transformación.  Estamos gestando el movimiento #‎NiUnPibeMenosXLaDroga… te invitamos a sumarte y a pelear otra salida!