Penayo explica que “se cerró todo el paquete de fin de año en un contexto nada favorable. Aun así, logramos mantener conquistas históricas: las cajas, el bono, el voucher, el producto interno y los días para quienes salen de vacaciones en ese período. Todo eso con montos actualizados, lo que “no es poca cosa”, subraya, teniendo en cuenta que la empresa anunció un hecho inédito: un parate total de producción del 14 de diciembre al 5 de enero.
“La firma argumenta una fuerte caída de ventas: 13.000 toneladas menos sobre un objetivo anual de 72.000. Según las consultoras que la empresa cita, 2026 podría ser todavía más complejo. Incluso incorporando nuevas líneas -Mini Oreo, Melba y otras que antes se producían en otras plantas-, la caída de ventas no se recuperó en todo el año”.
Frente a este escenario, la empresa intentó primero consensuar vacaciones entre el 14 y el 5, como contó Penayo en una entrevista anterior. “Buscaban entre 500 y 700 personas y se anotaron sólo unas 220”. Ante ese fracaso, la empresa planteó imponer una semana obligatoria de vacaciones, “lo que la Comisión Interna rechazó por ilegal, y les dijimos que si ellos consultaban a la gente y la gente cedía –‘yo pongo una semana de mis vacaciones y la empresa paga otra extra’-, no íbamos a cerrarles ese camino”.
Tras dos semanas de idas y vueltas, porque la dirección de la empresa se retiró enojada de la negociación, “volvieron con la propuesta de una consulta. Allí 1.200 de los 1.500 trabajadores adhirieron a un protocolo: cada trabajador toma una semana de sus vacaciones, la empresa paga otra, y además quedan dos días adicionales para usar durante el año. La empresa paga nueve días completos”, precisa Penayo, al 100%.
Aclara el compañero que no se trata de una suspensión: “en ese caso, deberían formalizarla en el Ministerio de Trabajo. De todos modos, la empresa presentó una nota apelando al artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo -el mismo usado en Georgalos-, dejando abierta esa ‘ventana’ en caso de no haber acuerdo”.
Las tres semanas sin producción ya están definidas. Recién el 5 de enero comenzarán a ingresar materia prima, con lo cual el reinicio de las líneas se estirará unos días más. “El problema va a venir cuando regresemos todos en febrero o marzo -advierte Jorge-. Si no levanta la venta, no van a producir para llenar los supermercados de mercadería que te devuelven vencida”.
Respecto del paquete de fin de año, detalla Penayo que la empresa paga una semana más dos días, lo que suma alrededor de $800.000 a $880.000 por trabajador, según la categoría. A eso se agregan las cuatro cajas (unos $180.000), un bono de $525.000 y un voucher de proveeduría de $53.000. “En total un poco más de $1.600.000 entre días, cajas, bono y voucher. Esto es importante, si tenemos en cuenta que el salario promedio actual ronda los $1.400.000”.
“Esto es parte de la política del gobierno de destrozar toda la industria”
El panorama laboral y productivo se inscribe en un cuadro nacional más grave. “Esto es parte de la política de este gobierno de destrozar toda industria —afirma Penayo—. Lo veníamos denunciando: primero cayeron las metalúrgicas, las autopartistas, el calzado, textiles. En la alimentación estamos nosotros, como productores de galletitas, que no es de primera necesidad, pero tampoco es industria de bienes durables. Hasta ahora, se vienen salvando las que producen alimentos de primera necesidad. Si no hay repunte, a mitad del año que viene vamos a sufrir lo que ya están sufriendo las empresas que están cerrando hoy”.
Penayo advierte que se multiplican las preocupaciones en la fábrica por los cierres y suspensiones, pero también surgen respuestas frente a los despidos: “Hay tomas de fábrica que son el camino. Porque esto es un industricidio que nos lleva al tacho a todos”.
La reforma laboral profundiza la amenaza. “Ya sabemos que es dañina para el trabajador. No sé dónde vamos a terminar. Y todavía hay sectores que siguen bancando al gobierno con el argumento que ‘siempre estuvimos mal’, que ‘hay que darles tiempo’, que ‘el cambio va a venir’. Pero ya lo dijo hasta Cavallo: tasa alta y dólar bajo es contra la industria. Esto no va a cerrar bien”.
Frente a este horizonte, desde la Interna y la Celeste y Blanca “impulsamos reorganizar los multisectoriales que surgieron en tiempos del macrismo y en otros momentos contra este gobierno. Unirnos, intercambiar lo que está viendo cada sector, trabajar para un paro nacional. Parte de la CGT va a enfrentar esta situación; otra parte va a conciliar; y siempre habrá quienes apoyen al gobierno. El tema es si predomina la unidad de los que queremos enfrentar esta política.
“El objetivo es claro: construir un paro nacional activo que nos permita dar vuelta la situación, en momentos en que están discutiendo como meter la reforma laboral en el Congreso. Un paro para unificar las luchas por todo lo que está sufriendo el movimiento obrero”, concluye Penayo.
Corresponsal
hoy N° 2089 10/12/2025
