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02 de octubre de 2010

Reproducimos extractos de las notas publicadas en la página de la revista Cuadernos para el encuentro en una nueva huella argentina: www.lanuevahuella.com.ar (títulos y subtítulos de hoy).

Mentiras y verdades sobre la cuestión Malvinas y Antártida

La propaganda y los hechos del Gobierno de los Kirchner

El resumen de la propaganda oficial, que se acompaña, fue publicado por el diario La Nación el 8 de febrero de 2008, el mismo diario que en diciembre publicó una columna dedicada al Embajador británico en la Argentina, para difundir la propaganda británica en relación a la política del imperio en la Antártida pero le negó al estudioso Dr. Carlos Alberto Rinaldi una respuesta, que también se acompaña.
Salvo en la fantasía literaria de quien redactó la nota, no existe ninguna prueba de semejante reclamo del Dr. Kirchner a Tony Blair en aquella visita de los Kirchner al Reino Unido.
Muy por el contrario, el Dr. Kirchner respondería a The Guardian que la reconquista patriótica de las Islas Malvinas se trató en realidad de una “cobarde agresión”, siendo la declaración más humillante y vergonzante para la Nación Argentina. Una humillación que ni en el menemato se atrevieron a acometer.
Esa declaración del entonces presidente Kirchner fue la base política sobre la que Tony Blair (el “estadista” más brillante que emocionó al Dr. Kirchner) invitó a “celebrar” la Guerra de Malvinas el 14 de junio. Todos recordamos el “blooper” del Ministerio de Defensa que emitió una resolución con ese contenido para enmendarse pocos días después con otro decreto tan pésimo como el primero.
El autor de esta nota, imagina un endurecimiento del Ejecutivo Nacional frente a la ocupación militar colonialista del imperialismo inglés, sin embargo en la realidad, el Reino Unido de Gran Bretaña sigue gozando de los enormes beneficios que le aparejó el Acuerdo de Madrid (paraguas de soberanía y control de policía sobre nuestras FF.AA.), el que nos colocó por detrás de la resolución de 1965 y permite a los ingleses auscultar permanentemente nuestro sistema (¿?) de defensa.

¿Qué ha hecho el kirchnerismo?
El gobierno argentino se ha negado sistemáticamente a llevar para su votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas la cuestión de nuestros derechos soberanos en Malvinas, demás archipiélagos australes y mares adyacentes, lo que se hizo hasta 1989 exitosamente y que el menemismo retiró como muestra de “arrepentimiento” por la osadía argentina de recuperar de manos del imperialismo una porción de su suelo patrio, reduciendo nuestro reclamo al Comité de Descolonización, un organismo menor y sin ningún poder resolutivo favorable para nuestro país.
Ha sido el propio Estado argentino, nacional, provincial y municipal, el que ha aportado fondos del pueblo, para difundir a través del cine la tesis de la “autodeterminación” de los isleños, sabiendo a ciencia cierta que los isleños no son pueblo originario sino población insertada para garantizar la ocupación. El argumento de la autodeterminación de una población insertada por un imperialismo, fue rechazado cuando Gran Bretaña realizó una pantomima de referéndum en el peñón de Gibraltar, en el que la mayoría de la población británica votó por… seguir siendo británica.
Esta propaganda financiada por el Estado argentino reviste una enorme gravedad: si la Argentina concede al mundo imperialista el derecho de imponer la autodeterminación a poblaciones insertadas para la usurpación, habrá cometido una de las peores tropelías contra los pueblos y naciones que luchan por su verdadera libertad e independencia, como son el caso de Irak y Palestina y otros muchos del mundo.
Sigue vigente el Tratado de Londres, que es ley de garantía a las inversiones británicas; se paga religiosamente la deuda externa ilegítima, usuraria y fraudulenta al imperialismo inglés, ayudándolo a financiar su ocupación militar colonialista. Se le otorgó la principal reserva estratégica de nuestro petróleo, Cerro Dragón, hasta 2047, garantizando a la British Petroleum y a Bridas una concesión hasta el agotamiento. Las concesiones mineras a los grupos británicos o de la Commonwealth depredan nuestras riquezas y envenenan nuestros suelos y aguas, prometiéndole a la población argentina cuanta enfermedad terminal pueda sufrirse. Esas concesiones reinan en la provincia de Santa Cruz, feudo del kirchnerismo.

