Recordemos que el 26 de septiembre, en Iguala, tras una brutal represión con seis muertos, 43 estudiantes de la escuela Normal Raúl Isidro Burgos, fueron detenidos por policías y, según se afirma, entregados al grupo de narcotraficantes Guerreros Unidos, estrecho aliado del intendente de Iguala, hoy detenido. En la propia represión del 26 de septiembre, hay terribles denuncias de torturas hasta la muerte a estudiantes, como el caso de Julio César Mondragón Fontes (22 años), desollado vivo. Todo esto ocurre en el estado de Guerrero, una de las zonas más castigadas por una política de Estado que ha favorecido el crecimiento de los cárteles de la droga, que han sembrado el terror con miles de asesinatos de los sectores populares.
Al cierre de esta edición, dos grandes columnas encabezadas por familiares y compañeros de los estudiantes secuestrados recorrían México hacia el sur y hacia el norte, realizando actos y convocando a converger el 20 de noviembre en la capital del país.
La columna sur había llegado a Chiapas, y la norte a Chihuahua. En Chiapas, en un acto llamaron a sumar fuerzas para construir un nuevo movimiento nacional “que cambie todo desde abajo”. Los familiares denunciaron que el gobierno “en sus tres niveles junto con los sicarios son los responsables de la desaparición de sus hijos”. Además, dijeron que el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, “miente y les ha mentido en todas sus investigaciones y declaraciones”. Luego fueron recibidos por los líderes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quienes les han manifestado su solidaridad y han exigido justicia.
Omar García, sobreviviente del ataque policíaco en Iguala, hizo un llamado a los presentes a sumar fuerzas porque “si nos echamos pa’atrás, el gobierno y sus cuerpos policíacos y militares, así como paramilitares, van a desaparecernos a todos. Ni un paso atrás”.
Marchas, tomas, boicot
La ola de indignación del pueblo mexicano ha dado nuevas demostraciones la semana pasada. El viernes 14, miles de maestros mexicanos marcharon y realizaron un acto de protesta en el Hemiciclo a Juárez, centro histórico de la Ciudad de México, para exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa.
En la capital de Guerrero egresados de las escuelas normalistas chocaron con la policía e incendiaron dependencias del Congreso estatal. En varias ciudades, grupos de estudiantes tomaron peajes levantando las barreras. En Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Chiapas se realizaron bloqueos de centros comerciales, boicoteando una iniciativa de las cámaras comerciales denominada “El Buen Fin”. Integrantes del Frente Único de Normales Públicas del Estado de Guerrero (Funpeg) retuvieron camiones de empresas privadas y oficiales por puestos de trabajo y exigiendo la aparición con vida de los 43 normalistas.
En la Ciudad Universitaria se registraron enfrentamientos el sábado 15, cuando la policía intentó desalojar a los estudiantes que mantienen ocupado el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. La policía fue rechazada con palos y piedras, y tuvo que retroceder. Más temprano, un agente disparó sobre un estudiante, lo que fue respondido con la quema del vehículo que transportaba los agentes de la Procuraduría capitalina. Hay denuncias de estudiantes detenidos y desaparecidos.
Maniobras oficiales
En los últimos días, desde varios sectores, principalmente por parte de los familiares de los estudiantes, se viene desmintiendo la información dada a los familiares por parte de la Procuradoría General de la República, de que se habían encontrado los restos calcinados de los secuestrados en Iguala.
El Equipo Argentino de Antropología Forense, que actúa como perito independiente de los familiares de los estudiantes, en un comunicado afirma que “hasta el momento, no han habido identificaciones entre los restos recuperados en las 3 localidades mencionadas y los 43 normalistas”. Varias publicaciones periodísticas además reflejan que observaciones realizadas en el lugar donde los sicarios de Guerreros Unidos habrían asesinado y quemado a los normalistas de Ayotzinapa, contradicen la versión oficial, asegurando que en esa zona llovía. El sitio proceso.com.mx afirmó “Lo único que pudo quemarse hasta convertirse en ceniza es la historia de la PGR”, junto con la endeble “reconstrucción” de hechos que difundió el fatigado funcionario encargado de procurar justicia.
Así como se denunció en su momento que el gobierno pretendió comprar el silencio de los familiares con una indemnización, lo propio intentaron en el caso de Julio César Mondragón Fontes, denunció su esposa.
Juegos blindados
En la ciudad de Veracruz, donde se están desarrollando los Juegos Centroamericanos y del Caribe, el gobernador desplegó una enorme cantidad de efectivos de fuerzas federales y estatales, intentando impedir que los ecos de las luchas populares tengan expresión en los juegos. Tal es el miedo de los gobernantes, que hay más policías que atletas: son 7.800 policías, y 5.064 deportistas.
Las marchas se suceden en Veracruz, donde los juegos se extenderán hasta el 30 de noviembre. El sábado fue quemada la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Xalapa, y los días previos a la inauguración manifestantes lograron apagar la llama de los juegos en uno de los tramos.
En las siete semanas que pasaron desde el secuestro de los normalistas, la oleada de luchas en México no para de crecer, y se han intensificado los enfrentamientos con las fuerzas represivas. Son cada vez más los que reclaman juicio político al presidente Enrique Peña Nieto, del PRI, y todos los días hay nuevas expresiones solidarias en todo el mundo. Para la jornada del 20 han comprometido su presencia, además de los sindicatos docentes, el de telefonistas, entre otros.
Consignas como “fue el Estado”, “Con vida los llevaron, con vida los queremos”, “PRI, PRD, y PAN (los tres grandes partidos burgueses mexicanos) cómplices del narco poder”, “Que se vayan todos”, expresan el estado de ánimo de hartazgo de grandes sectores del pueblo, particularmente los jóvenes, que expresan “Se metieron con la generación equivocada”.