Estudiantes, docentes, organizaciones sociales, sindicatos, policía comunitaria y ciudadanos dieron su solidaridad a los alumnos de Isidro Burgos, que en el ataque también perdió a tres estudiantes asesinados. Para el 22 de octubre está prevista una masiva marcha nacional a Iguala, en medio de una oleada de luchas que incluye la toma de carreteras, refinerías y aeropuertos en diferentes partes de la República, así como el bloqueo de empresas monopolistas, marchas en las principales ciudades y paros en el sector educativo.
Entre las principales demandas, junto a la aparición con vida de los estudiantes, está el reclamo de la renuncia del gobernador del estado de Guerrero, Ángel Aguirre, y la disolución de los cuerpos represivos.
Fosas con cadáveres calcinados
La semana pasada fueron descubiertas fosas comunes donde se hallaron 28 cadáveres calcinados, que se ha comprobado que no pertenecen a los normalistas.
Como expresa un periódico mexicano: “El alivio en México al saber que los estudiantes normalistas desaparecidos no están entre los cadáveres hallados en fosas fue fugaz. Y abrió paso a protestas y nuevos interrogantes: ¿Quiénes son esos muertos?, ¿cuántas personas han sido asesinadas en Iguala? y ¿dónde están los jóvenes?”. Las familias de los alumnos, que tuvieron una inyección de esperanza con los resultados de los análisis de ADN, siempre han asegurado que sus hijos están vivos y en poder de policías de Iguala fugitivos.
La Fiscalía del Estado de Guerrero considera “secuestrados” a los estudiantes, pese a que algunos detenidos, entre ellos sicarios del cártel Guerreros Unidos, que opera en la región, han reconocido que asesinaron a algunos de los jóvenes y han llevado a las autoridades a otras fosas.
Los habitantes de Iguala, situada a 200 km de Ciudad de México, llevan años aterrorizados por la impunidad del narcotráfico y su infiltración en las autoridades locales. Vecinos de áreas rurales narraron que apenas salen de sus casas por las noches por temor a los sicarios que irrumpen allí para torturar y deshacerse de sus víctimas. Con el secuestro de los estudiantes normalistas, quedó en evidencia el grado de complicidad entre los narcos y el gobierno, ya que varios policías de Iguala reconocieron que tras los enfrentamientos del 26 de septiembre, los estudiantes fueron entregados a miembros del cartel Guerreros Unidos.
Crece la indignación y las marchas
En estos días se realizaron paros de 48 horas por parte de sindicatos docentes, y se tomaron varios ayuntamientos en Guerrero. Cada día queda más jaqueado el gobierno de Enrique Peña Nieto, que viene desarrollando una política privatizadora, entreguista y de ajustes, que en el caso de la educación está provocando una verdadera contra reforma, fuertemente resistida por docentes y estudiantes de todos los niveles. Así lo vienen demostrando los estudiantes del Instituto Politécnico, quienes tras lograr paralizar la privatización de este ente autónomo en el que estudian más de 160 mil alumnos, volverán a salir a la calle rechazando la contrapropuesta del gobierno, y sumaron a sus reclamos la aparición con vida de los 43 estudiantes.