El desminado
El Gobierno del Dr. Kirchner resucitó un acuerdo sobre prospección para el desminado de las Islas Malvinas firmado por el extinto gobierno del Dr. De La Rúa y su ministro Rodríguez Giavarinni, ese que fijó como política para Malvinas “no hacer olas”.
El pueblo argentino liquidó el 19 y 20 de diciembre al mendaz y corrupto gobierno de la Alianza, cosa de la que parece no haberse enterado el Dr. Kirchner. Harto de una política destructiva para la Nación lo depuso como nunca antes había ocurrido con un gobierno constitucional. Con su fin, la Nación bien podría haberse deshecho de toda la lacra que la llevó al fondo de la crisis: por ejemplo ese acuerdo por desminado. El propio Dr. Duhalde sepultó el acuerdo en los cajones de uno de los peores ministros de Relaciones Exteriores de la historia, el ahora kirchnerista Dr. Ruckauf.
Sin embargo, muerto el proyecto de desminado en 2001, el Dr. Kirchner lo resucitó en el 2006. Los propios británicos se sonrojaron ante este hecho: ellos, siendo quienes ejercen la soberanía de hecho mediante su ocupación militar colonialista, tienen obligación de hacerse cargo del desminado, pero pagamos el 90% del estudio (siempre de acuerdo a la versión inglesa) para regocijo del imperialismo inglés.
Son abogados ingleses los que representan a la Argentina en la disputa con las pasteras europeas: uno de ellos familiar directo de Tony Blair.
Se toleran viajes desde las Malvinas al continente, como el del Endurence y otros, y a puertos sudamericanos, para facilitar el aprovisionamiento de los usurpadores que tienen desplegada una base de la OTAN (seguimos siendo socios extra OTAN), con armamento de todo tipo, listos para agredir a esta nación o colaborar con la agresión a cualquier otro país de América Latina.

Peligra la integridad nacional
Aún hoy no se sabe cuál es el relevamiento real de nuestras 350 millas náuticas, millas que el imperialismo inglés reclama para sí con el fin de apropiarse no solo de las Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur, sino que pretende extender su usurpación hasta nuestro sector Antártico. Como es sabido, la presentación del relevamiento de nuestras 350 millas náuticas en tiempo y forma vence en mayo de 2009. ¿A quién beneficiaría si este relevamiento no se hace en su debida forma y tiempo? A Gran Bretaña.
Advertimos durante años las consecuencias de la incorporación de nuestros territorios y mares y el sector antártico como de soberanía británica a la Constitución de la Unión Europea y luego en el Pacto de Lisboa (13 de diciembre de 2007), pero no mereció más que una referencia tan liviana como una pluma.
La política del gobierno argentino es tan vergonzante frente al imperialismo inglés, que siendo la propia Gran Bretaña la que viola los pactos que la benefician como el Acuerdo de Madrid (que impone en teoría un “paraguas” de soberanía), se niega a denunciar ese Acuerdo (derecho que asiste plenamente a la Argentina y figura en el propio Acuerdo) a pesar del reclamo de soberanía de 350 millas de nuestro mar a partir de las costas de nuestras Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y de nuestro sector antártico argentino, enunciado por el imperialismo inglés a fines de 2007. Un contrasentido en lo hechos: el Reino Unido de Gran Bretaña impuso un paraguas de soberanía para luego violarlo reclamando, soberanía sobre esos territorios.
Sin fantasía literaria alguna, el ministerio de Relaciones Exteriores sigue repitiendo el sonsonete sobre la inconveniencia de terminar con ese acuerdo internacional. Las relaciones internacionales del gobierno de los Drs. Kirchner niega una cuestión básica del derecho de los pueblos y del derecho internacional: los acuerdos se hacen y se deshacen en consonancia con los intereses y necesidades de la nación.

Eduardo Mariano Lualdi,
coordinador nacional del Frente Patriótico y Popular

La versión idílica de La Nación
Kirchner y “su reclamo” a Inglaterra
Estaban frente a una ventana. Néstor Kirchner miró a través de ella. Atardecía en Londres. “Tenga en cuenta que he nacido en una provincia en la que me crié mirando a las Malvinas”, dijo. A su lado, Tony Blair, inmerso en su propia isla, se tomó unos segundos para responder: dio un largo sorbo a su copa de oporto. “Entiendo”, asintió.
No se conocían. Kirchner había asumido la presidencia hacía poco; asistía con Luiz Inacio Lula da Silva y el ex presidente chileno Ricardo Lagos a la cumbre de partidos progresistas, invitado por el Partido Laborista. (…)
Casi en coincidencia con el Día de las Malvinas, Cristina Kirchner irá a Londres en las mismas condiciones que su marido, invitada por el Partido Laborista. En aquella ocasión estuvo con él, pero como senadora y primera dama. En esta oportunidad, a su lado, si coinciden frente a una ventana, no estará Blair, sino Gordon Brown. Aquello que diga no será más que la confirmación de la política del gobierno anterior; el nuevo anfitrión no necesitará unos segundos para responder.
El gobierno británico se apresuró a desentenderse del asunto. Los mandatarios asistirán como líderes de sus partidos, supuestamente afines al laborista. Una presidenta y un primer ministro nunca dejan de ejercer sus cargos, pero, en una cumbre política, de nada queda constancia en actas. El renovado reclamo por la soberanía de las islas será funcional a la presidenta argentina, así como, en el caso de Brown, podrá serlo el silencio, salvo que acceda a una petición concreta y, de ese modo, contribuya a descongelar la relación bilateral.

