En noviembre de 2006, el Partido Comunista de Nepal- Maoísta (PCN-M), que a través del Ejército Popular de Liberación avanza desde hace más de una década en la lucha popular armada contra el régimen feudal y proimperialista, firmó con la monarquía nepalí un acuerdo de paz.
Elecciones y Parlamento
Sin embargo –señalan los comunistas nepaleses–, las fuerzas militares del EPL permanecen bajo control del PCN-M. Sus armas y municiones se hallan en contenedores bajo vigilancia y control del EPL. Al retirarse parcialmente el EPL de algunas de las zonas que dominaban, muchos de sus miembros se integraron en diferentes frentes revolucionarios, entre ellos la Liga de la Juventud.
En virtud del mismo acuerdo, además, el ejército oficial se mantiene acantonado en sus cuarteles. Fue sobre estas bases que el PCN-M aceptó participar en elecciones e ingresar con sus diputados en el Parlamento y con algunos ministros en el gobierno.
Sin embargo, unos meses después abandonó el gobierno debido a la continuidad de las medidas represivas contra el Partido en algunas zonas.
Los dirigentes del PCN-M señalan que ya en 2001 y en 2003 habían impulsado iniciativas de paz, proponiendo la conformación de un gobierno y un parlamento provisionales. Desde 1990, cuando se produjo la primera gran rebelión popular que acabó con la monarquía absolutista e instaló la monarquía constitucional, el PCN-M decidió participar en las elecciones. Algunas fuerzas revolucionarias de otros países –informan– calificaron entonces al Partido de revisionista y reformista.
“Pero nosotros participamos en esas elecciones y entramos al Parlamento para demostrar claramente que ese Parlamento no era un instrumento útil para resolver los problemas del pueblo. Planteamos 40 demandas, entre ellas la de una Asamblea Constituyente. Hemos utilizado el Parlamento para preparar la guerra popular”.
Camino propio
Respecto a la cuestión de si son partidarios de la “guerra popular prolongada”, afirman que no son partidarios de ninguna teoría particular, salvo de la teoría marxista que preconiza el análisis concreto de la situación concreta. “Cada revolución debe encontrar su propio modelo. Se conoce el modelo ruso y el chino, pero no el modelo nepalés…”
Los comunistas nepaleses encuentran sus fuentes a la vez en el camino de la guerra popular prolongada que siguió la revolución en China y en el de la insurrección que la caracterizó en Rusia. Esto se relaciona con el creciente desplazamiento, en los últimos años, del centro de gravedad de la revolución nepalesa del campo hacia las ciudades, y también con su política de ganar o neutralizar a capas y sectores políticos intermedios. Los resultados son notorios, ya que a pesar de los intentos de la monarquía de empujar a esos sectores contra la guerrilla y contra el PCN-M, diversas fuerzas representativas como la “Organización Marxista-Leninista” (una fuerza reformista) y el partido del Congreso Nepalés (partido burgués que domina en el Parlamento), la consecuente lucha revolucionaria y la política amplia del PCN-M logró que hicieran propias sus consignas democráticas, aislando así a la monarquía. “Los imperialistas –concluyen– aplican el modelo contrarrevolucionario de Nicaragua: una ‘subversión interior’, y no un golpe de Estado como en Chile o Indonesia. Ellos tienen diferentes planes según sea el resultado de las elecciones a la Asamblea Constituyente. ¡Nosotros también!”
Un difícil marco internacional
“La revolución en Nepal se encuentra con una situación internacional difícil –subrayan los dirigentes del PCN-M–. No existe un país ni un bloque socialista como respaldo de la revolución. Cuando China desarrolló su revolución con Mao, tuvo el apoyo de la URSS. En tiempos de Lenin existía un movimiento socialista fuerte en Europa. ¿Por qué no tomar el poder inmediatamente?: ésta es una pregunta fundamental. Si hubiera un solo país como China, que fuera socialista, la victoria ya sería total. Pero nos enfrentamos al expansionismo de la India y al imperialismo norteamericano. Se debe tener una estrategia no sólo nacional, sino mundial”.
El 5º Congreso del PCN-M, que reunió 2.500 delegados en agosto último, señaló: “La revolución nepalesa no depende sólo del pueblo nepalés; es asunto de todos los trabajadores del mundo”.