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03 de noviembre de 2010

La familia, ese lugar donde nacemos, crecemos, damos nuestros primeros pasos, fue un tema de debate profundo en uno de los talleres del 25º Encuentro Nacional de Mujeres.

Mujeres y familia

Hoy 1342 > Ecos del 25 Encuentro Nacional de Mujeres

Desde el inicio del taller se fueron volcando distintas temáticas que hacen a la vida cotidiana de las mujeres. Relatos conmovedores, que tienen su origen en la doble opresión, de clase y de género, permitieron un debate profundo con mujeres de distintas regiones de nuestro país.

Desde el inicio del taller se fueron volcando distintas temáticas que hacen a la vida cotidiana de las mujeres. Relatos conmovedores, que tienen su origen en la doble opresión, de clase y de género, permitieron un debate profundo con mujeres de distintas regiones de nuestro país.
El tema de los bajos salarios estuvo planteado por trabajadoras municipales que cobran alrededor de $1.000, esbozando contradicciones con las que perciben el plan Argentina Trabaja, que tienen un salario mayor. En un buen clima se fue analizando que no debíamos caer en la pelea entre pobres, que son estimuladas por el gobierno, por el contrario nos debíamos unir todas en la lucha por salarios acorde a la canasta familiar.

 

La crisis y el papel de la mujer
El relato pormenorizado de desocupadas de Rosario, del acampe de dos semanas del que fueron protagonistas, para que llegue a la provincia de Santa Fe el Plan Argentina Trabaja, desnuda el doble discurso kirchnerista, que entrega los planes a los “amigos”. Una joven madre, que iba al corte con sus chicos en carro, contaba que el hambre y la falta de trabajo crean conflictos en la familia. Aquí nos detuvimos a plantearnos el rol de las mujeres. La crisis de los 90 provocó cambios profundos en la familia. Al crecer la desocupación, el varón que ocupaba por su rol productivo un papel jerarquizado en la familia, en la mayoría de los casos al perder el trabajo empieza a ser descalificado, pierde su autoestima, se deprime, cae en el alcohol, la violencia familiar, etc. Y es la mujer la que sale a trabajar, a la lucha, para resolver las necesidades básicas. Las mujeres, por miles en los movimientos de desocupados, que pudieron abordar estos cambios con debates en asambleas, en los Encuentros nacionales de mujeres, avanzaron en medio de sacudones, ellas y sus familias.
A partir de comentarios, también se planteó que ha cambiado el modelo de familia, que se van gestando múltiples formas en la actualidad, que la familia se organiza históricamente según el orden social. Desde los inicios de la humanidad la organización familiar sufrió transformaciones y cambios a medida que la sociedad fue cambiando, a la par de las transformaciones económicas y sociales, que en los últimos años la desocupación trajo profundos cambios en las familias, muchas mujeres solas con hijos, familias donde conviven varias generaciones, etc.

 

La violencia doméstica
Fuimos cerrando el sábado con estos temas. Y los debates del domingo fueron tomando intensidad en relación a temas de violencia en la familia. Se puso de relieve la gravedad y extensión de la violencia doméstica, así como la necesidad de promover políticas públicas que enfrenten las causas que la generan.
Una integrante relata que es golpeada por su marido, pero no se separa por su hija, no quiere quitarle el papá. Otra mujer plantea la misma problemática, pero ha logrado romper con la pareja golpeadora.
Otra compañera plantea que tiene un hijo, fruto de una violación del marido; que es el hijo que más quiere, y es el hijo que tiene problemas, entre ellos la adicción a las drogas. Que ella ha peleado con todo por sacarlo del paco, que en esa lucha está sola, sin la colaboración del padre.
Siguen los relatos de golpes y más golpes, se entremezclan las voces, pero nítidamente aparece el rostro de una joven golpeada por su padrastro que irrumpe en llanto y no puede continuar con el relato.
Se conmociona el taller ante estas denuncias, el lado más oscuro y doloroso, la violencia que proviene de los compañeros de vida, de la familia. Violencia física, psicológica, descalificación, humillación. Y se alzan las voces para plantear que no tenemos que tolerar ni justificar los golpes; que no tenemos que bancar al marido violento por los hijos, que les estamos haciendo mal a los niños, porque son testigos de la agresión a la madre y a menudo se convierten en víctimas directas. Acá aparece el cuestionamiento al gobierno, que no aplica la ley de “protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia hacia las mujeres”. Ley promulgada en el 2009, reglamentada este año, que recoge en su contenido años de lucha del movimiento de mujeres. Para las mujeres es muy difícil separarse del marido golpeador si no hay una contención, si no hay políticas públicas que garanticen instancias de tránsito para su atención y albergue cuando está en riesgo su integridad y la de sus hijos, así como para otros casos de violencia familiar.
También se denuncia al gobierno K en los temas de educación sexual. Para una sexualidad placentera la información es muy necesaria para evitar embarazos, plantean varias jóvenes; que esa información no existe, que lo resuelven en charlas con las madres cuando pueden o con amigas, que en las salitas de los barrios la mayoría de las veces no hay anticonceptivos o están vencidos. Se plantea la libre elección de la maternidad como un derecho de las mujeres. Se exige plena vigencia de la ley de Educación sexual y de la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable.

 

Un funcionamiento para que todas nos escuchemos
Conseguir un trabajo para las jóvenes es una odisea. Una joven de Rosario expresa que no consigue trabajo, “me piden experiencia, ¿cómo voy a tener experiencia recién terminado el secundario?”
Unido a este tema, se plantea el tema de las adicciones. La falta de proyectos en lo laboral, deportivo, cultural, llevan a la juventud a la droga y el alcohol. Y cómo la familia se encuentra aislada para enfrentar estas situaciones de drogadicción y alcoholismo, ya que no hay lugares de atención accesibles para el tratamiento de los adictos. Se exige al gobierno lugares de atención gratuitos para las adicciones, lugares de esparcimiento para los jóvenes, clubes en los barrios, etc.
El tema de la judicialización de la familia por pobreza, fue otra de las denuncias del taller.
Tal vez se escapen algunos debates, pero es importante resaltar que este taller, por su funcionamiento democrático y horizontal, fue un espacio de intercambio y debate donde todas pudimos contar nuestras experiencias de vida y de lucha, donde nos animamos a denunciar como nunca antes el sometimiento y la violencia, donde reflexionamos sobre las condiciones y las causas históricas de nuestra doble opresión, marcando a fuego a los responsables de nuestros sufrimientos y necesidades.
 Frente al impacto por todo lo escuchado en esos dos días de debate, nos queda la preocupación de cómo seguimos a diario batallando para desocultar lo que está oculto, entender las causas, los orígenes, las razones de la doble opresión; cómo nos damos variadas formas de organización en el camino por terminar con todo tipo de opresión y explotación.