(Extractado de La Nación, 8 de febrero de 2008)

Precisiones para aclarar posibles confusiones
Sobre los “límites antárticos”
El siguiente es el texto del Dr. Carlos Alberto Rinaldi, ex director Nacional del Instituto Antártico Argentino 1985/2001 y vicepresidente del Comité Científico de Investigaciones Antárticas 1990/94, publicado por Nuestromar.

En la edición del día 26 de diciembre el diario La Nación, publicó en su página 17 un artículo del embajador del Reino Unido titulado “Límites Antárticos”, en el cual se realizan comentarios que pueden llevar a la confusión al lector, los que no concuerdan con la letra ni con el espíritu del Tratado Antártico y del Protocolo de Madrid.

El Tratado Antártico
Al manifestar “la voluntad de sus miembros de dejar de lado sus diferencias en materia de soberanía, para cooperar en asuntos de interés común” (sic), el Sr. Embajador hace una interpretación muy particular del Art.IV del Tratado Antártico que señala:
1- “Ninguna disposición del presente Tratado se interpretará: a) como una renuncia, por cualquiera de las partes contratantes, a sus derechos de soberanía territorial o a las reclamaciones territoriales en la Antártida, que hubiere hecho valer precedentemente; b) como una renuncia o menoscabo, por cualquiera de las partes contratantes, a cualquier fundamento de reclamación de soberanía territorial en la Antártida que pudiera tener, ya sea como resultado de sus actividades o de las de sus nacionales en la Antártida, o por cualquier otro motivo; c) como perjudicial a la posición de cualquiera de las partes contratantes, en lo concerniente a su reconocimiento o no reconocimiento del derecho de soberanía territorial, de una reclamación o de un fundamento de reclamación de soberanía territorial de cualquier otro estado en la Antártida.
2- Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente tratado se halle en vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región. No se harán nuevas reclamaciones de soberanía territorial en Antártida ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas valer, mientras el presente tratado se halle en vigencia.”
La letra es clara, y valdría la pena saber con precisión cuáles son los “asuntos de interés común” para el Sr. Embajador, quien señala: “principalmente la investigación científica y la administración sustentables de los recursos naturales” (sic), sin mayor especificación.
Los recursos naturales pueden ser los renovables (biológicos) y los no renovables (minerales). Los primeros están regidos por la “Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos” y los últimos están por ahora excluidos por el Art. 7 del Protocolo.
Y en cuanto a la investigación científica es sabido que tanto el Tratado como el Protocolo, los alientan y Argentina los ha intensificado desde el siglo pasado, encontrándose en este momento, a veces con precarias tecnologías, en niveles reconocidos mundialmente, inclusive el actual director del Instituto Antártico Argentino ejerce la vicepresidencia del Comité Científico de Investigaciones Antárticas (SCAR).

La plataforma continental
Con respecto a la fijación de los límites exteriores a la plataforma continental, el Reino Unido no ha presentado aún ante la ONU la información tendiente a la determinación del límite exterior de su plataforma continental, incluida la correspondiente al sector reclamado en Antártida. Al respecto se presume que su postura será la de presentar los límites de la plataforma continental, en el sector reclamado por la Gran Bretaña y en las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich. Cabe aclarar que el Reino Unido dispone de toda la información técnica para poder efectuar su presentación sobre ese continente. Esta hipótesis se encuentra avalada por el gran esfuerzo realizado en los últimos 10 años en la cantidad y calidad de trabajos hidrográficos, geodésicos y fotogramétricos efectuados en Antártida. Tarea aún pendiente en nuestro país que, por falta de inversión y de plataformas navales aptas para esas tareas, a 2 años de la presentación ante la ONU se encuentran en el inicio de su realización.
A lo expresado, se suman las versiones periodísticas aparecidas durante septiembre y octubre del corriente año, referidas a las presentaciones británicas sobre la determinación del límite exterior de la plataforma continental en el área de Malvinas y Antártida, para la posible adjudicación de concesiones petroleras en la cuenca de Malvinas.
El Sr. Embajador indica que los “limites sólo se extenderán más allá de las 200 millas en las zonas de dichos territorios en los que la geología demuestre que existe una plataforma continental”. Este concepto esgrimido aquí es el mismo que el Reino Unido niega cuando Argentina indica que las Malvinas se encuentran dentro de su plataforma continental, una misma cuestión pero con aplicación según la conveniencia. Esta posición es permanente del Reino Unido, y data de la década del 40, al considerar territorio antártico británico el sector reclamado integrado con Malvinas, Georgias y Sándwich, haciendo reaparecer con alternancias el criterio de que el límite de Antártida es la convergencia que pasa al norte de las Islas Georgias. De hecho, actualmente ejerce acciones soberanas por la fuerza en dicha zona, con establecimientos permanentes en Georgias, concesiones y patrullas pesqueras.
Cabe aclarar que hasta hoy nuestro país mantuvo separado en los foros internacionales la cuestión Malvinas de la cuestión Antártida insistiendo enfáticamente que el límite antártico es el paralelo 60º S.
Como se ve los argumentos del Sr. Embajador del Reino Unido son empleados según las conveniencias de su país.

Dr. Carlos Alberto Rinaldi

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