Impresiona el proyecto de la Secretaria de Agricultura Familiar de Agroindustria de la Nación destinado a pequeños productores. Propone “Agricultura Familiar” basado en el “Agronegocio”, un modelo de alta productividad para la exportación con la “aglutinación de la tierra productiva en conjuntos que brinden escala”, “como un “pool de siembra” y con un paquete tecnológico con insumos para el salto en la productividad. Plantea encararlo con crédito externo y asociación con empresas de Brasil. El destino principal del maíz será el estado de Santa Catarina-Brasil lindante con Misiones. Un grupo importante de pequeños productores de Misiones se convertirían en poco tiempo en productores de ese maíz y se planifican incorporar 235.000 ha del cultivo. Siendo que la superficie provincial con maíz es de alrededor de 25 mil ha, el salto es gigantesco.
Calculan los planeadores que el margen bruto (ingreso libre de gastos) estimado será 300 dólares por ha y la base tecnológica sería con semilla resistente a glifosato, corrección de suelos con cal, fertilizantes, siembra directa y cosecha mecánica. El “modelo brasilero”, aunque “mezclado” con el “modelo sojero de pooles de siembra” de la pampa húmeda, Argentina. Los pooles son organizaciones productivas que, sobre la base de grandes capitales de inversión, alquilan tierras a los productores y tercerizan y encargan la producción a contratistas de maquinaria especializados en gran escala y con baja mano de obra.
En Argentina cerca de 150 mil productores de la Pampa Húmeda dejaron de serlo entre los años 1980 y 2008, primero alquilando sus tierras y después abandonando las chacras y en muchos casos, vendiendo la tierra. Esto explica la gran concentración de población urbana en los centros exportadores de Argentina, con proliferación de villas y asentamientos de población que quedó sin trabajo en el campo dado el paquete tecnológico que descarta la mano de obra; producción para exportación sin otras alternativas de creación de empleo. Una crisis social y ahora alimentaria. Esto ocurre en el mismo momento que Argentina se convirtió en el cuarto productor mundial de alimentos.
Misiones no es Santa Catarina
Existen condiciones ecológicas parecidas entre Misiones y Santa Catarina. En las zonas fronterizas existe una importante migración de campesinos brasileros (desplazados por el modelo de producción impuesto en aquel país) donde el cultivo de granos aumentó en superficie y producción los últimos 30 años por la demanda interna y la exportación. Se realiza con un paquete tecnológico relativamente caro, pero necesario, para producir con suelos y lluvias diferentes a nuestra “Pampa Húmeda”; necesitaron desmontar, sistematizar, corregir acidez con cal, fertilizar, etc. Ello fue posible con políticas públicas específicas (crediticias, impositivas y subsidios).
En Misiones tuvimos el inicio colonizador con cultivos anuales, luego las chacras mixtas (agricultura-ganadería) con los ciclos de los cultivos perennes y sememiperennes (yerba, té, tung, caña, cítricos, esenciales, animales). El gran desarrollo del tabaco vino apuntalado con el esquema basado en el Fondo Especial del tabaco (FET).
El resultado final es visible claramente al observar las márgenes del río Uruguay de ambos países enfrentadas con 500 a 1000 metros de distancia: Brasil con terrenos totalmente desmontados con monocultivo de anuales, y Argentina con un paisaje muy heterogéneo (agricultura, ganadería, monte, etc.).
Consideraciones técnicas y socioeconómicas
La soja tiene mayor plasticidad a las condiciones ecológicas, soporta sequías y puede recuperar el crecimiento y floración. El maíz en cambio solo tiene una sola floración en un periodo corto de tiempo; si durante la floración no hay agua en el suelo, el cultivo baja mucho el rendimiento.
Muchos campesinos de Misiones en base a la experiencia adoptaron la estrategia de producir fundamentalmente para el autoconsumo de la familia, de los animales y venta de excedentes. Realizan principalmente siembras de variedades con semillas propias y no requieren insumos importados a valor dólar, ni pago de servicios de siembra directa, de cosecha y secado. Bajan el riesgo y los costos, aunque los rendimientos no sean “extraordinarios”.
Los planeadores del Proyecto apuestan a más que duplicar los rindes medios de Misiones, que son de 3.5 Tn/ha, y pasarían, según ellos, a más de 8 Tn/ha siguiendo la experiencia de Brasil. Aparece muy optimista esa propuesta si tenemos en cuenta que los rindes medios de maíz en Brasil son de alrededor de los 5,5 Tn /ha.
Algo de la historia no tan lejana
En los años 1973-74-75 se expandió la propuesta del “Plante soja” en Misiones. Se realizó aquí el Primer Congreso de la Producción de Soja (en el viejo edificio de la Legislatura) y Misiones llegó a ser la una de las principales provincias productoras del país, con unas 45.000 hectáreas. El gobierno democrático del momento promovió la instalación de silos en varias cooperativas (Ruíz de Montoya, Eldorado, Santo Pipó, San Javier, etc.), y la Junta Nacional de Granos garantizaba un precio igual al del puerto de Rosario (compensaba el flete de 1.000 km). Surgió la Cooperativa Oleaginosa de Santo Tomé y la Cooperativa de Santo Pipó habilitó la extracción del aceite con solvente. El golpe militar del ‘76 dio inicio a ciclos de crisis, desapareció la Junta de Granos en Misiones y desapareció prácticamente el cultivo de soja que se mudó a las mejores condiciones productivas de la Pampa Húmeda siguiendo la demanda mundial. Los silos se convirtieron en chatarra; nos existen más la Cooperativa Oleaginosa de Santo Tomé ni la Cooperativa de Santo Pipó.
No hay casualidades en las decisiones políticas
A partir del año 2000 varios grupos de productores/as misioneros realizaron experiencias de rescate de variedades de los maíces locales que utilizaban y utilizan hoy, lograron organizar la producción y obtuvieron del Ministerio del Agro Provincial, con un acuerdo financiero de Nación, la compra de miles de kilos de estos maíces criollos. Un proyecto casi único en el país que a su vez distribuyó las semillas a otros productores por varios años.
Estos productores misioneros también fueron pioneros en la producción de semillas de cubiertas verdes para ser utilizadas en cultivos perennes y anuales. Difundieron estas experiencias productivas en folletos y cartillas con el apoyo del Indes y el INYM. Sin embargo, no se ha conseguido que se compren esas semillas para la distribución a los productores yerbateros.
Pero nada es casual, estas experiencias productivas con pequeños productores fueron llevadas a cabo con el apoyo de técnicos/as de la Secretaría de Agricultura Familiar de Nación y varios de los mismos fueron dejados cesantes en Misiones sin causa cierta con hasta 20 años de servicios.
No es casual entonces que la Dirección de la Secretaría de Agroindustria de la Nación impulse proyectos como el señalado para los pequeños y medianos productores de Misiones. En el medio y largo plazo implicará un camino concentrador de tierra, menos productores, y así avanzar hacia la provincia de desierto verde de pinos como ha pasado en el norte con Alto Paraná y la desaparición de la población rural, cooperativas y hasta pueblos. Ahora, con un modelo de monocultivo transgénico concentrado para exportación en vez de una provincia con personas en chacras diversificadas en convivencia con el ecosistema trabajando en las mismas.
Hoy N° 1760 27/03/2019