Roberto López fue asesinado hace un año. La comunidad de Nagovoh La Primavera se había desplazado sobre la ruta nacional 86 en defensa de sus tierras ancestrales. Los Celía, que no tienen ni un metro de tierra propia, arguyen que “donan” a la provincia de Formosa 600 Hectáreas para erigir una universidad: en síntesis el gobierno de Formosa quería ir cumpliendo con un viejo anhelo: despojar las tierras que están en manos de aborígenes. Desde el 2004, desde distintos estamentos oficiales formularon sus apetencias. En ese año, pretendieron que el cacique Fernando Sanabria firmara la cesión de 2.000 Has. a Parques Nacionales “para su mejor cuidado ecológico”.
Don Fernando, ya con más de 80 años en su mochila y con muchos aprietes de funcionarios y de su propio hijo, contestó al mismísimo gobernador Insfrán: “Sr. gobernador si yo le entregó las 2.000 Has., ¿usted cuántas me da en compensación? La pregunta de Don Fernando dio por terminado aquel intento. En el 2007 volvieron a la carga, en ese momento, reconociendo que la comunidad tenía otros referentes, intentaron “legalizar”, al menos, en parte el despojo, labrando un acta donde afirman que no van a tocar tierra aborigen. La resistencia de la comunidad les retrasa los planes hasta principios del 2010 donde avanzan sobre parte de la comunidad con la argucia de la universidad y la complicidad de los Celía, viejos compinches de Gildo Insfrán.
Roberto López, un hombre de la CCC, un luchador incansable junto a sus hermanos, en la pelea por las tierras ancestrales, sabía que su pueblo qom tenía razón de exigir las tierras despojadas a sangre y fuego por el conquistador español y sus herederos. Fue, dijimos hace un año, un guerrero probo y valiente que señaló un camino posible a sus hermanos adultos y jóvenes.
No dijimos, porque no sabíamos, que había sido seleccionado por los parapoliciales de Insfrán. Éstos tenían orden de matar a 3 o 4 “para que se calmen los indios”, según los dichos de un alto funcionario policial. Entre esos 3 o 4 posibles estaba Roberto. Fue asesinado de tres balazos de itaka y por la espalda, no tardaron en encontrarlo. Roberto estaba en la primera línea de fuego. Dijimos, por ello, que Roberto López es un frontroviki para su pueblo qom, no fue un suicida, nunca buscó la gloria, era modesto, nunca habrá pensado estar en tantos corazones de combatientes por la tierra.
El 23 de noviembre de 2010 asesinaron a Roberto y a Mario López; este último fue atropellado por un policía de la “brigada” de Las Lomitas. Mario era promotor de los planes sociales y antes de ser atropellado habló por celular con un compañero de La Primavera.
Ese mismo día, entre los 30 heridos estaba Samuel Garcete. Lo golpearon, lo torturaron, posiblemente lo dieron por muerto, se ensañaron con él. Sus compañeros cuentan que a Samuel lo golpearon entre 4 policías, no les fue fácil.
Acto en el monolito
El miércoles 23, a un año, nos juntamos todos los que quisimos honrar a Roberto. Al ser un día laborable, sabíamos que muchos que querían estar no pudieron llegar. Desde temprano, se movilizaron las cuadrillas de qom que se ocuparon de limpiar las malezas del cementerio y colocar dos placas de madera talladas, una de la CCC y otra de la Comunidad (en lengua qom). Se pronunciaron varios discursos alusivos y un pastor evangélico se refirió en términos religiosos. Al término, se decidió ir a pie hasta el lugar de homenaje (a 5 Km) en la ruta donde la comunidad construyó el monolito que perpetuará la memoria sobre Roberto y la lucha por la tierra. La caravana fue recibida por aplausos de los que ya estaban en la ruta. Distintos referentes sociales, productores, religiosas, periodistas de la zona, amigos parientes, hermanos.
En la ruta salieron a flamear las pancartas usadas en el corte, el monolito engalonado con la gigantografía de Roberto y la cita ya histórica de la CCC. Dos banderas a cuadros multicolores, señalando la diversidad, y en el monolito una plaqueta en madera tallada que sería descubierta a las 18 hs. hora probable del asesinato.
La gendarmería, que se había presentado en el monolito a las 10 hs para “ordenar” el tránsito se descolocó cuando llegó la caravana a pie desde el cementerio y comenzaron los discursos, casi todos en lengua qom. Les inquietó la presencia de las pancartas y a la vista de todos, informaban cada paso.
A eso de las 15 hs, un grupo de vecinos propuso ir a buscar a Samuel. Apenas llegamos a su casa le informaron e invitaron y contestó afirmativamente. La llegada a la ruta, al monolito, a las cercanías donde había sido salvajemente torturado, más el recibimiento de todos, embargó a los presentes de un profundo respeto… Samuel en un sillón de ruedas, un brazo inutilizado, ambas piernas casi inmóviles, con rastros de golpes en todo el cuerpo. Y los presentes haciendo cola para saludar al sobreviviente.
A las 18 se descubrió la placa con la cita impresa en la gigantografía. Los discursos reafirmaron la continuidad de la lucha por la tierra y por esclarecimiento y justicia por el asesinato de Roberto. Uno de los últimos discursos fue de un joven de 17 ó 18 años; se paró cerca de Samuel, clavó sus ojos negros en los también negros y brillosos de Samuel y aseguró que la lucha continúa con este orgullo, orgullo qom.
