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02 de octubre de 2010

El despido de Nelson Castro (que se analizó en hoy 1253) es sólo la punta de un iceberg que muestra las distintas facetas de cómo se desarrolló la relación de los Kirchner con los medios de comunicación.

Néstor Kirchner quiere ser el “gran hermano”

Hoy 1254 / El doble discurso kirchnerista y los medios

Se dice que todo lo que hace el ex presidente en este terreno es para disputarle su poder a Clarín… Otros dicen que quiere controlar la prensa para que no lo muestren perdedor en las próximas elecciones…
Pero la relación de Kirchner con los medios pasó por distintos momentos y están relacionados a su forma de hacer política y de “construir poder”. Apenas asumió se hizo de la “caja” del Comfer y del presupuesto oficial para publicidad, que maneja desde la Secretaría de Medios. Con eso empezó repartiendo a quienes le prometieran fidelidad, pagó a algunos columnistas incondicionales que empezaron a pontificar las bondades del gobierno, construyó sus enemigos y los puso de la vereda de enfrente. Así logró que Hadad le brindara sus servicios desde Canal 9 (del que todavía era dueño) y Radio 10, los mismos que hasta antes del balotaje había puesto a los pies de Carlos Menem, cuando buscaba volver a ser presidente… Como en la política, en el 2003 Kirchner había ganado con pocos votos y no controlaba el PJ… Sólo tenía “la caja”, y a los medios los trató como a intendentes y gobernadores: con premios y castigos.

Publicidad oficial: la cajita feliz
Desde 2003 hasta 2008, el presupuesto K para avisos de la gestión de gobierno creció nueve veces. Durante los últimos cinco años se destinó a la difusión de “propaganda institucional” 1.254 millones de pesos. Arrancó con 46 millones de pesos en 2003 y finalizó 2008 con un gasto aproximado de $ 435 millones. Estos son los números declarados “en blanco” por la Secretaría de Medios y que recopiló la fundación Poder Ciudadano.
Comparativamente, sólo en 2006, lo gastado en publicidad oficial es equivalente al presupuesto del Programa Nacional de Becas del Ministerio de Educación, que beneficiaba a 550 mil estudiantes o al de dos programas del Ministerio de Salud que proveen medicamentos a unos 230 mil pacientes.
La cantidad de dinero invertido en publicidad aumenta no solo en años electorales, sino también durante conflictos en los que la Rosada quiere ganarse a la opinión pública. Durante la “guerra” con el campo, Cristina invirtió en difusión un 56% más que en el mismo período de 2007. Y benefició a los medios con más afinidad a la política K, como los grupos empresarios de Sergio Szpolski y Daniel Hadad.

Nuevos aires, nuevos dueños
Esta relación con los medios parece haber ingresado en una nueva etapa. “El Lupo”, desde sus épocas de gobernador de Santa Cruz, siempre supo que tenerlos controlados era imprescindible para la gestión de gobierno. Sabe que el doble discurso no puede sólo truchando las cifras de inflación, pobreza, etc. Para que esa ficción sobre la realidad que viven millones sea aceptada, nos quieren hacer creer que esa es la vida real, como en “Gran Hermano” donde todo lo que ocurre se ciñe a un libreto…
Además, Kirchner confirmó que, en el gran juego nacional, los medios no son sólo un instrumento valioso, sino la oportunidad para él y sus amigos, de hacer grandes negocios. La nueva etapa está caracterizada por testaferros o “empresarios amigos” que se hacen cargo de los medios. Los “compran”, o los “crean” sin riesgo alguno, ya que el torrente que fluye abundante desde la Secretaría de Medios, les garantiza no sólo que no van a perder plata, sino que harán un excelente negocio.

