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07 de marzo de 2012

Gisela del Rosario Gómez murió a los 30 años en la ciudad de El Carmen con traumatismo de abdomen, laceración de bazo, traumatismo de cráneo con hemorragia, producto de los golpes que le dio su novio, Espinosa.

Morir por el hecho de ser mujer

Hoy 1409 / Femicidio en El Carmen, Jujuy

Una relación sentimental de quince años en la que Gisela jamás salió de su casa para verlo, sino que él la buscaba, cuando ella salía sola, la escondía, y su madre la rescataba. Así tuvo dos hijos con él, de 5 y 7 años. Nunca convivieron.
“¿Qué les digo a los chicos que la están esperando?” se preguntaba una y otra vez Olga entre llantos, luego de salir de ver al fiscal que investiga el homicidio, el viernes 2 de marzo a las 19 hs.

Una relación sentimental de quince años en la que Gisela jamás salió de su casa para verlo, sino que él la buscaba, cuando ella salía sola, la escondía, y su madre la rescataba. Así tuvo dos hijos con él, de 5 y 7 años. Nunca convivieron.
“¿Qué les digo a los chicos que la están esperando?” se preguntaba una y otra vez Olga entre llantos, luego de salir de ver al fiscal que investiga el homicidio, el viernes 2 de marzo a las 19 hs.
Espinosa fue detenido, acusado de homicidio. La historia fue de sometimiento, violencia, opresión. El niño más pequeño de ambos nació a los seis meses de gestación, producto de otra golpiza que Espinosa le dio a ella embarazada hace cinco años. Su hermanito mellizo no sobrevivió y murió al nacer.
Desde hacía un año la familia de Gisela estaba tranquila: ella, encerrada, no salía sola a ningún lado. Pero el 28 de febrero Gisela tuvo que ir sola a Anses porque no había cobrado la Asignación universal.
Allí se produjo el encuentro mortal. El 1° de marzo, su madre Olga fue llamada por una vecina de Espinosa quien le dijo que su hija Gisela estaba descompuesta. Olga vio a su hija en la casa de Espinosa tendida en la cama, ya muerta.
Jujuy vuelve a hablar con esta nueva muerte, de las mujeres que mueren por ser mujeres, por ser consideradas objetos de lo que otro puede disponer, hasta la muerte. Jujuy se enluta otra vez con un femicidio.
Espinosa tiene el mismo historial que el asesino de Georgina Vera: delincuencia, amigo de policías -que vaya a saber qué vínculos los unía-, uso de armas. Y el mismo final: asesinó a la mujer a quien no podía dejar de someter, hasta la muerte.
Otra vez la prevención de la violencia ausente. Otra vez un final anunciado y un dolor inmenso. Otra vez un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, donde un nuevo nombre se suma a los reclamos por justicia.
Las integrantes de la Casa de la Mujer de El Carmen tomaron frente a los padres de Gisela, el compromiso de luchar por justicia. Y otra vez, una joven que pasó por las filas de la CCC, muere víctima de la violencia de género. Como Georgina Vera y Zulma Gutiérrez de Perico; como Analía Milagros Medina de Libertador Gral. San Martín. La condena de 20 años al asesino de Georgina Vera es un parámetro para saber lo que estamos dispuestos a pelear, pero el fantasma de Marisel Zambrano, otro femicidio de Palpalá, donde el asesino solo fue condenado a cinco años de prisión, también está presente. Por eso la lucha por justicia, otra vez, es necesaria.