1. La lucha por la tierra en el Paraguay constituye una lucha contra el latifundio que detiene el desarrollo de nuestro país. Está demostrado que el campesinado pobre -como siempre lo hizo y hasta ahora- está en condiciones de dar hasta su vida por transformar esta condición injusta que el Estado sostiene aún en nuestro país.
1. La lucha por la tierra en el Paraguay constituye una lucha contra el latifundio que detiene el desarrollo de nuestro país. Está demostrado que el campesinado pobre -como siempre lo hizo y hasta ahora- está en condiciones de dar hasta su vida por transformar esta condición injusta que el Estado sostiene aún en nuestro país.
2. Repudiamos la actitud de la policía que siempre recorre el mismo camino, balas y represión para los humildes campesinos, quienes luchan por un pedazo tierra para producir y alimentar a sus familias. La policía nacional sigue sumando listas de muertos en esta difícil tarea de la lucha por la tierra.
3. Responsabilizamos al gobierno de Lugo de haber dejado en el discurso y en las promesas electorales la reforma agraria, tema muy sentido por el campesinado y por el pueblo paraguayo. Sus promesas electorales lo convierten en un engaño más, lo que lleva a que el campo paraguayo se tiña de nuevo de la sangre de humildes sin tierras. Para peor en esta masacre de campesinos guardó silencio y procedió a cambios administrativos, antes que reconocer que se mantienen las injusticias con relación a la tierra.
4. Hacemos responsables también a los demás poderes del Estado, porque el Poder Judicial no está más que para dictar órdenes de desalojo, sinónimo de represión y masacre. Así también el Parlamento Nacional, que se la pasa discutiendo temas de interés de sus partidos, o de grupos, y haciendo caso omiso a los reclamos de los pobres.
5. Nuestra solidaridad con quienes murieron por un pedazo de tierra, y por transformar esta realidad.