Se abolirán todos los impuestos que gravan al consumo y se establecerá un impuesto progresivo único sobre los ingresos y los bienes inmuebles. Los pequeños y medianos industriales y comerciantes, los profesionales, artesanos, etc., pagarán el impuesto único a partir de un mínimo no imponible que permita el desarrollo de su actividad y un buen nivel de vida de sus familias. Con el mismo criterio, en el campo pagarán el impuesto todos los que explotan tierras en forma individual o colectiva.
Las recaudaciones del gobierno nacional compuestas por el producto del impuesto progresivo único, los derechos de importación y exportación y los beneficios de las empresas estatales, serán compartidos con las provincias y los municipios, respetando los principios del régimen federal y según las prioridades del plan de desarrollo nacional. Estos fondos, además del fomento de la economía, asegurarán el funcionamiento del Estado y sus fuerzas armadas, la cultura, la educación, la salud pública, etc.