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03 de noviembre de 2011

Se agudizan las contradicciones entre la Confederación de Trabajadores del Transporte, encabezada por el secretario de la CGT Hugo Moyano, y el gobierno de Cristina.

Moyano en la cuerda floja

Hoy 1393 / Crisis económica y fricciones entre los de arriba

Nunca debemos correr del análisis de esta situación a las poderosas cámaras empresariales de transporte de cargas, combustibles, caudales, correos privados, recolección de basura, distribuidores de mercancías, armadores navieros, de pasajeros (no olvidar los subsidios que estas últimas reciben del Estado).

Nunca debemos correr del análisis de esta situación a las poderosas cámaras empresariales de transporte de cargas, combustibles, caudales, correos privados, recolección de basura, distribuidores de mercancías, armadores navieros, de pasajeros (no olvidar los subsidios que estas últimas reciben del Estado).
La inflación eleva los costos de repuestos, neumáticos, reparaciones y sobre todo el valor del gasoil, que hoy se encuentra a niveles de la nafta súper. Detrás de estas cámaras empresarias están sus proveedores de camiones como Mercedes Benz, Scania, Volkswagen, Fiat, Ford, Renault, etc., y poderosos monopolios mundiales autopartistas y del neumático. Estos fueron básicamente los impulsores de la destrucción del ferrocarril y de la construcción de rutas. Debemos ver el poder que este sector tiene en la economía actual, y también el alto nivel salarial de los sacrificados trabajadores en las ramas del transporte.
Pero la superexplotación y los ritmos van generando grandes luchas y rebeliones contra las patronales y las direcciones sindicales traidoras, como en el Subte, la línea 60, Transportes del Oeste y tantas otras.
En el transporte de pasajeros se están dando una serie de quiebras y compras por partes de grupos monopólicos como Plaza (donde están Macri y los Kirchner), con una Secretaría de Transporte de la Nación que es un antro de corrupción desde siempre -pero con los Kirchner mucho más– con ejemplos claros como Jaime, Schiavi, etc. El asesinato de Mariano Ferreyra desnudó a fondo cuál es la operatoria de estos sectores.

Moyano sabe que vienen por él
Hugo Moyano pidió un tercio de los cargos en las listas del Frente para la Victoria, incluido el de vicepresidente. Movilizó en grande para el 1º de Mayo, y poco es lo que logró.
Claro, Cristina, con el apoyo de otros sectores de las clases dominantes no iba a fortalecer su posición dándole cargos importantes, porque está trabajando para sacarlo de la CGT. La presidenta tenía a Gerardo Martínez de la Uocra –“flor” de candidato: un agente de inteligencia del Ejército durante la dictadura–, que se le cayó de un plumazo, pero ahora apuesta a Caló de la UOM, un traidor de su íntima confianza, o Pignanelli del Smata, que ayuda a la política de alianza con los monopolios del automotor. Para lo que no tiene empacho en aliarse con “los gordos”, como Lescano y Cavalieri.
En una reunión Moyano dijo: “a prepararse que vienen por nosotros”. Lo dice sabiendo que tiene la “espada en la cabeza” de la operatoria con las mafias de remedios truchos que mandó a la cárcel al dirigente bancario Zanola.
Hoy Cristina tiene el 54% de los votos. Scioli el 55% en la provincia de Buenos Aires. Los efectos de la crisis de sobreprodución relativa vuelven a instalarse como en el 2008, pero en esa época estábamos en medio de la rebelión agraria. Hoy, prácticamente todos los sectores de las clases dominantes la apoyaron para la continuidad del modelo, pero los problemas empiezan a llegar en las ramas siempre en forma desigual, como en el 2008-2009. Cada sector apoya pero disputa las ayudas, subsidios, desgravaciones y las cajas.
Todo indica que Cristina va a sacarse de encima a los funcionarios que había puesto Néstor Kirchner en la Secretaría de Transporte, y les sacará a los camioneros el control de las credenciales de los choferes. Muchos son los problemas que se acumulan entre ellos y en las patronales del transporte si la economía se contrae y avanza la crisis, muchos son los créditos a pagar por compra de ómnibus, camiones motores, etc.
Ante la incertidumbre futura, cada cual busca posicionarse en la carpa de Cristina a los codazos. Pero mucho más preocupado está Moyano que sabe que vienen por él: por eso se entiende la “sorpresa” de los dichos del día del homenaje a Néstor Kirchner de los Moyano (Hugo y su hijo Facundo), pidiendo que se baje el impuesto a los salarios.
Desde ya no hablaron de la prohibición de repatriar ganancias y tantas medidas anticrisis que se deben tomar hoy, garantizando los salarios a nivel de la canasta familiar real, ni de prever la prohibición de despidos y suspensiones. Como Moyano se cura en salud, adelantó una pieza para atacar a Aníbal Fernández y defender al “Pollo” Sobrero, lo que estuvo bien; pero no le es fácil con semejante currículum –particularmente de haber sido el gran devaluador junto a Duhalde y De Mendiguren en 2002–, posicionarse en las bases obreras en este duro enfrentamiento que va a ir en aumento.
Seguramente esta vez Cristina avanzará con la propuesta de pacto social, que las patronales imperialistas y las otras van a apoyar para frenar, moderar y reducir los salarios aún más.
Si Moyano no puede zafar de la jugada, va a ser derrotado entre los de arriba. Esta pelea va a hacer mucho ruido; los trabajadores no debemos equivocar el camino en el golpe principal y cómo aprovechamos las contradicciones. Cristina buscará aprovechar el odio en las masas obreras contra los dirigentes traidores, como ya lo hizo en las elecciones, para empujar y poner el blanco en Moyano y correrlo del sector hegemónico de las clases dominantes que ella lidera, hoy con apoyo de masas del 54%.
Es la hora de lanzar a las masas obreras nuestra propuesta sindical, que tiene como blanco la política del gobierno de Cristina Fernández y el régimen de personerías gremiales. Con una propuesta independiente que gane a las masas obreras por abajo y los dirigentes combativos.
Encabezar las luchas por salarios y contra ritmos y despidos, suspensiones y una propuesta anticrisis a favor del pueblo que defienda a fondo los interés de la clase obrera y el pueblo, librando una batalla política enorme, mucho más grande y extendida que la propia campaña electoral, reagrupando todo lo posible de unirse para ello, y aprovechando a fondo todas las contradicciones, sin perder en ningún momento de vista al sector hegemónico de las clases dominantes en el gobierno como el blanco a golpear.