“Multimedios K”
Quienes aparecen como los nuevos dueños de Radio del Plata, son los integrantes de Electroingeniería. Estos “nuevos dueños” pusieron como gerente comercial a Sergio Szpolski, quien pasó de ser un “humilde muchacho”, que en los años ‘90 tenía un negocio de venta de galletitas junto a la vieja Radio del Plata de Santa Fe y Ayacucho, a tener un emporio mediático. Es uno de los empresarios que más publicidad oficial recibe del gobierno.
Si bien Szpolski es una de las cabezas visibles del “multimedios K”, no es el único.
Daniel Hadad, otro de los más beneficiados con la publicidad oficial, maneja al grupo más condescendiente con los Kirchner (el canal de cable C5N, Radio 10, las FM Mega, Vale, Amadeus y Pop, la revista TKM, el portal de deportes Es para vos y el portal de noticias Infobae).
Rudy Ulloa Igor, empezó como cadete del bufete de abogados de Néstor Kirchner y ahora es propietario de El Periódico Austral en Santa Cruz, la revista oficialista KA, la revista Actitud y varias señales de cable y radios en el interior del país y la Capital Federal.
Enrique “Pepe” Albistur es el secretario de Medios del gobierno, el encargado de distribuir la jugosa pauta publicitaria oficial. Es dueño de FM Cariló. Y Wall Street, la firma de publicidad callejera de su familia, encabezó el ranking de empresas del rubro que más dinero recibieron del Estado en 2005, un año electoral. Está siendo investigado por el manejo discrecional de los fondos públicos.
También podría considerarse como parte del “multimedios k”, la productora llamada sugestivamente La Corte, muy vinculada al vocero presidencial, Miguel Núñez. Por 6 millones de pesos iniciales, el vocero “contrató” a esta empresa para reemplazar un trabajo que históricamente hacían los periodistas de Canal 7: filmar la actividad presidencial y hacer llegar esas imágenes al resto de los medios.
Uno de los que se prepara también para quedarse con una frecuencia de radio es Víctor Santa María, jefe del Suterh, el gremio de los encargados de edificios, quien se presentó a una licitación para ocupar el 750 del dial. Es parte de una serie de nuevas licencias concesionadas en todo el país, unas veinte, a las que se suman otra serie de radios más chicas, AM y FM, que asumen el discurso oficial a cambio de una porción de la torta.
Dentro de esta idea de “multimedios K”, por la forma de estar gestionados, más allá de la defensa de ellos que hacen sus trabajadores, están las radios y televisión estatales. Donde los Kirchner, que vociferan sobre su defensa de los derechos humanos, no tuvieron ningún empacho en poner como subdirector de Radio Nacional a Enrique Vázquez. Que sacó chapa de “progre” por su participación en la revista Humor, en los últimos años de la dictadura videlista, desde donde ventilaba algunos datos de altos jerarcas dictatoriales y tapaba los de otros. De esta manera quizá quisiera lavar su paso por la revista Somos, como secretario de redacción en los meses posteriores al 24 de marzo de 1976.
Orlando Vignatti compró el diario Ámbito Financiero y más tarde el Buenos Aires Herald. Vignatti, dueño también del diario La Capital, de Rosario, como acto de fe kirchnerista, denunció al ex ministro menemista José Luis Manzano y al empresario Daniel Vila, socios de De Narváez en América TV, por estafa y asociación ilícita.
Así pecha Kirchner en un contexto donde siguen Radio Continental (en manos de los españoles dueños de el diario El País, el grupo Prisa), Telefé (de Telefónica, también española), La Nación y el Grupo Clarín, que se orientan al compás de la suerte de sus múltiples acuerdos con el gobierno.

Pechazo K y pechazo popular
Néstor Kirchner sabe que para sostenerse, para disputar, él y su grupo, un lugar dentro de la rosca de las clases dominantes, necesita de los medios. Que no sólo sirven para “generar consenso” sino que son hoy un vehículo para transferir el dinero del Estado a los bolsillos de sus amigos. La pregunta es ¿dónde se para el pueblo en este contexto? Ahora que Cristina descubrió la pobreza en Tartagal, se va a “poner de moda” mostrar las penurias cotidianas de millones de argentinos. Pero desde un lugar amarillista, para ser usado en una disputa electoral mezquina. Por lo que el fortalecimiento de medios como el semanario hoy y otras publicaciones y otras formas de comunicación popular, por radio, por televisión, por Internet, y otras formas de hacer periodismo, adquieren una importancia política fundamental. El pueblo tiene que fortalecer sus redes para hacerse oír, mientras en las calles y las rutas del país da la batalla contra el hambre, la desocupación y los tarifazos.